Coctelera

Coctelera

Buen día, querido Magino. Mire, viejito vagabundón, decir que cualquier tiempo pretérito fue mejor, es un solemne disparate, pues eso no es verdad. Pero de ahí a creer que todo lo pasado fue malo, hay una gran diferencia.

Tengo para decirle que un muchacho de esos que se define como de la “nueva ola”, computarizado él, globalizado y hasta medio idiotizado, bromea con el alegato de que las películas “viejas” deberían ser incineradas, en vez de proyectadas de nuevo, sobre todo si se les compara con las cintas de hoy, que se valen de tremendos efectos, unos colores del carajo y hasta de un ruido —¿o sonido?— para fabricar sordos. De todos modos, don Magino, los viejitos tenemos derecho a defender “nuestras películas” y por eso voy a facilitarle una lista muy limitada de cintas que el Coctelero vió en el viejo Independencia, hasta que lo destruyeron en 1943 para reconstruirlo con miras al centenario de nuestra independencia. Muchas de esas películas, para que usted afinque, se proyectan hoy en el Canal 53 de Telecable. Voy a decirle que por ver esas películas, el Coctelero pagaba cinco y seis centavos “por noche”. Aquí vamos…  “Motín a Bordo”, con Clark Gable, Charles Laughton y Franchot Tone; “¿Por quién Doblan las Campanas?”, con Gary Cooper e Ingrid Bergman; “Ninoshka”, con Greta Garbo y Melvyn Douglas; “Cumbres Horrascosas” y “Rebeca”, con Lawrence Olivier; “Camarada X”, con Clark Gable y Heddy Lamarr; “Un Rostro de Mujer”, con Joan Crawford; “Serenata Argentina”, con Betty Grable y Don Ameche; “Con los Brazos Abiertos” y “Con Toda el Alma”, con Spencer Tracy y Mickey Rooney; “Miami”, con Alice Faye y John Payne; “El Sombrero de Copas”, con Fred Astaire y Ginger Rogers; “Melodías de Broadway”, con Fred Astaire y Eleanor Powell; “Balalaika”, “El Soldado de Chocolate” y “Luna Nueva”, con Jeanette McDonald y Nelson Eddy; “El Gran Vals”, con Militza Korjus; “Rosa de Abolengo” y Madam Curie”, con Walter Pidgeon y Greer Garson; “Apolo me Llaman”, con Tyrone Power; “Intormez 20”, con Ingrid Bergman y Leslie Howard; “El Halcón Maltés, con Humphrey Bogaert; “Los últimos Días de Pompeya”, con Preston Foster y Robert Preston; “Hacia Otros Mundos”, con Spencer Tracy; “Triunfo Supremo”, con James Cagney; “Andy Hardy”, con Mickey Rooney y Lewis Milestone; “El Ciudadano Kane”, con Orson Welles; y “Fruto Dorado”, con Clark Gable, Spencer Tracy y Claudette Golbert…q Pero a los viejitos voy a regalar algo más para que recuerden. ¿Qué decirle de aquellas famosas “series” que constaban de quince o doce capítulos, y que se proyectaban a razón de dos por noche, con una comedia de Los Tres Chiflados cuando solo se ofrecía uno? Coja estas series y haga memoria, que más de medio siglo es poco tiempo: “La Selva Perdida”, Clyde Beatty; “Los Temerarios del Círculo Rojo”, con Herman Brix, luego llamado Bruce Bennett; “El Avispón Verde”, con Warren Hull; “Invasión a Mongo”, “Invasión a Marte”, y “Flash Gordon Conquista el Universo”, con Larry Buster Grabbe, un viejo Tarzán de las pantallas; “Terry y los Piratas”, “La Sombra del Terror” y “El Arquero Verde”, con Víctor Jury; “La Garra de Hierro”; “La Calavera del Terror”; “Agentes Secretos Juveniles”, con Billy Hallop; “La Araña Negra”, con Warren Hull… Cada noche de “serie”, se proyectaba lo que se definía como un “drama” y que no era otra cosa que una vaquerada de alrededor de una hora de duración. Pero los vaqueros que enloquecían a los muchachos de hace sesenta años —los viejitos de hoy— eran un cosa del carajo. Y allí estaban ellos, con sus dos pistolas se cinto, enamorando a la chica y acabando con los malosos. Por eso recuerdo a Charles Starrett, quien en todas sus películas era llamado Steve, incluyendo aquellas en que personificaba al Durango Kid, vestido de negro sobre su blanco corcel. En sus cintas, generalmente, participaba Bob Nolan, de bella voz, con Los Hijos de la Pradera. Por ahí venían, asimismo Buck Jones, William Boyd y Ken Maynard, pioneros de los cow-boys; Robert Livingstone, Bob Steele, Bill Elliot, Randolph Scott y la pareja formada por Gene Autry y Roy Rogers, quienes cantaban más que lo que peleaban. A los compañeros viejitos de hoy, que me perdonen cualquier olvido, pues todo ésto es producto de una memoria un tanto cansada. Eso sí, no tan cansada que me impida recordar que el hoy flamante ingeniero Hamlet Hermann Pérez y su hermano Dardo eran un par de carajitos que asistían a la tanda de las 7:30 de la noche, con capacidad de “discernimiento” para entrar a los que, en ocasiones, carecíamos de los cinco o seis centavos de la boleta. El inolvidable Dardo Hermann, padre de Hamlet y de Dardo, era el administrador de ese Independencia cuyo local era propiedad de los hermanos Porcella.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas