Cómo el líder de Irán mantiene fuera de equilibrio a Occidente

<p>Cómo el líder de Irán mantiene fuera de equilibrio a Occidente</p>

Un chiste popular en Irán dice que alguien le pregunta al ex Presidente conservador Hashemi Rafsanjani cómo se va a llamar la supercarretera en construcción que va del norte de Teherán, la capital, a la frontera.

“Carretera Shaheed Ahmadinejad”, responde.

Ahora el presidente Mahmoud Ahmadinejad está bastante vivo, mientras que shaheed o “mártir” es el honor islámico otorgado a quienquiera que muera combatiendo por Dios y el país. El chiste es una pequeña indicación de que las facciones que gobiernan Irán, desgarrado por rivalidades amargas e interminables, están encontrando fastidioso al Presidente belicoso.

 Existen otros signos más significativos.

En los días anteriores a las elecciones generales del viernes pasado para la Asamblea de Expertos, un consejo de 86 integrantes que bien podría elegir al próximo líder supremo de Irak, algunos candidatos aliados del mentor clerical de Ahmadinejad quedaron eliminados por no estar cualificados. Además, cuando el Presidente visitó la Universidad Amir Kabir en Teherán la semana pasada, un grupo reducido de estudiantes incendió su retrato y gritó: “¡Muerte al dictador!”.

La protesta fue menos importante que la forma en la que se reportó. Se presentó en los noticiarios de la noche en la televisión estatal, la cual está controlada por el ayatolá Alí Jomenei, el poderoso supremo líder, aunque posiblemente enfermo, de la República Islámica. También la cubrieron periódicos conservadores y el sitio en la Red manejado por el ex comandante de la Guardia Revolucionaria.

En las hojas de té usadas para evaluar las alianzas tenebrosas y cambiantes entre los mulás, tal publicidad pareció una señal de que alguien de bastante jerarquía está menos que encantado con Ahmadinejad.

“Existe disidencia en Irán”, dijo Vali Nasr, autor de “The Shiite Revival” (El resurgimiento chiíta) y catedrático de política en el Medio Oriente de la Naval Postgraduate School en Monterey, California. “La perspectiva que Estados Unidos tiene de Irán en cuanto a que es un país monolítico bajo esta demagogia no es correcta”.

Las primeras fisuras en la imagen popular de Ahmadinejad se producen en un momento potencialmente significativo. El Grupo de Investigación sobre Irak recomendó que Estados Unidos se abra al diálogo con Irán.

Otras voces en Washington deploraron la idea. Muchos israelíes, incluido el primer ministro Ehud Olmert, equipararon a Ahmadinejad con Hitler y a la República Islámica con el Tercer Reich, y Ahmadinejad parece con frecuencia validar la comparación al tocar al son de la galería antisemita. La semana pasada, Teherán fue anfitrión de los detractores del holocausto en todo el mundo, y repitió su amenaza de que pronto desaparecerá Israel.

Ver a Ahmadinejad enfrentar a occidente hace que se abrillante su imagen populista dentro del país, y mejora su aura en las calles árabes alimentando los sueños de los mulás de liderar a los musulmanes del mundo.

“Dicen que Ahmadinejad se está enfrentando a los estadounidenses, se está enfrentando a los israelíes, y está defendiendo nuestros derechos”, dijo Akhbar Ganji, principal disidente de Irán, en una plática en la Universidad de Stanford este otoño. Sin embargo, Ganji y diversos otros analistas iraníes dicen que occidente cae en una trampa cuando permite que Ahmadinejad establezca los parámetros de cualquier diálogo o siquiera entrevistas.

“Nadie le planteó preguntas sobre la democracia y los derechos humanos en Irán”, dijo Ganji refiriéndose al intercambio reciente que tuvo el Presidente con occidentales que lo cuestionaron. “Nadie les preguntó porqué asesinan y encarcelan disidentes. Este es el talón de Aquiles del país, y no tienen respuesta”.

La mayoría de los analistas y académicos iraníes en universidades e institutos de investigación estadounidenses dijo en entrevistas que apoya enfáticamente negociaciones con Irán. Algunos cuestionan la prudencia de esas conversaciones en este momento, no obstante, al indicar que Estados Unidos necesita una estrategia a largo plazo para enfrentar un régimen represivo en lugar de discusiones ad hoc basadas en la necesidad de sacar las tropas estadounidenses de Irak.

