CMD: Más allá de la lucha salarial

CMD: Más allá de la lucha salarial

Desde el mismo pórtico del 2008, el Colegio Médico Dominicano ha venido impulsando una serie de actividades reivindicativas vinculadas a legítimos reclamos, inherentes a su sector de clase (reajuste salarial, pensiones adecuadas, situación de posible cierre del IDSS, plazas para pasantes, etc.) y también relacionadas a sentidas aspiraciones de los grupos sociales económicamente más deprimidos, tal como la eliminación del odioso pago que tienen que hacer en los hospitales públicos por las atenciones que reciben, es decir la mal llamada “Cuota de Recuperación”.

En efecto, vista así, raudamente, esta última demanda no es solo un aspecto complementario, de relleno, para “hacer lucir” más graciosa nuestra lucha ante los ojos de la población; todo lo contrario, es parte de una visión de compromiso real del Colegio Médico con los más de 7 millones de subsidiados y contributivos subsidiados como eufemísticamente se le llama al proberío en la nueva jeringonza lexicográfica aportada por la Ley de Seguridad Social. Casi mil millones de pesos cobrados de las costillas de una población flagelada y excluida secularmente de los servicios más elementales ¡Cuánta ignominia! Es como espectaba un paciente; ¡”Dios mío, esto es beberle la sopa a un tísico! Sin embargo, esta situación es apenas un botón, una parte del andamiaje que desde la postrimería del siglo pasado se viene fraguando por organismos internacionales (BID, FMI, BM, OMC) con la complicidad de adláteres criollos a los fines de endosar la salud a las veleidades de la economía de mercado, produciendo mayores niveles de empobrecimiento y estimulando la concentración de grandes riquezas en las manos de un reducido grupo de vivos. Se ha ido orientando el Sistema Sanitario a un perfil de franca privatización y por lo tanto de renuncia a su compromiso social. La exigua asignación presupuestaria a la salud de los dominicanos que apenas llega al 1.3 por PBI (la más baja de la región) provoca según la encuesta de salud “ENDESA 2007” que tengamos que costear con el 67% proveniente de nuestros bolsillos el Gasto Total de Salud, demostrándose la orfandad sanitaria en que nos encontramos. Las poses mediáticas, remembranzas de aquellas elucubraciones teoréticas sobre “telegénia” apelando a discursos manidos, a veces arrogantes, no logran impactar en los vergonzosos indicadores sanitarios que estigmatizan una gestión de salud cuyos aportes positivos a la fecha son ignotos o escasamente intrascendentes.  A decir verdad, no es posible en estos tiempos hacerse el avestruz y esconder que una madre dominicana muera de parto cada 26 horas (159 por cada 100,000 nacidos vivos) ni que mueran 18 niños/as todo los días (32 por 1000 nacidos vivos). Mucho menos puede esconderse que tengamos una tasa de vacunación de las más bajas del área y una expectativa de vida solamente superada por Haití.

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