Vamos a saludarlo hoy con mucho afecto, mi viejo Magino, y a desearle un feliz descanso en este día en que se conmemora la fiesta de la Protectora del pueblo dominicano, Nuestra Señora de La Altagracia. Vaya a misa. No se olvide que hay curas que tienen tira piedras en vez de lengua y acuda al desfile por las calles con la venerada imagen…..Nos dicen, viejo Magino, que hay equipos con peloteros mañosos. Eso es rigurosamente cierto. Dudo, sin embargo, que algún equipo recurra a más vainitas de esas que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Se da por un hecho que la convención del domingo se abstendrá de proclamar a Hipólito Mejía como candidato presidencial en un nuevo «esfuerzo» en busca de la unidad de todos los grupos existentes en el partido de gobierno. También hay que notar que un Mejía proclamado candidato, por haber triunfado el pasado domingo, solo puede ser inscrito en la Junta Central Electoral (JCE) por el presidente o el secretario del organismo político. Presidente es Hatuey De Camps, quien ha dicho, reiteradamente, que no inscribiría la candidatura de Mejía. Secretario es Rafael Suberví Bonilla, aspirante a la nominación presidencial y quien no ha dicho esta boquita es mía después de la convención, a la cual De Camps le entró a dos manos…..Por eso se afirma que hay sectores que buscan el desguabinamiento de De Camps en la convención de delegados. Pero suponiendo que eso no ocurra, ¿habría lío alguno si De Camps mantiene su posición de no inscribir a Hipólito? Bueno, eso solo ocurriría si en el Congreso, específicamente en la Cámara de Diputados fracasa la aprobación de la Ley de Lemas. Mejía y sus altos seguidores pepehachistas se autodescriben como generosos en grado extremo al patrocinar esa ley, para que se permita la nominación de Suberví, Milagros Ortiz Bosch y Enmanuel Esquea Guerrero. Pero debe quedar bien clarito que la Ley de Lemas establece, sin muchos rodeos, cuando menos en el proyecto original presentado por el diputado Henry Osvaldo Serraf Urbáez (PRD, Independencia), que «si las autoridades de un partido, se negaran a inscribir ante la Junta Central Electoral, alguna de las candidaturas a presidente y vicepresidente de la República, aprobadas en la Convención Nacional, cualquier órgano competente del partido, con categoría nacional, podrá hacer dicha inscripción por ante la Junta Central Electoral»…..Se habla de que ese proyecto no será conocido y que, en cambio, el hemiciclo conocería uno preparado por el dirigente perredeísta Tirso Mejía Ricart. Ese proyecto no es menos previsor cuando afirma que la candidaturas presidenciales y vicepresidenciales «también podrían ser nominadas y presentadas ante la Junta Central Electoral por un mínimo del 20 por ciento de los miembros de su máximo organismo (de los partidos y organizaciones reconocidas) de dirección ejecutiva establecido en los estatutos de los partidos y asociaciones políticas reconocidas, no pudiendo los mismos apoyar con su firma a más de un candidato». Como se verá, se han atado los cabos para evitar problemas si De Camps persiste en su actitud. Pero parece que va a triunfar la posición de relevar al polémico presidente perredeísta. Ya veremos…..El gobierno salió ayer al paso a muchos rumores, cuando aseguró que había logrado ya un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que solo se espera la aprobación de la vainita esa del riesgo financiero, en el Congreso, para que comience a tener vigencia el citado acuerdo. ¿No le parece a usted, Maginito, que esa reacción se debe al anuncito ese de que el expresidente Leonel Fernández viajó a Washington, invitado junto a otros expresidentes latinoamericanos para exponer posiciones en reuniones en las cuales estarán representados el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de los Estados Americanos. Cabe suponer que en cuanto al gobierno dominicano se refiere, el expresidente Fernández no trabajará con florecitas olorosas. Bien, Maginito, fájese de campana a campana a resolver sus problemas y no le deje la responsabilidad de los mismos a La Altagracia. ¿Estamos?