Coctelera

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Don Otto Reich, mi querido Magino, tiene que ser simpatizante de la lucha libre. Y entre los viejos luchadores, con seguridad, ha debido admirar al mexicano Cavernario Galindo y no precisamente por su calidad, sino por su mote, pues más cavernario que el señor Reich no lo pare madre.

Este buen señor, que fue embajador gringo en Venezuela y ex secretario de Estado Adjunto para América Latina, es un digno halcón de la generación Bush junior, que está sumamente preocupado por lo que llama «eje» Caracas-La Habana. La palabra «eje» le persigue, pero ya no puede hablar, como en antaño, del «eje Moscú-Pekín y La Habana». Moscú y Pekín son dos formidables clientes de la patria de Reich si es que este fundamentalista tiene alguna…

Entiende el señor Reich que Estados Unidos tiene que romper la alianza entre Cuba y Venezuela, porque esa alianza amenaza «la estabilidad» continental, en los momentos en que surgen gobiernos izquierdistas en la zona. Lo lindo del caso es que este turpén tiene los timbales de citar entre los emergentes gobiernos de izquierda al de la República Dominicana, es decir, al del presidente Leonel Fernández. Mire, Magino, si el gobierno peledeísta es de izquierda, ¡Santo Dios! Chopin, sin saberlo, es el creador de la bachata…

Pero el señor Reich, que no es una pastillita de clorato, considera que ese gobierno izquierdista dominicano, junto a los de Lula en Brasil y Lagos en Chile, no constituye peligro alguno para la democracia. Fíjese bien, Magino, no son gobiernos demócratas sino que no amenazan la democracia de Reich, que todos sabemos en que consiste…

Lo que más mortifica a este cubano-gringo es la relación que, en uso de legítimos derechos que les asisten, mantienen el dictador Fidel Castro y el presidente constitucional Hugo Chávez Frías. Lo que pone a sufrir a don Otto es que Venezuela y Cuba no necesiten permiso del «hermano grande» para negociar, sobre todo el estratégico petróleo. Y la preocupación de este carajete es tan grande, que llega al extremo de señalar que la «intervención armada» sería el último paso en cualquier plan para romper el «eje» Castro-Chávez. Hasta ahí se atreve a llegar el representante imperial…

Interesante es hacer constar, mi querido Magino, que en el mismo momento en que don Otto hace sus pronunciamientos amenazantes, el Partido Demócrata de los Estados Unidos le entra a dos manos a la política seguida por Bush junior en cuanto a la América Latina se refiere. Y como si eso fuera poco, el presidente chileno le aconseja a la secretaria de Estado Condoleezza Rice –otro halcón– que debe moderarse la retórica en cuanto a Chávez respeta. Los demócratas norteamericanos, Maginito, emitieron un comunicado en el cual señalan que Bush ha abandonado América Latina, después de haberle prometido que el continente sería «el centro» de su política exterior…

El partido de los Kennedy no se anda con rodeos para asegurar que los «torpes errores» de la administración Bush se mantienen aún después de la visita del mandatario estadounidense al jefe de Estado panameño Martín Torrijos y de la gira de la señora Rice a la América del Sur. No hay duda alguna de que la política exterior de Bush no es un fly fácil de atrapar. Como es claro que América del Sur no las tiene todas consigo en cuanto a esa política se refiere. Pocos dudan del aparente rechazo norteamericano al aspirante a secretario de la OEA del ministro de Interior chileno José Miguel Insulza, quien asegura la posición ante el retiro del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez. En último extremo, se especula, a los yankees hubiera gustado más el aspirante azteca, después que fueron derrotados en su intento de imponer a su favorito, el salvadoreño Francisco Flores, el único presidente que apoyó el golpe que trató de tumbar a Chávez…

Mire, Magino, tengo la impresión de que el pavor que sienten los halcones norteamericanos no es por el surgimiento de gobiernos «de izquierda» en América. Es más bien por el espíritu de unidad que se observa en cuantos esfuerzos se realizan en distintas áreas continentales. Kirchner, Lula, Tabaré Vázquez, Lagos y Chávez, pese a sus diferencias de métodos, coinciden en cuanto a la necesidad de que los países de América Latina se unan en la búsqueda de su desarrollo político, social y económico. ¿Habrá fines más nobles que esos? Esos gobernantes, electos libre y mayoritariamente por sus pueblos, también son defensores de la soberanía de sus naciones y no coinciden con las líneas económicas, en su totalidad, trazadas por el imperio. Que ellos coincidan, en ese aspecto, con los pensamientos y actuaciones de un dictador, Castro, es porque ese gobernante, desde tiempos ha, llama pan al pan y vino al vino. Además, la amenaza permanente que se hace a Castro, y por aquello del «hoy por ti y mañana por mí», pone en ascuas a quienes tienen las riendas de países cargados de problemas. ¿Cuál es la posición del gobierno dominicano ante esta situación? Usted la ve clara Maginito, pese a la timidez que se muestra. Este gobierno, en la práctica es tan derechista como lo fueron los regímenes perredeísta y reformista, Amén.

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