Coctelera

Coctelera

En el “manicomio organizado” que era RTD-TV se recibía, casi a diario, y alrededor de las siete de la noche, una orden telefónica que era impartida desde Bonao, el feudo que manejaba Petán Trujillo: “pongan muñequitos, que la niña va a dormir”. Se trataba, se decía en la época, de la niña Gladys María, hija del presidente-tesorero de RTD-TV, el mismito Petán Trujillo.

Poco o nada importaba el programa que se encontrara en el aire. Los muñequitos salían en la pantalla chica, por cierto más malos y viejos que el carajo, de los primeros que produjo Paul Terry… En una ocasión, casi a las siete de la noche, se recibió la esperada llamada y los muñequitos salieran al aire. Esa noche, sin embargo, hubo una pequeña diferencia: desde Bonao vino una llamada preguntando las razones por las cuales se había cortado la programación. Y como era de esperarse, vino la “investigación profunda”, que determinó que quien había pedido los muñequitos había sido nada menos que Freddy Miller Otero. Cuando a éste se le interrogó, se le preguntó por cuales motivo había tomado el nombre de Gladys María en su boca. Y Freddy, con ese supertalento que tenía, manifestó que él no había usado nombre alguno, sino que se limitó a decir que la niña iba a dormir. Cuando le preguntaron a cual niña se refería, muerto de risa, dijo que a la suya, a su hijita que le acompañaba. Unos meses fuera de la planta fue la sanción…. De Freddy Miller Otero se contaba que, en una oportunidad, pidió un préstamo de 200 pesos y se le negó. Entonces se hizo retratar en el estudio María Montez, en ropa interior, con una soga al cuello y la lengua afuera. Dedicó la foto a Petán Trujillo y le puso, debajo de su nombre, una leyenda que rezaba así: Destino de un pobre poeta al cual se le niega un préstamo de subsistencia de 200 pesos. El dinero lo recibió pocas horas después. Se contaba que, en otra ocasión, Miller Otero tomó uno de los trajes de protorianos que se usaban para el Santo Entierro el Viernes Santo. Se colocó uno de ellos. Se sentó en una silla a manera de trono, con báculo y todo, y dedicó la foto a Petán, firmándola “Freddy Miller, el emperador de la necesidad”. Al día siguiente de enviar la foto, tenía un billete de cien pesos en su poder… Lo que nunca se pudo comprobar si era cierto fue el relato de que a Freddy Miller y al bardo azuano Héctor José de Regla Díaz le encomendaron preparar la vida de Gregorio Luperón en seis capítulos, para llevarlos a la radio durante una semana de aniversario. Siempre se dijo, aunque nunca se verificó, fue que los poetas decidieron preparar el asunto para entregarlo por capítulos y que pidieron un dinero a manera de avance. La empresa negó ese avance y entonces Miller y Díaz dijeron al administrador Santamaría Demorizi: “Nos consigues el avance o Luperón muere en el capítulo tres”… Todas estas cosas, mi querido Magino, ocurrían en RTD-TV, pese a la disciplina rígida que allí imponía Petán Trujillo. Inclusive, una vez a la semana se inspeccionaba, como se hacía en los cuarteles y los escritorios de los locutores tenían que brillar por la limpieza. El personal de cabina trabajaba con corbata a tiempo completo. No se podía canear en los pasillos. Todo eso, más algunas amenazas, fue lo que movió al locutor y galán cubano Evelio Otero Montes de Oca a escribir, para Bohemia, en La Habana, un artículo intitulado “La Siberia Radial de América”, que cerró las puertas a los cubanos, durante un tiempo, en la planta dominicana. La Voz Dominicana o Radiotelevisión Dominicana, cuando Trujillo cayó abatido por las balas en la noche del 30 de mayo de 1961, contaba con más de quinientos empleados y las únicas grabaciones que se autorizaban allí eran las realizadas por los artistas contratados por la emisora. Había allí un estudio de grabaciones de primer orden, adelantando a su época. Aunque en forma un tanto desorganizada, RTD-TV contaba con un tremendo archivo de voces. Algunas cosuanitas fueron salvadas y existen grabaciones de ellas. Pero, en líneas generales, el saqueo acabó con todo cuando la empresa pasó a ser propiedad “del pueblo”.

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