Coctelera

Coctelera

Maginito querido, buen domingo y no olvide que estamos “a ley de dos”. Aún así, usted pendejeando, haciendo compras en los colmados y supermercados como si viniera algún ciclón de esos que anuncian en la temporada de huracanes y que se desvían, con razón, para que no le roben los vientos. ¿Usted cree que el mundo se acabará el martes? No sea guanajo. Mire, viejito verde, aún en los comicios más tensos, la población vota educadamente, digamos que la arrían como ganado disciplinado.

Deposita su voto y se marcha para su casa a beber aguardiente del comprado el día antes, a jugar dominó y a ver una televisión que cualquiera le huye…   La vainita comienza después que se cierran las mesas electorales o colegios electorales. Ahí dan inicio los sabios de todos los partidos a querer ganar con votos o sin votos. La Junta Central Electoral (JCE) anuncia un par de boletines con unos cuantos votitos y después un largo y prolongado silencio. Vienen las especulaciones, los comentarios de que María lavaba y se le acabó el jabón y veinte mil firmas más. Y como en este país hay tantos expertos en fraudes electorales, en casi todos los partidos, el susto es grande. Pero todo se arregla, se compone y el mundo no se va a acabar. vendrá el 16 de agosto, jurarán, en falso desde luego, más candidatos triunfantes que el carajo, a gastar el dinero de los contribuyentes y a seguir jodidos como hasta la fecha. Es el sistema, bendecido por el hermano mayor que respeta la voluntad popular -la suya desde luego- ¿De qué se asusta usted, entonces, viejo carajete? Todo seguirá igual. O peor. Y no es pesimismo, sino que aquí no se cree en nadie y se esperan milagros para resolver problemas…   Mire, viejito verde, ¿usted quiere una prueba del progreso que vivimos y del futuro tan halagüeño que nos espera? Entre las cosas que se discuten para mejorar el transporte se encuentra la creación de una escuela de choferes y de ¡cobradores! ¿Usted sabe lo que es eso? ¿Hay que preparar cobradores para salvar el tránsito? Suponemos que cuando terminen su curso les darán un diploma y el Gobierno les concederá exequátur para ejercer sus delicadas funciones. Dado ese interés oficial en mejorar la “calidad de vida” ¿no sería oportuno crear una gran “escuela técnica” para preparar atesadores de bastidores, amoladores de tijeras, remachadores de anafes, lavadores de carros y colocadores de zapatillas en grifos para agua sucia? Así se conjura el desempleo, sobre todo con empleos en que sólo hay que dar golpecitos cortos, no forzar mucho ni la mente ni el cuerpo…  Como quien no quiere la cosa, mi querido Magino, el amigo René Préval jura hoy la Presidencia de Haití. Ayudemos al nuevo mandatario en cuanto podamos, no le hagamos la vida imposible, pues un Haití estable, inmerso en el camino del progreso, es una garantía para la República Dominicana. Aunque le duela a los anti-haitianos que desean el exterminio total, como buenos fascistas que son en todos los órdenes y en todos los campos. Suerte a Préval y suerte para Haití…   Lea esto, mi caro viejo: “Si es hombre y se desnuda en la UASD, casi lo matan. Si es mujer y se desnuda en Viena entre jefes de Estado, lo celebran. ¡Ah mundo!” Así reza una Polibroma de El Nacional, edición de ayer tarde. Así es que tiene que ser. No es posible comparar a los carajetes que se semi desnudaron en la UASD con el bizcochito que se semi desnudó en Viena. No hay punto de comparación entre la carne de burro o de cocote uasdiana y la carnita blanquita y rosadita vienesa, a la cual sólo hay que agregarle una botellita de vino y un vals de Strauss para calentar…   Bien, Maginito, prepárese para el martes ejercer su derecho al voto. Es decir, en este domingo, medite cuál es la mejor marca de ron, y goce con los pendejos que aparecerán mañana pidiendo cordura en vez de cordel.

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