MAURO CASTILLO
Deseo agradecer a los compañeros Rotarios de nuestro Club Santo Domingo Mirador del Distrito 4060, la distinción que me han concedido al seleccionarme para rendirme un homenaje, por considerar que soy una persona que constituye un paradigma para nuestra sociedad por los servicios profesionales que hemos prestado durante una larga trayectoria de 35 años de labor continua, ayudándoles a resolver los enigmáticos y complejos problemas de salud mental que tanto agobian cada vez más a toda nuestra sociedad.
Estos reales problemas van desde los típicos estados depresivos que muchos culminan con el suicidio, hasta la violencia intrafamiliar, que lleva cada vez más al incremento de los divorcios, los cuales crean las condiciones para que nuestros hijos sean víctimas fáciles de la drogadicción y de la delincuencia.
Hemos luchado a diario de manera denodada con tantas parejas y jóvenes adolescentes para darles luz y poder de tolerancia ante sus propias debilidades y fallas tan comunes en cada uno de todos nosotros.
En ocasiones hemos pasado tres horas con una pareja en nuestro consultorio hasta poder convencerle para que sean capaces de manejar con madurez las debilidades propias de los humanos.
Por ejemplo, el domingo pasado celebramos una convivencia durante todo el día en el Centro de Terapia Familiar que hemos instalado en Playa Palenque, donde laboramos con una pareja en crisis junto a otra pareja a quienes habíamos ayudado a reorganizarse, quienes nos sirvieron de apoyo y de referencia de un ejemplo de lucha por el bien de la familia.
Hemos disfrutado de manera indescriptible nuestra entrega, tanto en labores docentes como terapéuticas, junto a nuestra esposa, también psicóloga, doctora Mery Castillo, en beneficio de nuestra sociedad, cuyos problemas se multiplican cada día más y solo nos queda un camino y consiste en seguir luchando, pues también a diario tenemos grandes satisfacciones de parejas que años después de haberle asesorado en momentos críticos de su vida familiar nos han saludado con una sonrisa y al preguntarles cómo les ha ido, nos han contestado: -muy bien doctor, gracias a usted -. Estas experiencias me han comprometido cada vez más a seguir hacia delante con tantos problemas psicosociales, pues el éxito no se mide por cantidad solamente sino por calidad. Gracias de todo corazón a todos nuestros compañeros rotarios, en especial para nuestra presidenta, Melanea Alvarez, y demás miembros de la directiva por esta distinción, y le prometemos que seguiremos dando más de si mismo que pensar en si.
Deseamos aprovechar este sublime momento en que fluye la satisfacción plena que nos embarga por habernos dedicado desde la infancia a los estudios sin tregua, sea en la UASD, donde alcanzamos los doctorados en Derecho y Filosofía, o ya en la Sorbona de Paris, donde tuvimos el privilegio de ingresar becado por el Gobierno francés y por laUASD, y concluimos la carrera de Psicología general con maestría en Psicología Clínica y Psicología Infantil, para exhortar a las nuevas generaciones que hagan de los estudios y de la lectura lo que José Martí llamó el vicio santo y así todos tendremos un país mejor y una juventud sana y ejemplar.
Quiero finalizar estas ideas evocando la memoria de nuestro padre, el Dr. Manuel Castillo Corporán, quien fue un ejemplar rotario en el Club Rotario de San Cristóbal y un ejemplar padre, y gracias a él aprendimos a ser un buen compañero del rotarismo internacional, así como a prodigar el don del amor y la dedicación al trabajo.