Clase media mexicana se inclina por el PRI pero podría sorprender 

Clase media mexicana se inclina por el PRI pero podría sorprender 

NAUCALPAN, México. AP. Mauricio Hernández y Gerardo Olivo vienen de familias pobres, tuvieron una crianza basada en valores similares y tuvieron que luchar contra las injusticias de la pobreza y la adversidad para salir adelante.  

Comparten además dos características clave: se asumen como parte de la clase media mexicana y en las elecciones presidenciales del domingo van a votar por el candidato opositor del Partido Revolucionario Institucional, PRI.  

El apoyo de ambos al partido tiene raíces y razones distintas: Hernández, pensionado de 62 años y propietario de un pequeño negocio de compraventa de autos, siempre le ha sido fiel a ese partido por tradición social y familiar.  

En contraste, Olivo, operador financiero de 33 años, votará al PRI por la decepción que le produjo el oficialista Partido Acción Nacional (PAN), por el que votó dos veces, y que lo desilusionó por no haber sido testigo del gran cambio que prometía tras dar fin a más de 70 años de “dictadura perfecta” priísta.  

Otros como Alfredo Montiel, de 42 años y jefe de personal en un área del instituto de seguridad social del país, va a votar por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) por razones más concretas: dice que las calles, el drenaje, los servicios públicos de su barrio están en buen estado desde que ese partido ha estado al mando del gobierno del Distrito Federal, dónde vive.  

Esta diversa y multicolor gama de razones y decisiones electorales es reflejo de la encrucijada a la que el país se va a enfrentar el domingo cuando decida si quiere que su presidente sea el candidato de un partido que por décadas ha sido símbolo de corrupción, entre el continuismo oficialista o entre el líder de un partido que goza de buena imagen en la capital mexicana, que generalmente vota por la izquierda, pero que aún genera muchas dudas a nivel nacional.  

Parte del resultado electoral del domingo recae sobre la clase media que es vista como un agente de cambio y que por su participación electoral ha ayudado a mantener la estabilidad de la débil democracia mexicana.  

Por eso Hernández y Olivo esperan que su voto por el PRI cambie las políticas fallidas del PAN tanto en la violencia generada por la lucha contra las drogas, así como en la garantía de que el bienestar económico logrado no se evapore ante un eventual mal manejo en caso de que la recesión global se profundice y abrace a México.  

“La clase media es el botín de los candidatos”, dijo a The Associated Press Oscar de los Reyes, profesor del Instituto Tecnológico de Monterrey. “Cuando el régimen no les da respuestas, promueven el cambio, pero no hay un cambio ideológico, lo que exigen es un cambio para seguir manteniendo su estatus”.  

El viejo PRI que gobernó a México fue construido desde el poder presidencial hacia abajo. Los sindicatos, grupos de campesinos y asociaciones de profesionales se acogieron a su égida pero en los últimos años de su gobierno aquellos que se oponían a su reinado eran ignorados o aplastados.  

El viejo sistema priista se empezó a desmoronar gradualmente a medida de que la clase media urbana del país crecía y era menos dependiente de sus favores. Pequeños empresarios, profesionales, universitarios y académicos no estaban dispuestos a tolerar más la corrupción al tiempo que muchos católicos se molestaron por su ideología anti-clerical.  

Muchos se fueron con el PAN, cuyo electorado venía creciendo lentamente, y en 1989, después de algunas reformas, se eligió al primer gobernador panista. Once años después cayó la hegemonía y fue elegido Vicente Fox como presidente.   Ahora, esa misma clase media se inclina por el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, que tiene una significativa ventaja frente a sus competidores. Pero aún hay un porcentaje de indecisos -entre 20% y 25%, según la encuestadora Buendía y Laredo- que para algunos hace pensar que las cartas aún no están echadas.

Muchos de esos indecisos pertenecen a la clase media, dijeron expertos a la AP.   En el último debate presidencial, por ejemplo, la candidata del oficialista PAN concluyó su participación justo con un mensaje para los indecisos.  

“Si tú aún no has decidido tu voto, yo te pido tu confianza, yo te pido que me permitas presentarme como lo que soy: Tu mejor opción de estabilidad económica, tu mejor opción de seguridad para tu familia”, dijo Josefina Vázquez Mota.  

La candidata, sin embargo, parece tener pocas opciones de ganar las presidenciales.  

Sobre su partido recaen las críticas por no haber sabido contener la violencia de los carteles de las drogas que ha dejado más de 50 mil muertos desde 2006.

Además, al PAN le tocó lidiar con la crisis financiera mundial de finales de 2008, que sumió al país en una de las peores contracciones económicas del país, lo que ha llevado a sus rivales a culparle que durante el actual gobierno hubiera aumentado la pobreza.  

Cuando arrancó la campaña, en marzo, Peña Nieto y Vázquez Mota ocupaban el primero y segundo lugar de las preferencias dentro de esa clase social, según mediciones de la encuestadora Mitofsky. Por el contrario, Andrés Manuel López Obrador, del PRD, comenzó en un lejano tercer lugar con 17% de favorabilidad y hoy ha superado a la candidata del PAN.  

Según una encuesta de la firma Mitofsky divulgada el martes, un 37% de los mexicanos de clase media votaría por Peña Nieto, 26% a favor de Andrés Manuel López Obrador y 23% por Vázquez Mota.  

Como Vásquez Mota, ningún candidato menciona específicamente a la clase media en sus mensajes proselitistas pero sí hace referencia a los asuntos que le interesan.  

