POR FIOR GIL
Con motivo de celebrarse hoy el Día de Nuestra Señora de la Altagracia, los obispos invitaron a la población, especialmente a los fieles católicos, a retomar los procesos de la formación cristiana a fin de asumir la fe y propiciar un compromiso consigo mismo, con Dios, con su pueblo y su comunidad.
«Invitamos a todo el Pueblo de Dios a realizar un proceso de iniciación cristiana y de formación permanente, que propicie el primer encuentro con Jesucristo y desemboque en la edificación de una comunidad cristiana madura, que genere los servidores, misioneros y misioneras, que requiere el mundo de hoy para su transformación», expresan los obispos.
Al mismo tiempo sostienen que a pesar de los esfuerzos y prácticas de algunos grupos, movimientos, comunidades y agentes de pastoral, constatamos que nuestra Iglesia en la República Dominicana no ha organizado ni articulado aún, un adecuado proceso de iniciación cristiana, sistemático y completo, ni ha implementado de una forma generalizada el Ritual de Iniciación Cristiana de adultos.
La Conferencia del Episcopado Dominicano la iniciación cristiana propuesta debe revitalizar la Iglesia, por medio del kerygma que provoca una experiencia de Dios, a través de una vivencia en la comunidad cristiana y de una formación doctrinal centrada en la Sagrada Escritura y la doctrina de la Iglesia, apoyadas por el método de la lectio divina, y culmina en la Eucaristía.
Los obispos señalan que las parroquias deben introducir el catecumenado que prepara al Bautismo, tanto de los niños en edad catequística como de los adultos, con sus etapas y objetivos propios. Para ello los ministros ordenados y catequistas deben estudiar cuidadosamente el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA)19 y aprender a manejarlo.
» Debemos ofrecer a nuestros catequistas de adultos una adecuada formación, que le capacite en el acompañamiento a los catecúmenos y en su integración a la comunidad.20
y recuerda que es obligatoria la catequesis para el adulto o niño, que entrado en uso de razón, desee recibir el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, y para los ya bautizados puede servir de mucha ayuda una catequesis postbautismal a modo de catecumenado, que vuelva a proponer algunos elementos del Ritual de la Iniciación Cristiana para Adultos.
La carta pastoral fue presentada y comentada por el vicepresidente de la Conferencia del Episcopado, monseñor Jesús María de Jesús Moya, obispo de San Fracisco de Macorís y por monseñor Ramón Benito Angeles, secretario de la Conferencia.
Los prelados en su carta pastoral, con motivo de la fiesta de Nuestra señora de la Altagracia, protectora del Pueblo Dominicano, reflexionan en temas eminentemente cristianos y opinan que aunque muchos han recibido los Sacramentos de iniciación cristiana, no han recibido el primer anuncio, el kerigma, que les lleve al encuentro con el Dios vivo.
y recuerdan que el documento emitido en Santo Domingo con motivo de la Cuarta Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM) que presenta esta realidad, cuando dice que «la mayor parte de los bautizados no han tomado aún conciencia de su pertenencia a la Iglesia. Pocos asumen los valores cristianos como un elemento de su identidad cultural y por lo tanto no sienten la necesidad de un compromiso eclesial y evangelizador.
Agregan que como consecuencia, el mundo del trabajo, de la política, de la economía, de la ciencia, del arte, de la literatura y de los medios de comunicación social no es guiado por criterios evangélicos. Así se explica la incoherencia que se da entre la fe que dicen profesar y el compromiso real en la vida.
» Se comprueba, además, que los laicos no son siempre adecuadamente acompañados por los Pastores en el descubrimiento y maduración de su propia vocación, o bien se ha ofrecido una catequesis, muchas veces divorciada de la comunidad, dejándola como un asunto individual, persistiendo así una dicotomía entre ser católico y ser Iglesia», citan.