Primero, los expertos iraníes rechazan la comparación con Hitler. Ahmadinejad, señalan, no controla las fuerzas armadas, las que de cualquier forma carecen de fuerza aérea y marina. La economía es tan decrépita que Irán, un muy importante productor de petróleo, tiene que importar aproximadamente 40 por ciento de su gasolina.

“Es momento de una revisión de la realidad — Irán es una potencia del Tercer Mundo”, dijo Ervand Abrahamian, un experto en movimientos iraníes de oposición del Baruch College.

La reacción correcta a la negación del holocausto sería ridiculizarla como estupidez absoluta, dicen él y otros expertos iraníes. Comparar a Ahmadinejad con Hitler es presumir equivocadamente “que está a cargo de Irán y que él es el país”, agregó Nasr.

Es verdad que el Presidente fue alguna vez oficial de la Guardia Revolucionaria y se está tratando de ganar al ejército con apoyos importantes como permitir que su ala empresarial se ramifique en el sector de la construcción petrolera. No obstante, en conjunto, enfrenta limitaciones parecidas a las que enfrentó el ex presidente Mohamed Khatami: las principales palancas del poder — los 450,000 elementos de las fuerzas armadas, el poder judicial y el servicio de telecomunicaciones paraestatal — se reportan ante el líder supremo, el ayatolá Jomenei.

Se ha dado un extraño cambio total en las percepciones estadounidenses, dijo Nasr. Cuando el algo moderado ayatolá Khatami era Presidente, se descartó hablar con él porque se consideró pérdida de tiempo debido a que el poder real lo sustentaba el líder supremo. Ahora que Ahmadinejad habita la misma oficina, y el líder supremo aún tiene los mismos poderes clave, se considera a Ahmadinejad como el quid de la cuestión.

Ganji, quien salió recientemente tras seis años en prisión, expresó su asombro porque las instituciones estadounidenses como el Consejo sobre Relaciones Exteriores y “60 Minutos” de CBS News permitieran que la negación del Holocausto eclipsara totalmente la represión del gobierno.

Durante una reunión de 90 minutos realizada en septiembre con miembros del Consejo en Nueva York, por ejemplo, los participantes dijeron que sólo podían recordar una sola pregunta planteada a Ahmadinejad sobre las elecciones limitadas y la cancelación de la prensa de oposición.

No se le presionó sobre el aumento en el desempleo, ni la represión violenta contra choferes de autobuses en huelga que protestaban por los bajos salarios, ni por detener bitacoristas y confiscar antenas satelitales para detener el debate, ni sobre la censura de la literatura clásica. Nadie preguntó sobre los disturbios provocados por atribulados sobrevivientes del terremoto que resintieron que se les haya dado dinero a los partidarios de Hizbulá en Líbano para reconstruir las casas que destruyó Israel. Ahmadinejad pudo haber redactado él mismo las preguntas, argumentaron los analistas iraquíes.

Multitud de voces en Estados Unidos piden golpear fuerte a Irán. “Debemos bombardear Irán”, empieza un artículo de opinión de Joshua Muravchik, un académico de tiempo completo en el Instituto Estadounidense de Empresas que argumenta que resultó ineficaz la diplomacia, publicado el mes pasado en The Los Angeles Times.

Sin embargo, los analistas iraníes entrevistados en Estados Unidos ven un ataque militar como el medio más seguro para cimentar el régimen en el poder. Algunos cuestionan la prudencia de negociar ahora argumentando que occidente ha satanizado tanto a Ahmadinejad y a Irán como amenazas a la paz que la República Islámica creerá en sus propios índices de superpotencia, y no se sentirá presionado para hacer concesiones. “Es muy optimista creer que en esta situación se pueda llevar a cabo cualquier negociación real”, dijo Mehdi Khaliji, un profesor visitante del Instituto Washington.

