Cleptómanos, trastornados con coraza de ángel

Cleptómanos, trastornados con coraza de ángel

Clínicamente la cleptomanía es una patología compleja. En esto nada tiene que ver la descripción que popularmente se la ha querido dar, de que al rico se le llama cleptómano y al pobre ladrón. Las diferencias de clases sociales nada tienen que ver dentro de los problemas conductuales.

Los especialistas definen el hurto como una conducta conectada con las necesidades económicas que una sociedad no satisface y que hacen que determinadas personas se conformen en bandas o que de manera esporádica crea las posibilidades de dar un «golpe».

En caso del cleptómano, psicopatológicamente se describe como un trastorno impulsivo de base. Los afectados describen una creciente tensión antes del hecho, un placer comparado al orgasmo, durante el robo, y un posterior arrepentimiento.

Este trastorno de la voluntad, a entender de la psiquiatra María Domínguez de Martínez, tiene diferentes modalidades que se pueden desarrollar en la niñez o cuando ya la persona es adulta. Las causas, de acuerdo a la especialista, las desencadena un doble mecanismo: en niños y adolescentes una dosis de rebeldía y oposición y en adulto el reto al peligro, que al final genera una mezcla de atracción y desazón.

Con esta premisa los terapistas familiares, como Domínguez, dan respuesta a la interrogante que muchos se plantean en torno a ¿para qué le sirve el síntoma al organismo?

Según Domínguez, los trastornos impulsivos no se pueden ver como algo meramente conectado con el individuo y ya, sino al medio en que vive y a la familia a la que pertenece. Hay que tener claro que toda conducta humana tiene como objetivo comunicar algo. De ahí, la valoración de que el cleptómano surge en un contexto familiar y social donde los valores son pocos firmes.

Recuadro a la derecha

¿Qué hacer?

Ningún estudio ha determinado que la cleptomanía tenga causas genéticas, pero sí existen una serie de patologías de tipo afectivo, psicomaníatico y depresiva que tienden encubrirse en conductas adictivas como ver televisión, jugar con videos juegos o comer.

Pero tras razonar lo planteado y ante la problemática de convivir o trabajar con un cleptómano ¿de qué forma se puede manejar esta situación?

Para Domínguez, lo primero que se debe hacer es ayudar a la persona a estar consciente de que realmente tiene un problema y, sobre todo, de las consecuencias que acarrea en términos personales, familiares, sociales, laborales y por supuesto judiciales.

Porque en la medida que se reconoce el problema la persona tienen mayores posibilidades de cambiar. Además, no es recomendable dar entender a los demás que este problema es normal.

Sí esta situación se desenvuelve en un ambiente laboral parte del proceso es que se le ayude, ¿cómo? reguardando la cartera u otras cosas de valor, pero sobre todo haciéndole saber que están conscientes de su problema y en la mayor disposición de ayudarle.

Luego, los especialistas recomiendan tomar una serie de medidas para tratar de sacar al afectado del ambiente que lo lleva a cometer el hecho, es decir, sí el cleptómano siente el deseo de tomar lo ajeno al llegar a una tienda, pues se debe alejar de esta.

La otra parte es que este reconozca su problema ante su familia, amigos y compañeros de trabajo, con el interés de que éstos se conviertan en una red de apoyo.

Reacción de los padres

Cuando un padre tiene un niño cleptómano siente una situación de decepción, desengaño, vergüenza y rabia, hasta el punto de castigarlo de forma severa.

Pero, como bien dice la especialista, toda conducta tiene su razón de ser y tal vez esta es la forma de decirle a sus padres que está ahí, mientras éstos están volcados en sus propios asuntos.

En otros casos los hijos, con esta conducta, tratan de reprocharle a sus padres la debilidad de su moral y el porqué de su reproche.

Tratamiento

Según Domínguez la cleptomanía tiene cura, pero para esto se deben de determinar sus trastornos de fondo. Cuando esa conducta emerge en momentos de crisis depresivas o en cuadro maníaco evidentemente el tratamiento será con fármaco. Sin embargo, está demostrado que a la medicación se le debe agregar un adecuado proceso psicoterapéutico, dentro de la que se incluye la terapia familiar.

¿Perfil?

Todo cleptómano posee una serie de características que sutilmente lo identifican, pero lo que realmente lo define es la conducta de obtener lo ajeno.

Se puede encontrar una persona de comportamiento tranquilo y afable y ser cleptómano y por el contrario, otra imperativa, agresiva y con escaso control en muchos aspectos de su vida y también serlo.

Dentro de las modalidades de la cleptomanía clínicamente existen diferencias sutiles. Algunos desarrollan conductas impulsivas que los llevan a tomar cosas sin reparar en las consecuencias. Este tipo de cleptómanos siente una sensación de satisfacción al ser descubiertos.

Pero hay otros afectados, que a la hora de ejecutar su acción realizan un ritual. Primero tienen una sensación de desasosiego interior que se le pasa cuando toman lo ajeno, pero que al final se sienten culpables porque reconocen que lo que ha hecho es ilícito.

Una problemática en estudio

Las investigaciones dan cuenta que en Estados Unidos hay alrededor de un millón de cleptómanos y que el 5% de los robos en tiendas son realizados por estos perturbados.

Este problema siempre ha sido objeto de estudio, pero luego de la acusación de robo a la actriz Winona Ryder el tema ha tomado más importancia.

Ficha

María Domínguez es miembro del equipo técnico del Instituto de la Familia, terapista familiar de pareja e individual. Trabaja, además, en el Instituto Médico San Lucas, en Gazcue.

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