Ya han pasado algunas semanas desde que terminaron los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
Lo que no ha cambiado es la fábrica- de esto hay mucho para hablar, bueno y no tan bueno- de deportistas de elite sub 20 de las potencias mundiales.
Hoy somos adultos y no hay cita olímpica en la que no nos emocionemos al mirar decenas de niños y niñas desarrollando una actividad que algunas veces desafía la perfección y las reglas de la física. Miramos nuestras vidas actuales y nos damos cuenta que muchos – por no decir la mayoría- no tenemos ni desarrollamos a tiempo alguna destreza deportiva con la cual destacar o al menos no tener que luchar con los altos índices de obesidad, estrés y los pocos hábitos saludables que dominan nuestras vidas.
Esos niños y niñas son lo que no pudimos ser –porque no tuvimos la oportunidad- y con la distancia que otorga el tiempo los vemos a través de la pantalla con sentimientos encontrados. Existen muchas razones por la cual crecimos sin poder desarrollar algún talento especial- deportivo, científico o artístico- sea cual sea la razón-, la más dolorosa (e imperdonable) es entender que en ese momento de nuestras vidas existía poca o nula inversión- e interés- en nuestro desarrollo integral. Y sigue siendo así. Lamentablemente.
Si cuidar la salud mental de nuestros niños y niñas es esencial para una trayectoria educativa exitosa, ¿Porque la educación no formal es tan débil y poco valorada en nuestro currículo? “Mente sana, cuerpo sano” nos han dicho desde tiempos inmemoriales; pero va más allá de esto, es también desarrollar habilidades emocionales, sociales, afectivamente sanas; prepararnos para el mundo adulto desde temprana edad, prepararnos para lidiar de la mejor manera y con los mejores recursos todo lo que trae consigo los logros, las frustraciones, el dolor, la perdida, las ambiciones, las responsabilidades, el trabajo en equipo, la toma de decisiones y sus consecuencias.
En los juegos olímpicos – y solo para citar un ejemplo que permanece fresco en nuestras memorias- hay arte, ciencia y deporte. Juguemos a crear a partir de ellos y la historia se contará sola