Civilización y barbarie

Civilización y barbarie

Con la llegada de europeos a nuestras tierras en el año 1492 podemos decir que se generó el encuentro más abrupto de civilizaciones que la historia de la humanidad pueda registrar. Sin embargo, ante lo acontecido con el arribo de los aventureros del viejo mundo, tenemos que recordar al escritor chileno Francisco Bilbao cuando de manera acertada escribió: “España conquistó América; los ingleses colonizaron el norte. Con España vinieron el catolicismo, la monarquía, la feudalidad, la inquisición, el aislamiento, la depravación, el genio de la intolerancia exterminadora, la sociabilidad de la intolerancia ciega. Con los ingleses llegaron la corriente liberal de la Reforma (Protestante); la ley del individualismo soberano, pensador y trabajador, con completa libertad. ¿Cuál ha sido el resultado? Al Norte, los Estados Unidos, la primera de las naciones antiguas y modernas; al Sur, los Estados desunidos, cuyo progreso consiste en desespañolizarse”.

Nada más cierto que lo descrito por este autor sudamericano. La historia se ha encargado de cederle la razón, pues si bien es cierto que hemos heredado el idioma de Cervantes, también es cierto que la avaricia y el despotismo de la realeza española han estado presentes a través de quienes han gobernado nuestra América Latina.

Tan frustrante ha sido el impacto de los elementos negativos de la herencia hispana, que hasta Simón Bolívar se atrevió a afirmar ante su sentimiento de dolor que: “la única cosa que se puede hacer en América es emigrar”.

Tenemos que hablar de barbarie durante todo este proceso de conquista, pues mientras los inocuos líderes nativos recibían de manera hospitalaria a sus verdugos, estos últimos utilizaron no solo la espada del poder imperial, sino también la cruz de una seuda cristianización cuyo propósito principal fue llevar al viejo mundo las riquezas de una raza extinta y cuyo único pecado consistió en defender legítimamente sus derechos.     

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