Coctelera

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Pena y no sorpresa, me causó ayer la lectura de un reportaje publicado por el Listín Diario, en el cual se da cuenta de la ola de robos que afecta al parque deportivo del Este, construido para la celebración allí de varios espectáculos de los inolvidables Juegos Deportivos Panamericanos de hace un par de añitos. Digo pena, porque es lo menos que puede provocar el saqueo denunciado.

 Pero no sorpresa, pues eso había que esperarlo, más tarde o más temprano, como ocurrió en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte y como ocurrió en La Barranquita, de Santiago. Y como ha sucedido, por la inercia y descuido gubernamentales, en la inmensa mayoría de las instalaciones construidas para Juegos Deportivos Nacionales en distintos puntos del país ¿O se olvidó usted, Maginito, de gráficas de piscinas convertidas en potreros?…  Irrita, al mismo tiempo, que el Parque del Este —con un costo que ni las mismas autoridades conocen, ni las oficiales ni las llamadas olímpicas— sea objeto de un vulgar saqueo por falta de una adecuada vigilancia. Y mientras eso ocurre, a nivel nacional, centenares o miles de guanajos disponen de custodias formadas por guardias y policías, guardias y policías pegados por los más guanajos contribuyentes. Por eso, Maginito, risa es cuanto provocan los pronunciamientos demagógicos de autoridades civiles, militares y policiales cuando hablan de que sus efectivos que prestan servicios “particulares” serán llamados a los cuarteles. ¡Palabrerías!…  Cuanto ocurre en el Parque del Este sólo puede ser el comienzo, ante la irresponsabilidad gubernamental y federada. Asimismo. Está muy bien que el Gobierno se obligue a proteger sus propiedades, propiedades del bien común cuando cualquiera piensa que ese bien común carece de dolientes. Pero también es chocante que, con raras excepciones, a las distintas federaciones que controlan propiedades estatales sólo les toque hacer denuncias, por más justas que sean, sobre los daños causados en sitios bajo su responsabilidad. Tenemos entendido que el Comité Olímpico Dominicano (COD) se obliga a entregar partidas de dinero a las federaciones, dinero que es producto de leyes y que va a sus arcas vía Secretaría de Estado de Deportes, Educación Física y Recreación (SEDEFIR). ¿No podrían esas federaciones destinar una pequeña parte de cuánto reciben para pagar una vigilancia que ayude a los guardianes oficiales?…q Todos sabemos del bandidaje que afecta al país. Ni modo. Ahora bien, resulta inexplicable la facilidad que tienen los ladronazos que dañan lo que queda de esta sociedad. Del Parque del Este sustraen baños, asientos y hasta una planta. Se presume que eso no puede “llevarse a mano”. Tiene que usarse un vehículo, de tracción muscular, animal, de motor de lo que usted quiera. Ese vehículo no puede brincar una verja con una planta que pesa miles de kilos. Tiene que salir por las puertas que se suponen vigiladas por militares o policías armados. ¿Cómo se hace el milagro de los panes y los peces? Responda, no sea más pendejo de la cuenta…  Usted puede estar seguro, mi querido Magino, que ahora vendrán las declaraciones de que se aumentará la vigilancia, que se garantiza la propiedad pública en el Parque del Este. Eso lo comprendemos. Entendemos que así sea, pues ningún otro remedio le queda a la autoridad. Pero, dígame una cosa viejo Magino, ¿de dónde carajo van a sacar los efectivos policiales para llevarlos al Parque del Este, si ni siquiera tienen suficientes para patrullar las calles de la capital? Originalmente se formaron destacamentos militares que ejercieron buen control del parque —escobita nueva al concluir los juegos— pero después comenzó su trabajo la desidia, el descuido y la complicidad. Hoy ya usted ve cuanto ocurre allí. Y no espere usted que los políticos, para defender lo que es de todos, mostrarán la agresividad con la que defienden un voto que es sólo de ellos. ¿Nos habremos jodido?

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