Clase media: inflación los encadena a un progresivo endeudamiento

Clase media: inflación los encadena a un progresivo endeudamiento

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En su amplia residencia de Gazcue, de atractivo diseño, Aurora pretende engañar el paladar de sus hijos, dos «pizzeros» empedernidos que, con resabios, engullen la pizza casera, pan dorado al caldero, queso y ketchup, sustituto de las que saboreaban los fines de semana en pizzerías y restaurantes.

Irritan o deprimen las traumáticas supresiones y sustituciones impuestas por la crisis económica que agota las reservas financieras en este hogar de estrato medio, al que la devaluación precipitó a la clase media baja.

La inflación los ahoga, provocó el cierre del salón de belleza que subvencionaba los gastos familiares tras la muerte de su esposo. –Las clientas venían muy poco, como la luz y los productos estaban muy caros, reajustamos los precios y las que se arreglaban dos veces a la semana lo hacían una, otras se lavaban el pelo en su casa y sólo venían a secarse, no me resultaba.

Aurora consume sus ahorros, después no sabe. –Ya es nada lo que uno tiene, el dinero no alcanza, de momento arrancamos todos y nos vamos del país.

Ocasionalmente viajaba a Nueva York, donde su hijo mayor trabaja y estudia. Ella mantiene el visado al «sueño americano», pero se pregunta angustiada: )de dónde va a sacar para el pasaje y otros gastos?

Insostenible ya el rejuego con tarjetas de crédito, familias de clase media consumen sus devaluadas cuentas bancarias, y aunque se someten a una rigurosa austeridad, caen en un endeudamiento progresivo al que les encadena la indetenible inflación.

En estos segmentos sociales se agota la capacidad de ahorro. Mensualmente, se disponía de dos o tres mil pesos para engrosar la exigua reserva destinada a vacaciones, apertura del año escolar, el inicial de un apartamento o un carro. Ese colchón ha ido desapareciendo.

Presupuestos familiares que sólo se desequilibraban con imprevistos, registran pronunciados déficit. Ni siquiera siendo organizados y comedidos evitan que los gastos sobrepasen con creces a los ingresos. Pese a las privaciones, a los drásticos ajustes, al final de mes se exceden desmesuradamente.

Pocos logran aumentar sus ingresos a expensas del tiempo libre, por la recesión económica y porque muchos ya estaban pluriempleados. Y de ser posible, las entradas adicionales no compensan el déficit, al elevarse el promedio mensual de gastos en familias de este nivel socioeconómico en alrededor de RD$20 mil, pasando en algunas de RD$40 mil a RD$60 mil.

Aurora y sus hijos se someten a un frustrante proceso de adaptación, difícil por las incesantes alzas, mientras se «comen» los ahorros, unos recursos que pudieron ir a acondicionar su hermosa pero deteriorada residencia.

[b]DISLOCADO COMO EL DÓLAR[/b]

Más angustiosa que la de Aurora se torna la vida de Alejandro, mercadólogo con un ingreso mensual de RD$25 mil, incluyendo una iguala, quien, presa de una gran inestabilidad emocional por el tormentoso endeudamiento, se ha dislocado como el dólar. Mes tras mes sangraba la modesta cuenta bancaria para compensar el déficit presupuestario, hasta el último centavo.

En adición al sueldo de su esposa Rosaura, laboratorista que devenga RD$12 mil, los ingresos familiares ascienden a RD$37 mil mensuales, con los que cubrían sus necesidades. Bastaba controlarse un poco, y aunque no siempre, algo ahorraban para los gastos extras. Pero con la inflación de 32.74% acumulada desde octubre pasado, ese monto perdió RD$12,113.80 de su poder adquisitivo, reduciéndose su valor real a RD$24,886.20.

A finales de diciembre pasado sentían la presión inflacionaria, pero es a mediados de 2003 cuando se descalabra el presupuesto familiar. En adelante no hay modo de ajustarlo, ni con reducción y eliminación de bienes, siempre es deficitario, a pesar de la acentuada degradación de su calidad de vida.

