El Presidente del Consejo Nacional de la Unidad Sindical Rafael-Pepe-Abreu dijo ayer que, según sus cálculos, unos 60,000 trabajadores han sido despedidos en las zonas francas industriales  desde el estallido de la crisis en los Estados Unidos y se mostró de acuerdo  que el gobierno declare el sector en  emergencia.

Asimismo, Pepe Abreu dijo que la Cumbre por la Unidad Nacional para Enfrentar la Crisis Económica Mundial convocada por el Presidente Leonel Fernández, está en la obligación de tomar una decisión sobre el tema de los salarios y de los precios, pese a la oposición que han estado mostrando los empresarios.

Abreu también estuvo de acuerdo con el empresario José Luis Corripio Estrada , quien ha exhortado a sus colegas a que no despidan trabajadores por efecto de la crisis. “Yo creo que hay que preservar los empleos, pero también hay que dignificarlo más con un reajuste salarial”, dijo.

Reconoció que ese reajuste salarial debe ser prudente y que si algún sector  tiene problemas por efecto de la crisis se podría discutir el alza, pero “los empresarios no deben agarrarse de la crisis para no hacer aumentos de salarios”.

Abreu dijo que un millón 300 mil trabajadores están esperando la decisión de la cumbre con respecto al aumento salarial. “Si la cumbre no resuelve un tema así,  la gente la verá como una pérdida de tiempo”, expresó. Sobre la situación de las zonas francas, el dirigente sindical dijo que los despidos que ha habido  no pueden atribuirse propiamente a los efectos de la crisis económica pues se trata de una industria que está en decadencia desde hace tiempo. 

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Hubo privilegios

Aunque estuvo de acuerdo en que el sector debería ser declarado en estado de emergencia, Abreu recordó que las zonas francas recibieron “todos los privilegios del mundo” cuando se iniciaron. Criticó que este sector no tomó  previsiones de lugar para encarar la crisis desencadenada a partir de la eliminación de las cuotas de textiles por parte de Estados Unidos.