Civilización del temor

Civilización del temor

UBI RIVAS
Así como el canadiense Marshall MaCluham acuñó para la posteridad su célebre frase «aldea global» para ilustrar la pequeñez del mundo cuando en 1960 se inició la era del cable submarino de tv, ahora le toca al brasileño Cándido Mendes definir esta etapa crucial de la historia como «la civilización del temor». La línea aérea estatal italiana ALITALIA, por su parte, acuñó la famosa frase mercadológica: «Fuimos los primeros en descubrir que el mundo es redondo; ahora tratamos de demostrar que es pequeño», en alusión a la rapidez con que su flota constreñía la dimensión global, y suponiendo que Cristóbal Colón nació en Génova, lo que está en discusión hoy.

Es, empero, la ocurrencia del laureado escritor brasileño la que intenta dar forma a la presente entrega a HOY, y en referencia, es evidente, a la forma amenazante con que el presidente George Bush jr. pretende completar un cilo hegemónico planetario, azuaando el temor como argumento central y perverso.

Es lo que en la entrega de HOY del 05 del presente mes de diciembre nos ilustra Roger Cohen, del elenco del The New York Times, cuando enfoca de manera precisa, la obsesión del gobernante estadounidense en esparcir el temor dentro y fuera de los Estados Unidos, obteniendo ya un primer triunfo con las elecciones del 20 de noviembre pasado, enarbolando ese pendón intimidante.

En efecto, Bush jr. consiguió amedrentar, penetrar de pánico a sus conciudadanos, esparcimiento en un ardid trazado con la frialdad y el cálculo premeditado para que surtiera el efecto pautado, de que él, solamente él, podría defender a su país de un nuevo ataque terroristas, cuando fue incapaz de impedir el primero, no obstante los organismos de inteligencia norteamericanos disponer de informes muy próximos a lo que Al Qaeda tramaba y que fatalmente se consumó el 11-09-01 tanto en Nueva York como en Washington, D.C.

Muy parecido a lo ocurrido con el ataque japonés a Pearl Harbor el 07-12-41, cuando los servicios de inteligencia norteamericanos, apoyados por los radares de entonces, detectaban signos lejanos de puntos oscuros en el firmamento, y esos puntos, que eran no otra cosa que aviones de combate CERO, no podían provenir de lugares distantes por una cuestión lógica de combustible disponible en cada CERO, sino de portaviones, y todo misteriosamente se obvió, para en el criterio de no pocos justificar el ingreso de USA al testro de la II Guerra Mundial y decidir la más grande matanza que conoce la historia.

Hoy, la obsesión de Bush jr. de uncir al mundo en su guerra personal contra lo que el gobernante norteamericano define como «terrorismo», un pretexto que es menester clarificar en relación a sus orígenes, es decir, quien es el real terrorista, si el que dice que lo persigue, ó quien en verdad lo promueve.

Cuando apreciamos que Bush jr. invadió Iraq sin el consentimiento de las Naciones Unifas, la Unión Europea ni la comunidad internacional, con los pretextos que aún no se han comprobado de que el derrocado presidente Saddan Hussein poseían armas de destrucción masiva y conexión con Osama Bin Laden, es lógico que propiciaba el nacimiento de un método de defensa y rechazo iraquí a un abuso y prerrogativa imperialista, que Bush jr. entonces tilda de «terrorismo».

Es lo mismo en el caso del primer ministro Ariel Sharón en alusión a los palestinos, a quienes acusa de terrorismo, pero el ejército israelí permanece en Cisjordania y la Franja de Gaza, acordados en la tratativa de Oslo de 1993 entre el magnificado premier israelí Yitzhak Rabin y el fenecido Rais Yasser Arafat como crisálida del Estado Palestino a fundarse conforme a la Hoja de Ruta, de la cosecha de Bush jr. en 2005.

Cándido Mendes define muy claro en su estupendo trabajo citado, que a diferencia de la post-guerra II, en que USA y la entonces URSS se engarzaron en un forcejeo hegemónico por el predominio planetario, es decir, comunismo y capitalismo, hoy el argumento de concitar voluntades mediante el expediente del temor, no arrima todas las voluntades tan espontáneamente como pretende Bush jr.

La cuestión cardinal de los países se enfila por la paz, el comercio, la competitividad en base a productos mejores terminados y a precios más asequibles, reducir los amplios precipicios de la pobreza de la inmensa mayoría y la concentración de riquezas descomunales en cuotas muy exiguas de individuos, y definitivamente, muy a pesar del presidente Bush jr. el terrorismo que él dice perseguir, no es el negocio en el que todos estamos dispuestos a compartir, porque es un terrorismo que él mismo propicia sus caldos de cultivos terribles.

Es lo que expresaron a Bush jr. los canadienses en los primeros días de este mes de diciembre en Otawa y Hallifax cuando el gobernante estadounidense cursó su primera visita a su vecino intentando uncirlo a avasallar a Iraq, un intento solapado de hurtar sus reservas de crudos estimadas en 650 millones de barriles, la séptima del mundo luego de Arabia Saudita, Irán, Venezuela, Kuwait, Nigeria y Libia.

Y así, como que la cosa no se vale, mister Bush jr.

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