Coctelera

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Buenos días, don Magino. ¡Y al grano! Una pregunta tonta, que intriga a quienes viven en el Limbo condenados a desaparecer en los próximos meses: ¿Por qué las reuniones de más alto nivel en relación con los problemas energéticos, reuniones inclusive encabezadas por el jefe del Estado, se efectúan en Casa de Campo o Bávaro, en la República de La Romana? ¿No sería posible celebrarlas en el Palacio Nacional, digamos, en la República Dominicana? No, por nada… Magino, algo que intriga con las cosas que se hacen, o se dejan de hacer, en ese sector energético que tanto preocupa a los dominicanos. Es rara, pero muy rara, la licitación que por allí se efectúa, que no genere discusiones y problemas con los perdedores. Ahora mismito, viejo querido, en la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas del Estado (CDEEE) se habla de la adjudicación de dos plantas a carbón a la empresa Emirates Power DR, S. A., algo que solo espera la ratificación del consejo de directores de la CDEEE… Pues bien, surge ahora la protesta de una empresa que perdió en la licitación y se lanzan cargos contra la ganadora. Que es una empresa que se formó hace un par de meses, que no cuenta con respaldo certificado de multinacionales vinculadas al sector eléctrico, que la licitación fue apresurada y veinte mil firmas más. Se afirma que la empresa que protesta es un consorcio “dominico-chino”, formado por Sichuam MC, C.por A. y Emaca, C. por A. No se dice, sin embargo, quienes conforman la parte dominicana aliada a los chinos de verdad, como diría el extinto José Francisco Peña Gómez, ni cuál es la experiencia que tienen en materia energética. No se explica por cuáles motivos se invoca la prisa en la licitación ni por cuales razones eso no se hizo con la licitación en marcha o cuándo los sobres iban a ser abiertos. Es decir, Maginito, se crean situaciones que desorientan a cualquiera. Pero eso no es todo. Hay precedentes de derrotados que arman escándalos —eso no quiere decir que este sea el caso específico que se trata— y obtienen beneficios de dichos escándalos, pues un Estado tímido, irresponsable o cómplice, reparte el pastel y le saca su buen pedazo al perdedor con todo y la complacencia del derrotado. Por eso, viejito vagabundón, todo se resume en el jodido conflicto de intereses que lleva a este pobre país rumbo al carajo, no a El Cairo… Maginito querido, estamos contentitos. El Listín Diario, en información firmada nada menos que por su director, el amigo Miguel Franjul, confirma algo que dijimos en una columna la pasada semana: el presidente George Bush vendría al país para la reunión de SICA. Miguel da cuenta de que el presidente Leonel Fernández ya remitió la carta de invitación al mandatario estadounidense. La reunión será en la República de La Romana y desde que se publicó la primera especie de ese asunto, hará cosa de un par de meses en HOY, no se ha podido establecer si el mandatario, tiene programadas actividades en la capital dominicana… Amigos me preguntan quien era José Pérez Colmenares, cuyo nombre lleva uno de los estadios en que se juega la Serie del Caribe. Bien, si la memoria no me falla, Pérez Colmenares era un brillante inicialista venezolano, de prometedora carrera, que murió en la flor de su juventud, no recuerdo si en un accidente aéreo o automovilístico. Jugaba en las épicas series mundiales organizadas por el coronel cubano Jaime Mariné Montes, que tenían por sede La Habana y Caracas y en las cuales no se definía, con precisión, que era el amateurismo y que era el profesionalismo. Pérez Colmenares perteneció a una generación de jugadores venezolanos entre los cuales destacaban Antonio Briñes, Dalmiro Finol, Vidal López, Héctor Benítez Redondo, Valentín Arévalo, Guillermo Vento, Daniel Canónico (El Chino), Mono Zuloaga, Julio Bracho, Dumbo Fernández. Varios de esos jugadores, como profesionales, militaron en equipos dominicanos cuando el béisbol se practicaba aquí en el verano, de 1951 a 1954… Bien, Maginito, a prepararse, pues aún cuando usted no tiene que votar en las elecciones haitianas, sí le conviene enterarse de cuanto ocurre en el vecino país, pues, para siempre, tendremos que convivir con esos amigos.

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