Coctelera

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Tenga un buen día, mi querido Magino. He leído una amplia información en El Nacional, dando cuenta de la enérgica protesta de la embajada de los Estados Unidos en el país, ante la denuncia que el formulara un ciudadano norteamericano de nombre Leonardo Gómez en contra de la Policía Nacional.

De acuerdo a la protesta, Gómez afirma que fue brutalmente golpeado con un bate de béisbol en una cárcel policial de Puerto Plata, cuando era investigado en relación con un asesinato, hecho que no toca la protesta diplomática. Mire, Maginito, no es que se crea que la Policía está formada por y «Los Niños Cantores de Viena» ni cosa que se le parezca. Tampoco que se ponga en duda extrema eso del uso del bate de béisbol por agentes policiales fuera de las competencias de los juegos militares. Sería hacerse el pendejo decir que es la primera vez que se oye la denuncia de presos maltratados con un bate de béisbol…..En primer término, y para despejar dudas, la queja de la misión diplomática debe ser atendida con presteza, sobre todo cuando el agraviado identifica por su apodo a uno de los supuestos torturadores. Hechos como éste no deben caer en el vacío y no porque se trate de un ciudadano norteamericano, sino por tratarse de un ser humano, digno de consideración y respeto, sin importar un carajo el cargo del cual se le acusa. Pero, Maginito, ¿no le duele a los norteamericanos, en su fuero interno, que ese hecho denunciado pueda ocurrir en un cuerpo policial al cual le han dado tanto dinero a contar de 1961, para que se entrene, se capacite y se supere y constituya una salvaguarda de los derechos humanos y una garantía para el sostenimiento del orden público?…..Viejo verde y sinvergüenzón, no me extrañaría que el gobierno de los Estados Unidos moleste, desde hace años, la actuación policial. Es más, en su informe anual sobre el estado de los derechos humanos alrededor del mundo, el Departamento de Estado no son flores que le lanza al temible cuerpo que ellos mismos ayudaron a conformar después del ajusticiamiento de Trujillo en 1961 y los hechos posteriores a ese acontecimiento, cuando a la Policía le tocó un papel «estelar» en la vida pública….. La Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), mi querido Magino, prestó valiosos servicios económicos y técnicos a la Policía en esa época por cierto muy ruidosa a nivel latinoamericano, con un Fidel Castro casi estrenando su revolución en Cuba, revolución que devino en comunista y que ganó amplio respaldo continental, no por ser comunista, sino por enfrentarse al poder imperial. Por aquí hubo acontecimientos estremecedores en 1965 y tras la intervención militar y política estadounidense, se trató de «reorganizar» la Policía con el asesoramiento de la AID y de técnicos especialistas de la tierra del Tío Samuel. Por aquí estuvo un asesor de nombre Anthony Ruiz, muy conocido por los viejos oficiales del decenio del 60 del pasado siglo. Y cuando Dan Mitrione -¿el mismo Ruiz?- fue capturado y procesado por Los Tupamaros, en Uruguay, admitió haber asesorado a la Policía criolla en los días inmediatos que siguieron al estallido revolucionario de 1965. Mitrione fue ejecutado….. Es innecesario repetir que durante esos días duros de la llamada «guerra fría» para unos, «guerra sucia» para otros, fueron muchos los jóvenes y valiosos revolucionarios que cayeron asesinados por agentes policiales, sin que el poder imperial ignorara cuanto pasaba. En esos días no había informes del Departamento de Estado…..Hoy las cosas han cambiado radicalmente. Es cierto. Pero en la Policía, sin duda alguna, aún se cosecha mucho de cuanto se sembró en aquella época desgraciada. Hoy no se persigue a políticos con la saña citada. Hoy se persigue a delincuentes, a agentes del crimen. Pero algo es común con los viejos tiempos: el irrespeto a los derechos humanos. La enseñanzas malsanas de viejos maestros, nativos e importados, algo que viene desde 1916 parece que es difícil de desterrar….. En cuanto a que la querella gringa se debe a la presencia del presidente Leonel Fernández en una reunión de mandatarios caribeños en Puerto La Cruz, Venezuela, con la presencia cimera de Hugo Chávez Frías y de Castro Ruz. Mire, Maginito, prefiero creer que se trata de una «coincidencia», una «simple y pura coincidencia» el hecho de que se conociera en público la querella gringa con la asistencia del presidente Fernández a Venezuela. No puedo imaginarme que exista una insignificancia de Estado por parte de la primera potencia mundial, de que se enojen tanto porque un mandatario quisqueyano, de hecho, reconozca que Castro Ruz es una cruda realidad y no una ficción. ¿O me equivoco?

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