Claves para sobrevivir al hábito  de comer en  restaurantes

Claves para sobrevivir al hábito  de comer en  restaurantes

Porque desea compartir mesa y ocio con su familia o amigos, porque quiere experimentar nuevos placeres gastronómicos, porque en verano quiere disfrutar un menú sin cocinar ni fregar los platos,  porque su trabajo le obliga a hacerlo o simplemente porque le apetece, sea cual sea la razón, para usted y para muchas personas más, alimentarse en el restaurante ha dejado de ser un recurso  para ocasiones especiales y se ha convertido en un ritual cotidiano.

Pero “comer de menú” muchos días de la semana no debe suponer un sabotaje a las costumbres alimentarias sanas ni a la dieta completa y equilibrada que aconsejan los expertos en nutrición.  Desayunar, comer o  cenar fuera de la casa no tiene que ser un sinónimo de  comida rápida o “basura”.

A continuación ¡Vivir! comparte con ustedes algunos tips que le ayudarán a comer bien aunque sea afuera.

El restaurante más saludable
Elija un lugar que le ofrezca una variedad de platos aptos para su plan de alimentación y que disponga en su menú de alternativas más bajas en grasa.

Otro de los requisitos es que esté cerca del trabajo y le permita comer sin prisas, así evita tardar demasiado  en desplazarse y le permite el tiempo suficiente para comer tranquilamente.

Los requisitos del menú
Es preferible tener varias opciones para el primer y segundo  plato, y para el postre, pues esto permite que la comida sea más equilibrada.

Procure que su elección tenga una relación calidad-precio razonables.

Más sosiego, menos indigestiones
Busque un lugar que le permita comer en un ambiente relajado, que no sea excesivamente ruidoso ni asfixiante. Si el lugar es poco relajante se tiende a comer más de lo necesario, se contagia el estrés y no se saborean los alimentos.

Comida rápida, pero con cabeza
Si come en un restaurante de “fast food” deje a un lado las papas fritas. Pida la pizza o la hamburguesa más sencilla o escoja un bocadillo de embutido magro y combine con ensalada.

Además, seleccione cortes  de carne más pequeños, ya que la calidad es importante, pero también lo es la cantidad.

Alimentos “con candado”.  Si ya es “un habitual” del restaurante, pida que le pongan menos aceite en los platos o que le preparen platos especiales que no atenten contra su salud.

En todo caso, evite los alimentos ricos en grasa, como la mantequilla y aceites, mayonesas, salsas o nata, fritos, rebozados o gratinados.  También es desconsejable el exceso de quesos curados, chocolate, helados cremosos, postres lácteos, pasteles y productos de bollería.

Frente al aperitivo, fuerza de voluntad
Con el aperitivo se pretende  acallar la punzada de hambre, no llenar el estómago: recuerde que después le esperan más platos y el postre. 

Beba agua y mordisquée  tranquilamente algo de pan, unas aceitunas, mejillones, champiñones u otros platos ligeros.

Modere las bebidas
En lugar de alcohol, que tiene un alto contenido de calorías y tiende a estimular el apetito, es preferible tomar agua, un refresco “light” o una bebida sin alcohol.

Si no puede evitarlo, beba sólo un vaso pequeño de vino, tomándolo a pequeños sorbos para que dure más tiempo.

El postre: momento crucial
Es mejor pedir fruta fresca, un zumo natural o macedonia, y mejor aún, si pasa directamente al café o la infusión.

En vez de comer flanes, tartas o helados, prefiera yogur o queso fresco. 

Zoom
Las dos caras de la moneda

La cara
Puede  solucionar problemas como la falta de tiempo, el  desagrado por cocinar o fregar y ser una buena ocasión para disfrutar de su tiempo de ocio,

La cruz
Los menús suelen ser bastante calóricos, los platos muy condimentados con sal, salsas y especias, y su aporte vitamínico es escaso.

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