El reciente sondeo de Mark Penn, en mi apreciación, envía una señal intermitente confusa e inestable, conforme es el universo cognitivo del dominicano, idéntico a un semáforo averiado, cuando identificamos que el economista Luis Abinader, candidato presidencial del PRM, dispone del 43% de preferencia en el electorado, mientras el 59% se decanta por considerar que el presidente Danilo Medina ha ejercido bien el poder.
Prosigue la dicotomía conforme el sondeo cuando identificamos que el 24% cree criminalidad e inseguridad problema más importante, seguido por el 20% desempleo, y la pregunta es quién es el responsable de su crecimiento pasmoso, sino a quien endosa el 59% de aceptación.
Sigue la dicotomía cuando identificamos que el tercer problema acuciante es la corrupción gubernamental, endosando un l3%, mientras un 28% auspicia la reelección de Danilo Medina a través de su súcubo Gonzalo Castillo, y un l9 % a Leonel Fernández.
Las ancestrales mortificaciones que sufre el país, agravadas en los últimos 20 años por el PLD de aterrantes feminicidios, a quien solo atribuye un famélico 7%, drama que desgarra a la sociedad, el PLD ha carecido de terapias condignas para reducirlas, envía una señal inequívocamente trastornadora.
Pobreza 5%, cuando al desempleo se percibe un 20%.
Educación 3%, pese revelación del fracaso educativo consignado en PISA.
Control de migración 2%, cuando el país está invadido por dos millones de haitianos ilegales.
Drogas 2% pese al exponencial crecimiento del flagelo.
Salud 2% con varios hospitales en el quirófano.
Sondeo no alude deuda externa por US$45 mil millones, ni aplastante nómina estatal de 629 mil, con la mitad suficiente.
Traduce que la mayoría carece de sindéresis para elaborar una respuesta correcta.