EEUU.- El protagonismo de los peloteros latinoamericanos dentro del béisbol de las Grandes Ligas es cada día mayor y más importante después que figuras como el boricua Roberto Clemente, el gran pionero de las estrellas hispanas, que hoy hubiese cumplido 81 años, abrieron el camino hacia el triunfo definitivo.

Desafortunadamente, la carrera y la vida de Clemente terminó cuando cayó al de Marzo el avión que había contratado para llevar provisiones a los damnificados del terremoto en Nicaragua el 31 de diciembre de 1972. Su último juego fue en el que dio su imparable número 3.000 como profesional. Hoy, de estar vivo, Clemente, hubiera cumplido los 81 años.

El deporte del béisbol y toda la comunidad latinoamericana y estadounidense están agradecidas por haberlo tenido en esta tierra. Firmado por los Piratas de Pittsburgh en 1954, Clemente, que poseía las cinco herramientas del béisbol, se convirtió en una de las primeras superestrellas latinoamericanas de Grandes Ligas. Bateaba para poder y promedio, tiraba, fildeaba y corría. Al final de una ilustre carrera de 18 temporadas en las Mayores.

Clemente tenía promedio de por vida de .317, porcentaje de embasarse de .359 y slugging de .475. Clemente también acumuló 3.000 imparables, fue elegido 12 veces al Juegos de Estrellas, ganó 12 Guantes de Oro, un premio al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional (MVP) y fue campeón de dos Series Mundiales vistiendo la franela de los Piratas.

Por más que hiciera en el terreno de juego, Clemente fue quizás más grande fuera de él. Donaba útiles de béisbol, comida y otras provisiones a numerosas entidades durante toda su vida, incluyendo en su natal Puerto Rico.