Con Irán, Estados Unidos necesita volverse tanto más contencioso en privado como menos belicoso en público, dijo. Por ejemplo, en lugar de amenazar con un cambio de régimen y de no hacer nada para respaldarlo, dijo, el ejército estadounidense debió haber respondido con dureza a la interferencia iraní en Irak mientras sonaba más diplomático en público. Ese enfoque habría hecho que Irán fuera más susceptible al compromiso, dijo.

Azar Nafisi, el autor de “Reading Lolita in Tehran” (Leer Lolita en Teherán), citó a una ex colega en Teherán que comparó tratar con la República Islámica con jugar ajedrez con un mono. “En medio del partido, el mono levanta tu reina y se la traga”, dijo ella. “Entonces, ¿qué vas a hacer? Se está tratando con un país que no va a seguir tus reglas”.

Para Estados Unidos, Europa y en especial Israel, el tema más problemático es el programa nuclear de Irán. Es probable que no se pueda persuadir a Teherán de detener sus esfuerzos para enriquecer uranio, pero, los analistas iraníes dicen, antes de que desarrolle la capacidad para fabricar bombas, quedan unos años para maniobrar y apoyar a quienes se oponen a las armas nucleares dentro de Irán.

Irán ha apoyado muchísimo más al gobierno elegido democráticamente en Irak — no menos porque está controlado por musulmanes chiítas — que los vecinos Estados árabes sunnitas, hicieron notar él y otros analistas.

Más aún, dicen estos expertos, Irán aborrece la posibilidad de que Irak se implosione. No quiere ni que un Estado reducido de sunnitas extremistas esté cerca de sus fronteras, ni uno kurdo que pueda sembrar el descontento entre su propia minoría kurda. Y teme que una guerra civil desplace millones de chiítas pobres hacia Irán. Finalmente, quiere que los soldados estadounidenses regresen a su país.

“Al final, Estados Unidos puede empacar y regresar, pero Irán se queda ahí, y tendrá que manejar cualquier inestabilidad y caos durante décadas por venir”, dijo Aslan.

Además de hablar con Irán para buscar puntos en común sobre Irak, Estados Unidos podría hacer otras dos cosas para ayudar a detener los impulsos radicales dentro de la República Islámica, dicen los analistas.

Primera, sugieren hacer una mayor distinción entre los iraníes y su gobierno. Mencionaron el trato que se les dio a alrededor de 120 prominentes académicos iraníes que trataron de entrar a Estados Unidos el verano pasado para asistir a una reunión de ex alumnos de la Universidad Industrial Sharif, la universidad científica más prestigiada de Irán. Todos contaban con visa vigente, pero los agentes fronterizos estadounidenses, alarmados por un aumento repentino de llegadas iraníes, deportaron a cerca de la mitad.

Segunda, dijo Ganji, Washington podría concentrarse en arreglar la disputa israelí palestina, que dijo es forraje para el extremismo religioso. Mientras eso arda, dijo, los gobernantes de Irán tratarán de explotarlo para distraer al pueblo de su caos interno.

“Nosotros decimos que los judíos tienen el derecho a vivir, tienen el derecho a un Estado democrático, pero se deben dar los mismos derechos a los palestinos”, dijo. “Si Estados Unidos quiere promover la democracia en esta región, si quiere combatir el fundamentalismo y el terrorismo en la región, debe encontrar una solución justa a la cuestión Palestina”.

El régimen sobrevive fomentando una atmósfera de crisis, dijo, pero se vería muy presionado a crear una a partir de un acuerdo de paz que acepten la mayoría de los palestinos.

Quienes difícilmente mueren como Ahmadinejad están destinados a continuar provocando a Estados Unidos ya que las actitudes antiestadounidenses fueron una piedra angular en la revolución de 1979. Sin embargo, los analistas iraníes dicen que la mejor forma de desinflar semejante posición es centrar exclusivamente la atención en lo que el régimen ha hecho por su pueblo recientemente.

“Cuando el señor Ahmadinejad señala estos puntos, deberíamos recordarle que no tiene ningún derecho a decir nada porque debe ver su sistema — se trata de un sistema donde la lapidación sigue siendo legal”, dijo Narfisi. “Todas las conversaciones son sobre el señor Ahmadinejad, se ha convertido en el George Clooney del mundo político. Creo que está pasando los mejores momentos de su vida”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas