Clubes psicosociales, valiosa herramienta de recuperación

Clubes psicosociales, valiosa herramienta de recuperación

José Mieses Michel

En un primer paso hacia la superación de la discapacidad psiquiátrica, la Fundación en Apoyo a las Personas con Enfermedad Mental (Fundapem) prosigue la formación de clubes psicosociales, espacios de encuentro, aprendizaje y recreación para pacientes y familiares, la llave que abre la puerta del cuartucho donde los encierran, herramienta liberadora que rompe cadenas y candados que los encarcelan.

Su objetivo es contribuir a la reinserción social de las personas con enfermedad mental grave, que puedan disfrutar de las libertades y derechos inherentes a su dignidad humana y su condición de ciudadanos, expresa el doctor José Mieses Michel, psiquiatra, presidente de Fundapem.

El club psicosocial alivia la carga familiar. El pariente enfermo pasa parte del día ocupado en actividades que le ayudan a modelar el comportamiento, a adquirir conductas adaptativas que favorecen su convivencia armónica en el hogar y la comunidad.

Los familiares reciben información sobre la enfermedad mental y aprenden a manejar el comportamiento del paciente con las dinámicas de psicoeducación desarrolladas.

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Primer nivel de atención

Los clubes son entidades de baja complejidad que pueden ser gestionados por el Servicio Nacional de Salud (SNS) a través de las unidades del primer nivel de atención, con la asesoría y supervisión de profesionales de salud mental que laboran en el segundo y tercer niveles, dice Mieses Michel al explicar su funcionamiento.

Otra forma de gestión es por iniciativas de grupos de familiares constituidos en asociaciones o comités y organizaciones que trabajan a favor de la salud mental sin ánimo de lucro, como Fundapem, la cual demostró que al menos el primer paso del proceso de rehabilitación puede darse mediante un cambio de actitud, con los mismos recursos humanos y económicos del SNS.

En el club, los integrantes se entrenan en habilidades que les ayudan a confiar en su potencial humano. En la medida en que participen en las actividades desarrolladas y avancen en la rehabilitación de sus habilidades cognitivas y sociales irán manifestando una conducta más normal y evidenciando ante familiares y vecinos la efectividad de esas intervenciones y sus potencialidades de recuperación. Estos resultados contribuirán a la toma de conciencia de la comunidad sobre la posibilidad de rehabilitación de esas personas y permitirá a ir borrando los prejuicios sociales que pesan sobre ellas.

Los participantes establecen buenas relaciones con los terapeutas integrantes del grupo, a fin de viabilizar el flujo de información sobre sus avances y acceder fácilmente si se presenta una descompensación de la enfermedad.

El club ayuda a evitarlo. Es un espacio saludable y acogedor, donde los pacientes se relacionan, se descubren a sí mismos ante otros con similar condición, se sienten tratados con aprecio y comprensión, se dan cuenta de que no están solos. Conversan, crean vínculos de amistad, se apoyan mutuamente.

Aprenden a organizar y disfrutar su tiempo, realizar labores que les permiten evidenciar que son capaces de comportarse de manera sociable, a identificarse como individuos que aún con determinada condición mental, pueden llevar una vida bastante normal.

En esos encuentros se ejercitan en manualidades, participan en talleres, juegos de mesa, deportes, excursiones, fiestas, celebran los cumpleaños de los integrantes, conmemoran las efemérides patrias.

Terapéutica y educativa

La conformación de estos clubes contribuye a que las unidades del primer nivel de atención cumplan con sus funciones, entre éstas fomentar la creación de grupos de apoyo a quienes padecen enfermedades de larga evolución.

El personal de psicología estaría a cargo de la parte técnica y educativa en la etapa de despegue del club, y del entrenamiento en salud mental a los médicos, enfermeras y promotoras del equipo de atención primaria.

Su creación como estrategia preferente para el desarrollo de los procesos de psicoeducación y de asociaciones de pacientes y familiares era alentada en el marco del programa Clínica de Pacientes de Larga Evolución (CLIPLE), desplegado por los profesionales de salud mental del segundo y tercer niveles. Se diseñaron en base a la modalidad que garantizaba el seguimiento de pacientes con esquizofrenia y trastorno bipolar.

Urge formarlos. Constituyen un paso hacia una sociedad fundamentada en un Estado de Derecho, donde esas personas puedan vivir dignamente. Una meta sólo alcanzable con el concurso de las autoridades sanitarias, instituciones de servicio públicas y privadas, profesionales de la salud mental, religiosos, familiares y usuarios de los servicios de salud mental organizados, dice Mieses Michel, quien expresa:

La posibilidad de recuperación de los enfermos mentales debe difundirse, convertirse en mensajes de aliento. De esa manera se puede generar un cambio de actitud en la gente y en las autoridades, incentivar la inversión en salud mental y reducir el estigma y discriminación contra las personas que las padecen.

Para familias con un enfermo mental grave

  1. Contar con atención oportuna y de calidad, así como garantizar la intervención inmediata del equipo de salud ante una crisis del paciente.
    2 Recibir de Salud Pública información actualizada sobre enfermedades mentales y entrenamiento para el buen manejo del enfermo.
  2. Disponer de apoyo en el hogar con visitas domiciliarias de los equipos de salud mental domiciliaria.
  3. Recibir terapia familiar en los casos de grave disfunción.
  4. Disfrutar de descanso periódico, pa- ra lo cual deberán funcionar centros de rehabilitación psicosocial donde el enfermo pase parte del día y algunos fines de semana.
  5. Recibir apoyo psicosocial ante necesidades económicas asociadas a la enfermedad mental del pariente y en lo relativo a su inserción laboral.
  6. Expresar sus necesidades, ser escuchadas y tomadas en cuenta por las autoridades de salud, de modo que figuren en los planes, programas y servicios de salud mental.
  7. Ser tratadas con respeto y consideración por las autoridades y la comunidad. Contar con programas educativos que promuevan el respeto de los derechos de las personas con enfermedad mental y contribuyan a reducir los prejuicios contra estas enfermedades.
  8. Tener acceso al medicamento que le sea indicado en el diagnóstico y seguimiento.
    .. Recibir orientación y asesoría del Ministerio de Salud Pública para la conformación de asociaciones de familiares, de grupos de apoyo y de autoayuda.

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