Coctelera

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Amigo Magino,  es muy claro que el tema de la Refinería Dominicana de Petróleo está en el primer plano noticioso del país. Acusaciones de que la administración de esa Refinería incurre en indelicadezas. Y las refutaciones de los acusados de que todo se hace bien.

La Refinería, aunque es propiedad del Estado y de The Shell Petrolum Company -a partes iguales- es dirigida o administrada por el sector que controla la multinacional anglo-holandesa. Hace unos días, caro Magino, el Listín Diario dio cabida a un informe preparado por la parte dominicana de la Refinería, en el cual se habla de alteraciones de facturas en el manejo de los combustibles y maniobras que no permiten la fijación de precios reales de los mismos, aún cuando esos precios son establecidos por Industria y Comercio…. Ante  la publicación del informe, la Procuraduría General de la República ha ordenado investigar la misma para «establecer responsabilidades». Desde luego, eso no explica las causas por las cuales la parte dominicana de la Refinería, si está consciente de cuanto dice, no hizo llegar el caso, de manera directa, a la propia Procuraduría. Pero vale presumir que, cuando menos, enteró del asunto al jefe del Estado. Había de esperar, asimismo, que ante la denuncia publicada, distintos grupos -o personas físicas- buscaran pescar en río revuelto, sobre todo para fustigar al gobierno de turno…. Por eso  tenemos ahora que congresistas, en su mayoría de oposición, desean que el gobierno «intervenga» la Refinería a través de la Cámara de Cuentas y disponga la revisión del contrato que tiene con Shell, una transnacional que opera en el país desde hace casi noventa años y que es propietaria de 137 estaciones «de servicio» diseminadas en la geografía criollita. Hasta cierto punto, mi viejo cuate, la petición de que se «intervenga» la Refinería no es más que un puro gancho que le lanzan opositores al gobierno, a sabiendas de las repercusiones internacionales que tendría la especie de que el régimen quisqueyano «interviene» a The Shell, por más exagerada que sea la noticia presentada. Llamaría la atención, asimismo, que los gobiernos anteriores, pertenecientes a partidos políticos, no dieran el frente a sus relaciones con la Refinería, pese a designar el presidente de la misma, como se hace ahora. Esos gobiernos anteriores no podían alegar ignorancia, pues cuando menos tenían ante sí, para investigar, las periódicas denuncias que ha formulado, sin que se le hiciera el menor caso, el ex presidente de la instalación, ingeniero Leopoldo Espaillat Nanita, un probo hombre público que desempeñó altas funciones en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD)…. Este escándalo  desatado en la Refinería tiene que ser investigado. Pero es algo que debe hacerse con estricta sujeción a la ley. Si los administradores o representantes de Shell han incurrido en maniobras dolosas, no solo deben ser separados de sus funciones sino también enviados a la Justicia para que respondan por sus actos. Que no se olvide, sin embargo, que detrás del lío de la Refinería hay sus cositas que se ven y sus cositas que no se ven, como solía invocar don Juan una vieja concepción. Y las que se ven a lo mejor no son tan importantes como aquellas que están ocultas. Por ejemplo, hay intereses que gustarían que se sacara a Shell y se negociara con Petrocaribe de Venezuela o alguna entidad del hermano país sudamericano. Es evidente que el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, ha sido un excelente colaborador de los dominicanos en este asunto petrolero, ofreciéndonos facilidades jamás soñadas en una época tan difícil como ésta en el mundo petrolero, aún cuando garantiza el derecho de su país al cobro de los crudos que suministra. De todos modos, mi querido Magino, como que no luce muy sensato salir de una empresa privada -aunque se llame Shell- para colocar al frente del manejo de una cuestión estratégica, básica para la vida de la nación, en manos de un gobierno extranjero. El caso de Shell, por tanto, debe ser tratado con extrema frialdad, sin precipitaciones, sin locuras. Eso sí, también tiene que ser enjuiciado con energía y no por qué se trate de la multinacional anglo-holandesa -que no es un flaicito- tenemos que bajar la cabeza y hacernos de la vista gorda ante cualquier vagabundería. ¿Estamos?… Nuestro  más sentido pésame al colega periodista muy querido por cierto, José Cáceres Veloz, por el fallecimiento de su señora madre Juana Felicia Veloz. Toda nuestra familia, que quiere a José como uno de sus miembros, se solidariza con esta muestra de pesar y pide a Dios que le dé descanso eterno al alma de doña Juana Felicia.

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