Civilización de caciques

Civilización de caciques

ANTONIO SÁNCHEZ HERNÁNDEZ
Los dominicanos hemos creado una civilización de caciques, desde 1844 al 2002, en medio de enormes confrontaciones y justificaciones, con inmensas páginas en blanco, donde el poder ciudadano delegó sus derechos y deberes en ellos, uno tras otro, como un cheque en blanco, desde Pedro Santana hasta hoy.

Esta sociedad de caciques nació en los lejanos hatos ganaderos y en las haciendas de la España colonial y cobró fuerza huracanada en nuestro período republicano, donde la política de Estado ha sido su escenario natural. Solo de 1844 a 1916, provocó una división social tan grave, que produjo 56 cambios de gobiernos en apenas 72 años: un promedio de un gobierno cada 13 meses, un verdadero récord mundial. Y 120 años de nuestra historia republicana han sido dictaduras militares de caciques, matando la amistad y el amor entre personas e instituciones. En el año 2002, autoritario y anárquico, pero tan bien comunicado, no sabemos aún adónde nos conducen los medios mediáticos y los países más ricos del sistema, sumidos hoy en una recesión mundial. Si el sistema globalizado no funciona bien en los países líderes ¿por qué habría de funcionar bien en nuestro país? Créanme, esta idea tan pesimista es aterradora, pero no nos justifica, es apenas una voz de alerta. Como atinada respuesta, cada vez son más las voces ciudadanas que pugnan por un plan nacional de desarrollo de largo plazo, de carácter democrático, que nos permita convertirnos en un país exportador por excelencia. Pero el caciquismo, esa fuerza social tan dominicana, que se expresa en nuestras instituciones, pretende que sigamos viviendo de la confrontación y de la manigua. En vez de proyectos de largo plazo, la política sigue siendo en RD, en gran parte, una guerra despiadada, no una labor creativa de ciudadanos libres, creativos, democráticos, a través de una educación de calidad, como lo quiso nuestro Duarte soñador y posteriormente Hostos el sembrador. Todos lo sabemos. Vivimos entre la anarquía y el autoritarismo desde la fundación de la RD, responsables directos de la primera intervención militar de EE.UU. de 1916-1924 y de su corolario: Rafael Trujillo, que nos gobernó, como una niebla gris, durante 31 años hasta 1961. Ese mismo cacique, Rafael Trujillo, fue capaz de destruir familias, escuelas, empresas, Estado. Hasta la propia Iglesia quedó comprometida. Nos dejó una escuela crítica, incapaz de producir reales destrezas en niños, adolescentes y adultos: laborales, artísticas, idiomáticas, musicales y deportivas. Una escuela memorística, hoy llena de faltas ortográficas, creadora de una pobreza irresponsable, de una pobreza capaz de afirmar que estudiar no vale la pena, que esa labor no produce ni satisfacción, ni dinero. ¿No es increíble? Yo que he sido catedrático universitario 32 años de forma continua, puedo decirlo como testigo de excepción: los estudiantes universitarios, los mejores cerebros del país, estudian para pasar de curso a cualquier precio. Y de eso son responsables y víctimas la sociedad toda: las familias, la escuela, las empresas y el Estado. Como también, los actuales partidos post Trujillo, que politizaron la escuela de arriba abajo. La política es y ha sido una grave enfermedad social, dirigida por caciques paradigmáticos. Esa enfermedad se basa en dos hipótesis: 1) Hay que aniquilar al adversario político, con la muerte si fuere necesario. 2) En caso de que no se pueda aniquilar al adversario, hay que desacreditarlo para siempre. No tienen empacho en proclamarlo: «En política, el amigo de hoy es el enemigo de mañana». Tampoco tienen empacho en demostrarlo: «La política es una guerra de exterminio. Y en una guerra, te eliminan o eliminas al contrario». Los muertos de las campañas electorales, por ejemplo, no son de este mundo. ¿En ese ambiente guerrero, puede florecer una civilización dominicana creativa, democrática? No. Definitivamente no. Como en el siglo XIX, esta es una sociedad de caciques y seguimos mordiéndonos el rabo. Con la enorme diferencia de que nuestro Producto Interno Bruto es ahora de 350 mil millones de pesos. Que ya somos un país de desarrollo medio a nivel mundial. Que el 85% del mercado es privado.  Y no obstante, en el año 2007, en vez de crear ciudadanos, solo estamos creando consumidores y como es natural, el caciquismo dominicano, obra suprema de nuestras modernas, no atrae para nada a los jóvenes, a los cuales no les interesa la política. Los problemas de hoy, en este mundo global de una sola vía, pero tan bien comunicado, son demasiado complejos para ser conducidos por caciques isleños. No delegue, delegar es un cheque en blanco. No se siga mordiendo su propio rabo, como si viviera en el siglo XIX.

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