Coctelera

Coctelera

En un país donde tantos vagabundos se enganchan a políticos -y les va muy bien- hay que destacar y deplorar la partida de un hombre serio y bueno como Segundo Armando González Tamayo. Tuvo una carrera muy efímera, de apenas siete meses. Fue el compañero vicepresidente de la República durante el gobierno más democrático que recuerda esta nación caribeña, presidido por el profesor Juan Bosch desde el 27 de febrero de 1963 al 25 de septiembre del mismo año. Bosch y González Tamayo ganaron, abrumadoramente, los comicios del 20 de diciembre de 1962, nominados por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). González Tamayo, como segundo de abordo, se hundió con su capitán y junto a él se exilió en Puerto Rico. Jamás volvió a la actividad política. Se dedicó a su ejercicio profesional –médico cardiólogo– y vivió en forma humilde, austera, hasta que falleció hace unos días. Es posible que muchos dominicanos ni- siquiera oyeran pronunciar el nombre de González Tamayo, un dominicano que honró a su país. Paz a sus restos…

EL presidente Hipólito Mejía acostumbró a los periodistas a contar con breves y cortantes declaraciones del Ejecutivo, casi diarias, y en ocasiones más de una en un mismo día. Lo hizo desde la varilla inicial hasta la pintura final, como reza el viejo anuncio. Con Leonel Fernández las cosas son y serán bien distintas. Su administración del 1996 al 2000 es el mejor indicio. Aun cuando el presidente Fernández mantuvo y mantiene cordiales relaciones con los periodistas que cubren las fuentes informativas del Palacio Nacional, que nadie se llame a engaño: El mandatario no gusta de las conferencias de prensa y mucho menos de hablar cada día. Ese es su derecho y hay que respetarlo. Durante su primer ejercicio, muy pocas veces el presidente Fernández se reunió con los periodistas en las llamadas conferencias de prensa. Recuerdo una en Teleantillas y punto. En muy contadas ocasiones respondía en forma directa. Y quienes crean que va a cambiar su estilo, están equivocados. Ojalá quien se equivoque sea el Coctelero…

Maginito, me dicen por ahí, con el concurso de Radio Bemba, que el arquitecto Manuel Del Monte Urraca irá de embajador a Suecia. Del Monte Urraca fue embajador en Colombia y anteriormente fue hombre fuerte de Patrimonio Cultural. En los últimos tiempos ha escrito comentarios relacionados con el turismo ecológico y se le considera un hombre siempre preocupado por las cuestiones relacionadas con las construcciones de la Zona Colonial. También se habla, Maginito, de que para Italia se barajarían los nombres del ingeniero Guido D`Alexandro Tavarez y el arquitecto Rafael Calventy Gaviño, quienes ya, anteriormente, ejercieron esas funciones en la nación europea…

¿Y Haití, a quién se entregará esa importantísima misión diplomática? Radio Bemba afirma que un candidato fuerte a esa posición, según se especula, es el doctor Ciro Amaury Dargam Cruz, un diplomático de amplia experiencia, de carrera, con un impresionante curriculum. Ha sido jefe de misión en Guatemala, Brasil, Corea del Sur, Perú en tres ocasiones, Panamá, Colombia, Bolivia y Taiwán. Fue vicecanciller y ha ostentado, como embajador en la Cancillería, la jefatura de distintos departamentos del área. Sin duda alguna que Haití, por su vital importancia para las relaciones con Dominicana, reclama un hombre de experiencia y tacto…

Ramón Alburquerque, el senador perredeísta, quiere un aumento de un treinta por ciento en los sueldos de los sectores público y privado. El consejo empresarial conocido por CONEP entiende contraproducente ese aumento y considera que se debe sanear la economía antes que emprender el alza salarial. Como se piden tantos sacrificios, a lo mejor una rebaja salarial sería conveniente para que la recuperación económica sea más rapidita y contribuya a un mayor descenso de la prima del dólar. Total, el proponente del aumento dijo, en una ocasión, que el pueblo no come dólares y quisieron sacrificarlo por eso. Tenía más razón que el carajo, pues el pueblo lo que come es pupú. La verdad, Maginito, es que la propuesta reformista de que el sueldo de los empleados públicos se aumente un 30 por ciento a contar de enero, luce razonable, pues asi se podrá establecer de donde salen los fondos para el alza. En cuanto a que en el sector privado sea el Comité Nacional de Salarios, ni modo, allí es que guisan a los infelices desde siempre. Mientras tanto, vengan los nuevos impuestos, vengan las alzas de precios, venga el aumento de la energía, suban el precio del pan aunque la baja en el valor de la harina de trigo y el regalo de 300 libras por que se yo cuantos sacos lo desconoce todo el mundo. Carajo, ¡viva Fidel Castro!

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