Cobótica

Cobótica

Los robots fundamentalmente sustituyen al humano en las labores para las que son diseñados, trabajos pesados y repetitivos. En la industria la eliminación de obreros, especializados o no, ha creado cismas con los sindicatos, que naturalmente, se oponen al desahucio de sus miembros. Otro problema señalado por los sindicatos, especialmente de las fábricas de automóviles, es que debido a lo masivo de los robots, sé que generan muchas lesiones y heridas a los obreros, sea porque, en un momento dado, funcionan mal o por error de los operarios. No hace muchos años, alrededor de los ochenta, se comentó insistentemente el limitado futuro de los grandes robots.

Los profesores Michael Peshkin y Ed Colgate, de la Universidad de Northwestern, Evanston, Illinois, atacaron el tema planteado por los sindicatos e inventaron el robot colaborativo o Cobot y en consecuencia, surgió la Cobótica, nombre que también llevó la primera compañía que los diseñó y produjo, ésta, para nuestro orgullo fue dirigida por el dominicano Julio J. Santos Munné. Los cobots no trabajan solos como lo hacen los robots, sino que la programación de los cobots es para marcar el camino seguro que debe seguir su brazo activo o el aparato en sí, cuando es manipulado por el obrero.

Por ejemplo, si es necesario colocar, con precisión y presteza, una pieza pesada o grande, también puede ser pequeña, en un lugar complicado dentro de la estructura de un carro situado en un lugar determinado, la computadora que controla el aparato sólo permite al obrero empujar la pieza, ésta seguirá la ruta predeterminada que la lleva hasta la posición correspondiente. De esta forma no se elimina al obrero, se evitan errores de colocación y el empleado sólo tiene que hacer un pequeño esfuerzo pues el cobot sostiene, carga el peso de la pieza y elimina la inercia, la pieza se convierte en algo tan liviano como una pluma de gallina. Así se conjugan lo mejor de dos mundos.

La idea de los profesores comenzó a aplicarse a la industria automovilística en Detroit, Estado de Michigan. Sin embargo, ha evolucionado, en la actualidad se aplica también a la medicina. Con la evolución de la cobótica la compañía citada cambió de nombre a: KineA Design. Simultáneamente, el profesor Colgate introdujo un nuevo concepto denominado HAPTIC, consiste en proporcionarle el sentido del tacto, resistencia, al operador del cobot, lo que se logra a través de la computadora. Así el operario, al manejar los controles, siente  más o menos resistencia al realizar el trabajo. Verbigracia, si el objetivo fuera tomar una aguja desde un punto determinado y atravesar con ella una toronja localizada en otro sitio, el operador, cuando acciona el cobot inmancablemente llega al punto prefijado de la toronja y al clavar la aguja en ella, siente en los controles manuales (tipo palancas pequeñas)  del equipo, la resistencia mayor o menor que presenta atravesar la toronja como si él, lo estuviera haciendo directamente con sus manos.

La combinación del HAPTICS con los cobots ha abierto un campo extraordinario en la medicina pues el médico, operador del equipo, siente cuando corta o atraviesa un tejido delicado o duro, piel o hueso, al mismo tiempo que se beneficia del hecho que la aguja, bisturí o taladro sigue exactamente la ruta que previamente definió, usando fluoroscopias, resonancias magnéticas u otros medios cuyas imágenes aparecen en la pantalla de su computadora.

En el área de la rehabilitación KineA Design diseñó y construyó un equipo que permite rehabilitar a personas que han quedado impedidas por efecto de infartos coronarios o cerebrales. El paciente se coloca un chaleco del aparato que lo mantiene erecto, le permite caminar hacia donde desee y no lo deja caer, pues aunque tropiece o le fallen las fuerzas, el cobot reacciona inmediatamente y lo levanta antes de que caiga unos centímetros. Este equipo ha resulta muy eficaz, porque no sólo no se cansa, como los rehabilitadores físicos sino que le da al paciente la seguridad de movimiento sin el riesgo de caídas que antes le atormentaban y asustaban considerablemente. En consecuencia, se entrega a sus ejercicios plenamente alcanzando su recuperación en menor tiempo.

Algunos de los análisis neurológicos consisten en hacer que el paciente apriete un dedo o la mano del médico o trate de levantar el antebrazo mientras el neurólogo hace fuerza en sentido contrario. Este chequeo médico, es, como puede intuirse, muy subjetivo, pues depende de la sensación que el profesional sienta un día u otro. Tiene además el inconveniente de que no se puede comparar un paciente con otro, ni tampoco se pueden establecer límites mínimos precisos debajo de los cuales pueda decirse que existe una afección cerebral o nerviosa. De nuevo aquí los cobots tienen la solución pues resulta que una vez definida la ruta (ascendente) que se movería el antebrazo o los elementos miden la flexión, torsión, presión o fuerza que se ejerce sobre un elemento convenientemente dispuesto. La computadora tiene además la ventaja de que pueda graficar los resultados de cada paciente, archivarlos, promediarlos y compararlos. De esa manera el neurólogo puede, al cabo de un período, definir límites y tener resultados objetivos de sus pacientes.

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