Cada mes crecía la tasa inflacionaria, agosto, 3.06%; septiembre, 1.5%, octubre, 2.59%, y en la compra del supermercado cargaban menos paquetes y pagaban más. Noviembre trajo nuevas alzas, mujeres y hombres recorren sobrecogidos los supermercados temerosos de que no alcance el dinero, buscan artículos de menor costo, aprovechan especiales en diferentes supermercados, pero las compras se exceden y tienen que sacar mercancías del carrito.

Rosaura se desahoga. –Compré muy poca carne, no traje sopas ni aceite de oliva, dejé las tunas y detergentes. )Cómo nos vamos a hacer? Cambié el papel sanitario por uno más corriente, malísimo. (Una barbaridad! Me sentía nerviosa, saca esto, saca lo otro, y con todo, más, mucho más dinero. (Un escándalo!

La carne de res está carísima, el boliche para mechar subió de RD$37 a RD$52 la libra, y el filete de cerdo más económico de RD$40 a RD$79. Optaba por el pollo, pero de RD$14 la libra pasó a RD$15 y RD$16.95, enmudeciendo al rebasar los RD$30. No tiene alternativa.

–Esto no puede seguir, adónde llegaremos, se repite una y otra vez Alejandro al contabilizar sus inflados gastos: Vivienda, RD$8,500; electricidad, RD$2,300; teléfono, RD$1,200; colegio, RD$6,500; gasolina y mantenimiento del carro, RD$5,500; alimentos, RD$7,000; farmacia, RD$1,500; servicio doméstico, RD$3,000, lavandería, RD$1,200.

Esas partidas no incluyen ropa y recreación, virtualmente eliminados, agua, gas propano y servicios odontológicos cubiertos con tarjetas de crédito. A una apeló para pagar RD$8,715 por el cuatrimestre de uno de sus cuatro hijos que estudia en Apec, sin contar libros y el incrementado pasaje. No hay dudas, urgen nuevos recortes. Rosaura busca un plan telefónico más económico y suspende el telecable, aumentado de RD$420 a RD$520.

Al mes siguiente, no salda la renta, aumentada hace tres meses de RD$7 mil a RD$8,500, y promete al propietario honrar el compromiso en la próxima quincena, sin saber de dónde sacará el dinero.

[b]UN SUEÑO POSTERGADO[/b]

Alejandro siempre anheló una casa propia, un sueño acariciado que vuelve a posponer. )Cómo volver a reunir el inicial con una economía doméstica en creciente déficit? Además el alza en los costos de construcción y de las tasas de interés expulsan a la clase media del mercado de la vivienda. Apartamentos que se cotizaban entre RD$700 mil y RD$900 mil cuestan de RD$1 millón a RD$1.5 millones.

El inicial de uno valorado en RD$1.5 millones suma RD$450 mil, el 30% del total, proporción superada en muchos proyectos. El financiamiento del millón restante por un banco o una asociación de ahorros y préstamos paga cuotas de alrededor de RD$25 mil mensuales. Alejandro y Rosaura no califican, tendrían que ganar cuatro veces el monto de la cuota mensual, en este caso RD$100 mil al mes.

En una familia que paga ese monto por un financiamiento de RD$1.2 millones, se desglosa así: intereses, RD$10,950; gastos de administración, RD$11,870; seguro de vida, RD$944; seguro contra incendios, RD$695, quedando sólo a amortización RD$589.

[b]EN DECADENCIA[/b]

La residencia de Aurora está en decadencia: la pintura agrietada, el portón reducido a unas cuantas barras oxidadas y el jardín arropado por malezas, como si al morir el esposo se llevara las ilusiones y el alma de este hogar. Amerita una remodelación, aunque, como muchas otras necesidades, fue postergada.

–Las verjas se están cayendo, pero se van a quedar así, ni siquiera vamos a poder pintar.

Es tiempo de crisis, un año recesivo en el que se detienen las inversiones, comprar o cambiar un carro, adquirir muebles y electrodomésticos. En vez de gastar, urge buscar nuevos ingresos. Aurora rehúsa perder la privacidad llevando extraños a su casa, otros han tenido que alquilar una o dos habitaciones o sacrifican parte de la vivienda para un pequeño negocio.