Y continúan señalando que en algunos hogares no se valoran los sacramentos de la Confirmación y la Eucaristía y se quedan sólo con el Bautismo, pensando que ahí terminó todo y que ya «han cumplido». La irregularidad de las familias y su débil vivencia de fe influyen en esta realidad.
A juicio de los obispos muchos creyentes sienten que han recibido la fe católica por herencia, porque su madre o su padre son muy cristianos y tienen algún ministerio en la Iglesia y no llegan a una vivencia personal y comunitaria de su fe en Jesucristo. Muchos se conforman con la participación en algunas celebraciones eucarísticas algunas veces al año y en fiestas o acontecimientos especiales.
Agregan que para complementar las indicaciones y orientaciones de esta Carta Pastoral y para lograr la formación cristiana deseada, es decir, aquella que lleve al encuentro personal con Cristo y a la coherencia entre la fe y la vida, a transformar la familia, el mundo del trabajo, de la política, de la economía, de la ciencia, del arte, de la literatura y de los medios de comunicación social pedimos a la Comisión Nacional de Catequesis (CONACA) que elabore subsidios de iniciación cristiana, catecumenado y lectio divina, antes y después de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, y los ponga a disposición de todas nuestras diócesis.
Entienden que una grave responsabilidad ofrecer a los nuevos bautizados el testimonio de una comunidad fervorosa, donde el adulto bautizado, que lleva consigo una energía nueva y el entusiasmo de la fe, encuentre el Evangelio vivido. «Sería una desilusión para él, si, después de ingresar en la comunidad eclesial encontrase en la misma una vida que carece de fervor y sin signos de renovación.
Expresan que el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, constituyen el conjunto de los «Sacramentos de la iniciación cristiana», cuya unidad, aunque se reciban por etapas, debe ser salvaguardada. Todos los fieles debemos ser conscientes de que la recepción de estos sacramentos es necesaria en la vida de los discípulos del Señor.
Al mismo tiempo ponen en manos de todo el pueblo de Dios todas estas iniciativas, concretizado en nuestras comunidades y nuestros agentes de pastoral. Toda la Iglesia saldrá enriquecida con discípulos del Señor capaces de lograr la comunión y dispuestos para la misión. Haremos vida nuestro lema: «Discípulo del Señor, acoge al cercano y busca al lejano». » Que la Virgen de la Altagracia, Protectora de nuestro pueblo dominicano y modelo de los discípulos de su Hijo, nos guíe en este camino, concluyen.
La pastoral esta firmada por monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio Arzobispo de Santiago de los Caballeros, Presidente Conferencia del Episcopado Dominicano, por su eminencia cardenal Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez
Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Primado de América,y por los monseñores Juan Félix Pepén,obispo Auxiliar Emérito de Santo Domingo, Roque Adames, Obispo Emérito de Santiago de los Caballeros, Juan Antonio Flores Santana,Arzobispo Emérito de Santiago de los Caballeros, Fabio Mamerto Rivas, Obispo Emérito Barahona, Jerónimo Tomás Abreu Herrera,Obispo de Mao-Montecristi, Jesús María de Jesús Moya,Obispo de San Francisco de Macorís, Francisco José Arnaiz,Obispo Auxiliar Emérito de Santo Domingo, José Dolores Grullón Estrella,Obispo de San Juan de la Maguana.
Tambien por monseñor Antonio Camilo González, obispo de La Vega,monseñor Amancio Escapa, Obispo Auxiliar de Santo Domingo,Pablo Cedano Cedano,Obispo Auxiliar de Santo Domingo
Gregorio Nicanor Peña,Obispo de Nuestra Señora de la Altagracia, Higüey, Francisco Ozoria Acosta,Obispo de San Pedro de Macorís, Freddy Bretón Martínez,obispo de Baní
Rafael Felipe Núñez,Obispo de Barahona, Diómedes Espinal de León,Obispo de Mao-Montecristi, Julio César Corniel Amaro Obispo de Puerto Plata.