Clavijas del cerebro

Clavijas del cerebro

-“Comer aguacates cura todas las enfermedades”. Así comenzó su inesperada perorata aquel hombre estrafalario que irrumpió en el aula. -“En cambio, tragar hamburguesas y beber coca-cola son dos costumbres perniciosas”.

Dicho esto, salió al patio y corrió hacia la calle. -No haga caso a ese sujeto; parece que se le han aflojado las clavijas del cerebro; habla sin cesar; a veces sobre asuntos incoherentes; entra en lugares públicos, pronuncia un breve discurso y luego huye. Creo que el tipo ha escapado de un sanatorio y ahora ronda por la universidad y por el “lobby” del periódico que tenemos a dos cuadras.

-La semana pasada se plantó en la puerta del corredor de las aulas y gritó a los estudiantes que pasaban: “los profesores de aquí y también los periodistas de aquel periódico, no son más que cotorras con licencias para hablar en público”. Hubieran querido agarrarlo y llevarlo amarrado a la policía; pero el hombre es rápido de piernas y desapareció en dos minutos.

¿De dónde salió? ¿Por qué hace estas cosas? -Este intruso siempre lleva consigo periódicos y libros; es posible que sea un loco con alguna educación. Pero es un atrevido, capaz de burlarse de cualquier autoridad. Creemos que es un provocador peligroso.

-¿Qué peligro representa un hombre que no porta armas, sino periódicos y libros y que, además, huye después de haber dicho unas pocas frases? ¿Un agitador sin tribuna fija? ¿Para quién trabaja? ¿Es parte de alguna organización política? -No creo que tenga partido, pues en ocasiones ha soltado pestes contra dirigentes conservadores y líderes de izquierda.

¿Qué clase de quejas tiene contra los políticos? ¿En qué ocasiones habla de ello? ¿No será aquí, en medio de unos estudiantes, a quienes ya no les importa la política, ni los políticos?

-Verá usted, este desgraciado dijo por un megáfono: “el matrimonio de los políticos con los delincuentes está acabando con todo; pronto los poetas serán empleados de las bancas de apuestas.

Profesores y periodistas no dicen nada; andan buscando ventajas con traficantes de drogas. Los predicadores religiosos tendrán que huir en yolas. Guardias y policías harán lo que les dé la gana”. Es obvio que es peligroso; habla más de la cuenta.

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