Cocina thai, lujo gastronómico
del lejano Oriente

<span>Cocina thai, lujo gastronómico<br/>del lejano Oriente</span>

Desde tiempo inmemorial, la zona conocida hoy como Tailandia, antigua Siam, ha sido un lugar influenciado por diferentes culturas y pueblos: indios, chinos, malayos y birmanos. Ello le permite tener un arte culinario muy refinado, variado y sofisticado, altamente reconocido hoy en los mejores restaurantes del mundo.

En muchos de sus platos se observa la influencia china del rehogado, así como la hindú de los “currys”. Aún así, la cocina  tailandesa no es un refrito de la de otros países que la rodean, sino que es única en su sabor y presentación.

Arroz hasta en el desayuno

La presentación de la cocina thai se asemeja a la minuciosidad de los chinos, al final del llamado periodo Ayutthaya. Ejemplo son la presentación de las ensaladas y verduras, que se preparan como auténticos ramilletes de flores. Cebollas, rábanos, zanahorias, pimientos, guindillas y apios se colocan artísticamente bajo hojas de lechuga cultivada y montañas de col cortada que forman un zócalo similar a los grandiosos y legendarios templos budistas de la zona.

Como en todos los países asiáticos, la cocina thai está basada en el arroz. No solo se consume como auténtico rey de la comida tailandesa, sino que se cultiva y exporta de excelente calidad, un arroz de grano largo, de sabor exquisito, que queda muy traslúcido al cocer y que se denomina “patua”.

El arroz se consume hasta en el desayuno, acompañado de otras viandas. La cocina thai se prepara en los cuatro sabores básicos: salado, dulce, agrio y picante, con lo que se consigue una perfecta variedad.

El ingrediente más importante es el llamado “nam pla”, obtenido de la fermentación de pescado con sal, junto al aroma dominante, el cilantro, del que se utilizan las hojas, tallos raíces muy picantes y semillas secas.

A los tailandeses les encanta la comida picante, pero usan más guindillas que pimienta. Otros ingredientes importantes son el ajo, la raíz de jengibre, curry, cebolletas, albahaca, hierba de limón, calvo, nuez moscada y una raíz muy aromática que se vende molida como polvo de laos.

La leche de coco es también utilizada en esta cocina que, al saborear por primera vez, puede parece fuerte y tal vez ser necesario pedir algo más bajo de picante.

Una manera usual de apagar el fuego en la boca, que no se consigue con bebidas, consiste en un gran bocado de arroz junto con cerveza, la gran bebida tailandesa.

El vino es prácticamente desconocido y solo se consume en los hoteles de estilo occidental.

Gran variedad de platos

Algunas de las especialidades más típicas de la cocina thai son las siguientes: “Kahi ho bai toei”, pollo con especias envuelto en hoja vegetal. “Thotman plakrai” y “thotman kung”, langostinos fritos al estilo tailandés.

Diversas variedades de “yam”, ensaladas y verduras con mucho picante, “Tomyam”, sopia agria-picante y “curry namprik”, con vegetales. Muy popular es el “Pad thai”, que consiste en fideos fritos con brotes de soja en un caldo ligero, confeccionado a base de salsa de pescado, agua de tamarindo, jugo de lima, guindillas rojas frescas, escalonia y azúcar. Se sirve acompañado de cebolla cortada en aros, flor de plátano, cacahuetes molidos, discos de lima y chiles rojos.

Los pescados y mariscos, sobre todo las langostas, se cocinan vivos ante el cliente, para que pueda comprobar su grado de frescura y sazón. En Tailandia está muy difundida también la fruticultura tropical, es decir, coloridos y sabrosos frutos que se disponen en pirámide, con variedad de toronja, limas, plátanos y melones reticulados con una especial forma ovalada. La bebida tradicional es la cerveza, que se fabrica en el país con técnicas muy refinadas, junto al té, gran bebida por excelencia que, sin embargo, se importa de China o La India, dado que en Tailandia no existen plantaciones suficientes.

La tradicional cocina thai se suele presentar en una enorme bandeja con arroz y unos cinco platos variados, entre los que se incluyen los “currys” de pollo, carne  o pescado, verduras, ensaladas, postre de frutas y un gran vasija de arroz. Un perfecto final, en recuerdo de las sugestivas fiestas del “Loi kratong”, que significa “luces flotantes” y es la época del final de las grandes lluvias, consiste en un postre de leche de coco, acompañado de aceite de sésamo y yogur.

En cuanto a los cubiertos, los tailandeses adoptan la cuchara y el tenedor, sin necesitar cuchillos, puesto que carnes y aves vienen a la mesa ya cortados, tan artísticamente, que a veces  hasta da lástima desarmar el plato. Este arte culinario conjuga a la perfección el alimento con la decoración. Efe/Reportajes

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