Por Ed Crooks y Fiona Harvey
Rex Tillerson, presidente y jefe ejecutivo de ExxonMobil, puede que haya suavizado la ferozmente escéptica posición sobre el calentamiento global de su predecesor, Lee Raymond. Sin embargo, mantiene el apetito corporativo por hablar sin cortapisas.

Al atacar el proyecto de ley de energía que está pasando por la Cámara de Representantes, porque desafía la lógica y el pensamiento racional, y jugando con las emociones del pueblo estadounidense, destacó su posición como el crítico más directo en la industria de la energía de los reclamos a favor de los renovables, y como defensor de los combustibles fósiles.

Con el entusiasmo por los biocombustibles, la energía solar y la energía eólica, todos están creciendo a partir de una base muy baja; así que si se les permite crecer a un ritmo bastante rápido, esto no va a resolver el problema, dijo al Financial Times.

Ese es el por qué yo sigo recordándole a la gente que es bueno y adecuado tener estas aspiraciones de encontrar otras opciones, pero ese es un viaje que hay que recorrer y que va a tomarse un buen número de años.

Dijo, por ejemplo, que eso significa que EEUU debe aprovechar al máximo lo que queda de sus reservas de petróleo y gas, incluyendo las externas y las de Alaska, que están cerradas a la exploración. Estimó esas reservas en los 30 y pico de millardos [de barriles] de petróleo y cerca de 100,000 pies cúbicos de gas. EEUU ha elegido no desarrollar sus recursos naturales: están bloqueados en gran medida por preocupaciones ambientales, y mi opinión es que hay que examinar eso.

Y a pesar de que reconoce la amenaza del calentamiento global, Tillerson todavía se muestra escéptico con muchos de los argumentos que se esgrimen.

Criticó muchas de las políticas para contener las emisiones de gas de invernadero. Yo no propongo una regulación, en general. Eso corta el paso a la innovación. Cuando usted ordena soluciones y ordena un comportamiento, usted ha elegido una senda que otros pudieran pensar diferente, si se les deja a sus propios criterios, dijo. El espíritu emprendedor le ganará la carrera al espíritu regulado, todos los días.

Tillerson dijo que EXXON está trabajando en tecnologías que ayudan a reducir las emisiones, como las formas para sacarle una mayor eficiencia al combustible en los motores de los vehículos.

Admitió que los biocombustibles pudieran desempeñar algún papel en la reducción de las emisiones, sin embargo advirtió lo siguiente: Creo que la producción convencional de los biocombustibles [] va a alcanzar un límite práctico muy pronto.

Dijo que la producción de 7,5 millardos de etanol al año en EEUU es factible, pero producir más traería conflictos con la producción de alimentos.

La segunda generación de biocombustibles, como el etanol a partir de la celulosa, producido con los residuos de vegetales, en lugar de productos agrícolas que se convierten en azúcar, también presenta problemas enormes, añadió, en particular, la logística de obtener suficiente materia prima.

Aumentar algo, como lo que está en el proyecto de ley de energía, donde se está hablando habla de 20 millardos de galones al año de etanol de celulosa, esa es una cantidad enorme de etanol. Y es una cantidad enorme de masa vegetal para trasladar.

Su conclusión es que EXXON, que hizo su negocio para ser el líder mundial en la extracción y venta de petróleo y gas, el futuro sigue viéndose bueno. Hay que recordar que hemos construido nuestro negocio para operar en la parte más baja del ciclo, por eso, si las cosas nos llevan de regreso a un petróleo a US$20, o si regresan a márgenes de refinación de tres, cuatro o cinco dólares, debido a la forma en que edificamos nuestro negocio desde el punto de vista de la rentabilidad, todavía podremos hacer dinero. Lo único es que no vamos a hacer tanto dinero.

Su visión de los próximos 30 años es optimista. Todo lo que puedo decirles, bromeó, es que con toda seguridad me llevarán a mi funeral en una carroza que va a estar usando gasolina o diesel.

VERSIÓN AL ESPAÑOL IVÁN PÉREZ CARRIÓN