Coctelera

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¿Cree usted, mi querido Magino, que el jefe de la Iglesia Católica que suceda al Papa Juan Pablo II dirigirá un pontificado «corto»? Bueno, eso podría ser posible, aunque creemos que nunca tan breve como el reinado del Papa Juan Pablo I. El Nuncio de Su Santidad en la República Dominicana, monseñor Timothy Broglio –primer nuncio gringo en este caribeño país– no descarta que el próximo Papa sea un hombre de unos setenta años, para hacer un papado corto. Bien, viejito charlatán, en ese caso, ojo pelado, pues cuando se cree que un Papa de ´transición´ permanecerá poco tiempo en el mando y se quedará de brazos cruzados, puede surgir un caso como el de Juan XXIII, el bondadoso pastor de almas que revolucionó la Iglesia Católica a nivel mundial aún cuando su pontificado solo duró cinco años. Condujo una «transición» de la cual todavía hoy se habla…

Todos sabemos, viejito religioso, que el Papa Juan Pablo II es un hombre extraordinario. El Colegio Cardenalicio no se equivocó cuando escogió a Carol Wojtyla, polaco, para elevarlo al trono de San Pedro. Fue Juan Pablo II el primer papa no italiano desde los días de Adriano VI, nacido en Utretch y quien gobernó de 1522 a 1523. Juan Pablo II ascendió al mando –y no crea que en forma accidental– en 1978, en una coyuntura internacional de la cual su país, Polonia, era el centro de la atención por la lucha que libraba la agrupación «Solidaridad», que dirigía Lech Walessa, contra el régimen comunista del general Jeruzelski. El Papa tuvo una participación muy activa en los esfuerzos que se hacían contra el comunismo en el mundo y logró visitar Polonia en un viaje histórico que los comunistas se vieron obligados a autorizar, pues mandaban en una nación eminentemente católica…

Quizás uno de los mayores logros de Wojtyla fue contener la impetuosidad norteamericana para que no interviniera en forma directa en su país. El Papa manejó la situación con una habilidad pasmosa. El gobierno comunista se desmoronó y el resto es parte de la historia, de una historia que el mismo Papa no ha dejado de censurar en algunos aspectos, pues se ha visto obligado a condenar acciones del policía internacional que asume que es el dueño del denominado mundo unipolar…

Juan Pablo II, en el ocaso de su gobierno, con su salud diezmada por enfermedades, es un hombre de una entereza fuera de serie.

Ha sido un Papa viajero, un mensajero de la palabra divina que ha predicado alrededor de este mundo convulso que le quiere y le respeta. Para los dominicanos, el Papa Wojtyla tiene un significado muy especial. Esta pequeña nación del Caribe ha sido honrada en tres ocasiones con visitas de Su Santidad. La primera de ellas ocurrió durante la administración del presidente Antonio Guzmán y la segunda cuando gobernaba Salvador Jorge Blanco. La tercera ocasión fue para los festejos conmemorativos del Quinto Centenario del descubrimiento de América, durante la administración de Joaquín Balaguer. El Papa ofició una misa ante una enorme multitud en los alrededores del Faro que se inauguraba, pero de espaldas a ese Faro, para significar que la Iglesia Católica no estaba de acuerdo con la faraónica construcción…

El Papa siempre ha mostrado su interés por República Dominicana y por los dominicanos. En momentos de tragedias, su voz es de las primeras en escucharse, reclamando asistencia para esta nación. Ha ofrecido un trato muy cordial y diría que hasta especial, al dominicano Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez y a los obispos criollos. Y no ha vacilado en autorizar la creación de nuevas diócesis que han aumentado el número de obispos y permiten una mejor administración de la grey católica…

El Papa Wojtyla, felizmente y dicho sea con todo respeto, una especie de ´moriviví´ del vaticano, está en la recta final de su ejemplar papado. Por eso, mi querido Magino, el asunto de quién le sucederá ocupa la atención de la Iglesia, aunque sus jefes, con la discreción que es tradicional y característica, no hablan mucho del asunto. Se especula con nombres de cardenales, con la nacionalidad de los mismos. Hasta el nombre de nuestro purpurado se ha mencionado. Mire, Maginito, personalmente creo que el próximo Papa será italiano. Se volverá a la vieja costumbre, después que el «ateo y disociador» perdió por nocaut frente a la perestroika y el glasnost del hoy columnista del The New York Times, don Michael Gorbachov. Pero, ¿y si por alguna circunstancia muy especial, dado el auge que experimenta cada día con mayor fuerza, la tierra que gobernó Mao, se elige un Papa chino? ¿Qué dirá usted?

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