Coctelera

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Muy buenas, don Maginito. Tenemos que ponernos al día con unos cuantos asuntitos que hemos ido aplazando por distintas y justificadas causas. Por ejemplo, viejito vagabundón, una vez el presidente Leonel Fernández, creo que en su primer mandato, habló de hacer de Santo Domingo un «Nueva York chiquito». Se hicieron más chistes que el carajo alrededor de ese asunto, como se hicieron, también, cuando alguien habló de hacer del país un «Monte Carlo chiquito». Y ahora tenemos que el amigo Eddy Martínez, el hombre fuerte que tiene que bregar con las inversiones extranjeras, señala la posibilidad de que nos convirtamos en «La Irlanda del Caribe». ¡Mamacita!…

Un chusco, de esos que abundan por ahí en cantidades industriales, al escuchar las expresiones de Martínez, se limitó a preguntar: «¿Y cuándo comienzan a llegar los irlandeses?». Martínez salió muy contentito del viaje realizado por una misión oficial dominicana a Irlanda, misión encabezada por la señora primera dama, Margarita Cedeño de Fernández. Bien, Maginito, anótelo a esperar resultados de esta gira…

A propósito de giras, viajes y otras cosas, hay mucho entusiasmo en sectores oficiales ante las declaraciones en relación con la instalación de refinerías petroleras. Lo que no sabemos es qué tiene que ver la Refinería Dominicana de Petróleo con esos proyectos, pues esa refinería- más bien una licuadora o batidora que refinería- es una empresa mixta propiedad del Estado y The Shell Petroleum Company. Ahora se cita a unos inversionistas de los Emiratos Arabes que vendrán o ya llegaron, para hablar de una refinería o cosa parecida en Manzanillo. No se por qué, pero desde los día de la primera administración Balaguer se le tiene el ojo echado a Manzanillo. ¿Usted se olvidó de los aventureros que pasaron por aquí hablando de la posibilidad de construir un super-puerto en ese lugar? Mire, Magino, intriga un chin eso de la inversión de los emiratos, pues se ignora si la que ahora se anuncia guarda alguna relación con la puesta en conocimiento público durante la administración de Hipólito Mejía, cuando se habló de que Jeques de Abu Dabi invertirían más de 12,000 millones de dólares en distintas obras en la Costa Norte. No, por nada. Y ya que hablamos de inversiones, ¿En qué está lo de la fábrica o ensambladora de aviones que montaría Ucrania en este país del carajo? No, por nada…

Intriga, querido Magino, eso del robo de la computadora personal del presidente Hugo Chávez Frías. ¿Quién robó la computadora del gobernante venezolano? ¿Fueron sus enemigos? Bueno, si enemigos pueden hacer eso, ¡que Chávez se cuide a lo máximo, como diría el Chapulín o le dedicarán «Más cerca de Ti, Dios mío!». ¿Fueron su amigos? Pues la cosa entonces sí es de cuidado, de mucho cuidado, pues el popular mandatario tiene a su alrededor ‘amigos’ de no muy buenos modales y capaces de cualquier cosa. Magino, seamos realistas, a los dictadores, a los hombres-fuertes, quienes le rompen la parpatana son sus «amigos», gente de su entorno. Y así tiene que ser, pues los enemigos, los adversarios con malas intenciones, no pueden acercarse a ellos. Si esto no es un show, ni modo, Chávez que se cuide, que el brazo imperial es largo y como hijo de buen pulpo tiene tentáculos en todas partes…

Ramón Alburquerque y Orlando Jorge Mera, presidente y secretario general del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), respectivamente, se entrevistarán en los próximos días con la cúpula empresarial dominicana. Será, según se supo a lo interno del perredeísmo, de una visita «protocolar», pero usted puede estar seguro, viejo verde, que los empresarios aprovecharán esa visita para hablar de la propuesta de reforma fiscal y de otras pendejaditas en las cuales se interesa el gobierno. ¿Se sabrá algo de lo que se trate en esa reunión? De lo que usted puede estar seguro es que los empresarios no emitirán declaración alguna y mucho menos los protocolares perredeístas. Así, pues a buscar vainitas extraoficiales y a especular…

Magino, la parte más difícil de las reformas que se esperan, corresponderá al gobierno. Habrá que entrarle a dos manos al gasto público; eso sí, no se olvide que los gastos congresionales también son públicos y cubiertos por los infelices contribuyentes. Algunos quieren que la comisión cambiaria se quite para unos y se deje para otros. Es decir, volver a la época de las distorsiones, cuando se sabe que esa comisión tiene que desaparecer por completo. ¿En qué quedará toda esta vaina? Bueno, cualquiera diría que como quiera será una fuñendita y los platos rotos, a fin de cuentas, los pagarán quienes menos llenan esos platos.

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