De momento, se limita a cortar gastos, retiró el servicio doméstico, consume menos gasolina, espacia las compras. –Espero que se termine hasta la sal para volver al supermercado. Cualquier cosa que falte voy al colmadito, en el supermercado si uno tiene un dinero lo gasta, uno no sabe a cómo va a comprar los productos, siempre están subiendo.

[b]ENDEUDAMIENTO ENLOQUECEDOR[/b]

Alejandro ha caído en un endeudamiento enloquecedor. Venció el plazo de las tarjetas de crédito, surgen nuevas alzas e imprevistos, se acumulan deudas de saldo inmediato que sobrepasan los RD$30 mil. Está cada vez más ansioso, )qué hacer?, se pregunta en noches de desvelo.

Finalmente, acude a una financiera con la garantía de su carro, y toma un préstamo de RD$25 mil para saldar pequeñas deudas, paga la renta, la farmacia, una cuota del equipo de música, a punto de perder. En adelante, tiene los mismos gastos fijos más las nuevas alzas y el pagaré de la financiera, teniendo que apelar a un usurero que a altísimos intereses presta dinero en la empresa donde trabaja.

Rosaura trata de ayudarlo, pide un aumento salarial, pero los sueldos están congelados, y prosigue los cambios radicales en el consumo que deterioran la dieta en cantidad y calidad.

Enfurece al volver al supermercado, todo incrementado con cada aumento en la prima del dólar y los combustibles, mira las góndolas atiborradas de artículos con los precios una y otra vez remarcados. Desiste de comprar guandules y garbanzos precocidos, subieron de RD$9 a RD$28.95, lleva menos habichuelas, la libra pasó de RD$11.50 a RD$18 y RD$20. Deja las servilletas, el paquete de RD$18 se elevó a RD$23, luego a RD$38 y RD$42.

Los aceites están carísimos, un supermercado que compraba RD$200 mil mensuales de ese producto, redujo sus pedidos en más del 50%, abasteciéndose de los más baratos y nocivos a la salud, con mayor demanda, como otros artículos más económicos.

Nuevamente, Rosaura poda la compra, lleva embutidos de menor calidad, muy poca leche, quesos y carne, eliminó los vegetales de alto precio, la mayonesa, aceitunas, frutas y dulces. Pero el monto en alimentos, que no pasaba de RD$4 mil mensuales, sumó RD$7 mil, no obstante el ahorro. Antes insistía en que sus hijos se alimentaran bien y tomaran mucha agua, ahora habla de economía, el precio del botellón aumentó de RD$18 a RD$22 y luego a RD$25.

La familia constriñe los gastos en gratificaciones a los niños por buenas notas. Ahogado en deudas, Alejandro es menos afectivo, a veces les explica la causa de su negativa a ir a la playa o al cine, pero el problema no llega en toda su dimensión a las mentes infantiles. Tampoco a los jóvenes, que se muestran rebeldes, intolerantes, apabullados al tener por primera vez conciencia de una gran crisis y experimentar sus nocivos efectos.

[b]CANASTA INFANTIL[/b]

La alegría que un niño lleva al hogar es ilimitada, no tiene precio, tampoco el amor que por él sienten sus padres. Pero sí lo tiene, y bastante alto, su manutención, la incrementada canasta infantil: leche, pañales desechables, compotas, vitaminas, medicamentos, ropa y zapatos. El gasto es mayor a medida que el niño crece, como José Arturo, que ya tiene diez meses y consume un promedio mensual de RD$7,323. Esto gastan sus padres:

Higiene personal: pañales desechables (120 unidades), toalla húmeda (3 paquetes), crema Desitín, jabón, shampoo, crema humectante -> RD$1,883[br]Alimentación: leche Alacta Plus (jumbo), cereales (dos unidades), 30 compotas y agua -> RD$2,590[br]Salud: vitamina, vacunas, consulta médica con seguro, otros medicamentos (antigripales y antibióticos) -> RD$850[br]Misceláneos: niñera, ropa, calzado, juguetes -> RD$2,000[br][b]Total -> RD$7,323[/b]

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