¡Claro que podemos!

¡Claro que podemos!

La Historia moderna española se inicia con la Segunda República de 1931, con sus políticas sociales, sus logros, sus luchas y su gran frustración. Franco y el fascismo español hacen abortar la voluntad popular expresada democráticamente en las urnas. La Guerra Civil española, las Brigadas Internacionales, la resistencia clandestina, el exilio de los artistas e intelectuales, sus luchas, su prestigio han escrito páginas que no se borraron, ni con el tiempo, ni con la distancia. Permearon, perduraron en particular en la memoria de los derrotados, del exilio, de sus hijos y de los nietos. Esos ideales libertarios, a pesar de las frustraciones posteriores provocadas por la clase política española ligadas al “statu quo” no pudieron ser aniquilados. El “tic tac tic tac” el “sí se puede” son provocadores, insolentes, osados, cuentan el tiempo que falta para las próximas elecciones, que sacudirán, nadie lo duda, el “panorama político español” tan acostumbrado a las diatribas estériles, a los escándalos de corrupción y a las propuestas novedosas que no cambian nada. (lo mismo que en Francia). A la muerte de Franco, 1975, el retorno de la monarquía, la “transición” dirigida por Adolfo Suárez, (bendecida por los EE.UU y el resto de Europa), encauzaron las ansias de reformas profundas de un movimiento popular aguerrido y fortalecido por sus años de lucha clandestina, en una jugada que llevaría a España a la alternancia regular entre PP y PSOE, que llevó España a una democracia neo franquista, que daba libertades “para unos de hacerse ricos y para la mayoría, el desempleo (más de 4 millones), el exilio profesional, la pobreza extrema, los desahucios, alquileres especulativos, recortes de las políticas sociales haciendo perder a la población, su calidad de vida, su salario, sus propiedades, su salud, su educación, la investigación, las innovaciones. Y llegaron jóvenes dirigentes políticos, universitarios, inteligentes, que interpretaron la historia gloriosa pasada y los desbarajustes de las políticas recientes. Hoy nos hablan sin esterotipos, sin “dogma”, de dignidad, de fraternidad y de solidaridad y de cambio. España vive una nueva esperanza, si se puede imponer, otras políticas sociales y económicas. Hay que renegociar, discutir con la “Troika” el pago de la deuda, hay que imponer la dignidad.

La Unión Europea impuso sus políticos, sus medidas de recortes, hoy, debe asumir los fracasos. Otra Unión Europea es posible, la de los humildes, de los trabajadores, de la dignidad, de los derechos, solo falta unirse desde “abajo”.

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