Washington.-Los aspirantes demócratas a la Presidencia de EEUU, Hillary Clinton y Bernie Sanders, se enzarzaron ayer en un duro debate sobre pobreza y racismo en la ciudad de Flint (Michigan), donde se descubrieron altas dosis de plomo en el agua corriente que han afectado a la salud de muchos de sus habitantes.
Las diferencias entre los aspirantes en torno a los tratados comerciales internacionales también protagonizaron parte del debate, celebrado dos días antes de las primarias demócratas en Michigan, un estado clave para ambos precandidatos que se ha visto afectado por el cierre de muchas fábricas y plantas del sector del automóvil. “Estamos esta noche en Flint, Michigan, porque está ocurriendo una horrible tragedia”, aseguró el senador Sanders.
Clinton comenzó el debate pidiendo la renuncia del gobernador de Michigan, el republicano Rick Snyder, por su mala gestión de la crisis en Flint, por no haber tratado el agua debidamente y por la demora en actuar ante la situación. Sanders pidió hace meses la dimisión de Snyder, pero Clinton no lo había hecho hasta este debate, cuando sentenció que “está lloviendo plomo en Flint».