“Los candidatos están hablando a ese sector que se percibe como clase media… que entra al sector de indecisos”, dijo De los Reyes, del Tecnológico de Monterrey.  

Quien parece haber sido el más efectivo en ganarse sus afectos ha sido Peña Nieto, un candidato que ha prometido que la gente ganará más, que garantizará el abasto de medicamentos, y que disminuirá violencia del tráfico de drogas. Hasta ahora, no obstante, no ha ofrecido detalles sobre cómo lo va a lograr.  

López Obrador, por su parte, moderó su discurso político. Cuando compitió por primera vez a la presidencia en 2006 se ganó una imagen de agresivo e intransigente y asustó a buena parte de la sociedad mexicana con su plantón de semanas en el céntrico Paseo de la Reforma, tras perder las elecciones. Entonces, el izquierdista decía que en su gobierno primero estarían los pobres. Hoy dice que gobernaría para todos.  

Expertos consultados por la AP dicen que la clase media contribuyó significativamente al triunfo del PAN en 2000. Seis años después, también favoreció a la continuidad de ese partido en el poder, en medio de una campaña negativa en la que advertía que el candidato izquierdista era un peligro para el país y que si triunfaba la gente podría perder su empleo e incluso su vivienda, dos cosas que según analistas tuvo un efecto significativo en esta clase social.  

Hablar de clase media e intentar definir su tamaño y su forma es un asunto complejo en México, un país de más de 112 millones de habitantes, en el que vive quien es considerado el hombre más rico del mundo pero donde la pobreza aún afecta a cerca de la mitad de los mexicanos, que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, según cifras oficiales.  

La clase media tiene garantizada el acceso a servicios básicos como la educación, salud, vivienda, vestido, son propietarios de al menos un automóvil, tienen teléfono fijo y celular, televisión por cable, y salen de vacaciones al menos una vez al año, coincidieron varios expertos consultados por la AP.  

En su composición, esta clase social es heterogénea e incluye a pequeños empresarios, profesionales, directivos de empresas, profesores universitarios, empleados públicos y comerciantes.  

Luis Felipe López Calva, economista del Banco Mundial, se inclina por utilizar los ingresos para intentar describir a la clase media, un sector al que define como aquel que integran las personas con suficientes activos, educación e ingreso para protegerse de choques como el desempleo, las enfermedades o las crisis económicas.  

Dijo que el organismo internacional ha estimado que para estar en clase media una persona debe ubicarse por encima de un umbral de ingreso mínimo de 10 dólares por día. Así, el 30% de la población en México es de la clase media.   

López Calva dijo que otro tercio de la población se ubicaría en un grupo que si bien no está en pobreza, tampoco ha alcanzado la clase media porque su situación es aún de vulnerabilidad y frente algún problema económico podría volver a ser pobre.  

“Yo estoy convencido de que México hoy en día es un país mayoritariamente de clase media, lo que no quiere decir que no haya pobres”, dijo por su parte a la AP Luis de la Calle, economista y ex subsecretario de comercio. “Si ellos creen que son de clase media, pues quiénes somos nosotros para decirles que no son, con qué derecho. Ser de clase media es una cosa de actitud”.  

Pero el pequeño empresario Hernández y el operador financiero Olivo tienen rasgos socio-económicos distintos. Hernández, que sólo estudió hasta la preparatoria, tiene un ingreso promedio mensual de mil 400 dólares, vive en Bosques de los Remedios, una colonia de la municipalidad de Naucalpan, en el Estado de México, donde su casa de cuatro niveles sobresale sobre otras de su misma calle.  

Para él, Peña Nieto es un hombre “muy trabajador” que tuvo “muy buenos logros y los proyectó y los echó a andar”.  

En una inusual estrategia implementada cuando fue gobernador del Estado de México, Peña Nieto firmó ante un notario 608 compromisos de campaña que se comprometía a cumplir durante su gestión. Sus rivales políticos dicen que algunas de esas promesas no se llevaron a cabo en realidad, quedaron a medias o ya habían sido cumplidas con anterioridad.  

Olivo es ingeniero industrial, calcula sus ingresos entre 18.000 y 22.000 dólares al mes. Vive en un departamento en el Pedregal, una exclusiva zona de la capital del país que, a la vista de muchos, es un barrio para ricos.  

“Hoy mi apuesta es: voy a regresar a ese taller tricolor (PRI)”, dijo Olivo en tono metafórico. “Ya se los pasé a los del taller de los azules, porque me dijeron que traían refacciones nuevas… ya vi que no, que las refacciones son las mismas que hay en el mercado”.  

En México, la gente suele referirse a los partidos por los colores de sus logotipos: tricolor (verde, blanco y rojo) el PRI, azul el PAN y amarillo el PRD.  

“Creo, y espero no equivocarme, que al ver que ya hay otros talleres a los que también la gente llevamos nuestros coches, pudieran empezar a mejorar mucho más el servicio”, dijo Olivo.  

“En cuestión de infraestructura, todo lo que es la situación del pavimento, del drenaje, de los servicios públicos, alumbrado, agua, hay una respuesta inmediata (del PRD)” dijo Montiel, quien dice tener un ingreso mensual de 1.800 dólares. “He tenido buenos resultados, hay una garantía directa y me anima a darle mi voto”.   ——————–   Eduardo Castillo está en Twitter como @EECastilloAP.  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas