Coctelera

Coctelera

Felicidades  mi querido Magino y por su mediación a todos los suyos, desde el más grandote hasta el más pequeño. Mi deseo es que este año que acaba de comenzar sea consagrado a los contrabandistas y se levante un monumento para honrar al «contrabandista desconocido». Al contrabandista conocido nada hay que darle fuera del paupau que le suministra Miguel Cocco cuando trata de correr más que la bola…

Los más cotizados  representantes comerciales se han sentido contentitos por las ventas de fin de año. Y cuando esos lebreles se expresan en esa forma, ni modo, más feliz se pone Juan Hernández en Impuestos Internos… Magino,  me dicen que en el comercio se observa gran escasez de monedas de diez y veinticinco pesos. ¿Qué pasa con esa vainita? En fuentes del Banco Central se afirma que la disponibilidad de monedas de las denominaciones citadas es normal. Entonces, viejo vagabundón, ¿qué ocurre en el pandero? Y ya que hablamos de monedas, ¿qué se habrán hecho las de 50, 25, 10, 5 y 1 centavos? Usted bien sabe que en la inmensa mayoría de los establecimientos comerciales se hace bastante buen negocio pues si usted compra distintos artículos por un valor de RD$99.50 y paga con un billete de cien cocos, es muy difícil que le devuelvan los valorcitos de lugar, es decir, los cincuenta centavos. Eso ocurre todo el tiempo y con todas las monedas fraccionarias. ¿Se imagina usted, viejo embaucador, qué cantidad de dinero se mueve por ese concepto? Eso sí, caro viejo, no crea usted que se juega a la reciprocidad. Digamos que usted gasta RD$20.50 y paga con un billete de veinte de los sucitos. Busque los 50 centavos faltantes o váyase al carajo… Y a propósito  de monedas, le va de gratis el cuentecito, protagonizado por Romeo Trujillo Molina, apodado Pipí. Este buen señor era famoso por sus arbitrariedades, que en nada tenían que ver con su hermano, el dictador Rafael L. Trujillo Molina. Pero «el caballero» Pipí se valía de su vínculos con el «hombre fuerte» para cometer sus fechorías. Se cuenta que Pipí Trujillo tenía la costumbre de acudir a «La Cafetera» y solo pedía una taza de café. A la hora de pagar, entregaba al mozo un billete de cien tulipanes para que le cobraran el valor del cafecito, ¡de cinco centavos! se le devolvía el billete por falta de menudo: Pipí Trujillo repitió la operación, hasta una mañana cuando «pagó» el café con el billete de cien pesos. El mozo se dirigió a la caja y allí el propietario tomó el hediondo grandote. Cargó con un saquito y se dirigió a donde se encontraba Pipí Trujillo. Ante su sorpresa, el dueño del establecimiento, de apellido Paliza, entregó el saquito al hermano del dictador y cuando éste preguntó qué había en el saquito, el honrado trabajador español le contestó que esa era la devuelta del billete con el cual pagó una taza de café. ¡Paliza le devolvía RD$99.95 en monedas de cinco centavos. Pipí Trujillo insultó a Paliza pero no le quedó más remedio que cargar su menudito, pues bien sabía que si tomaba alguna acción violenta contra una persona tan conocida como Paliza, cuando el asunto llegara a oídos del dictador, tendría que refugiarse en casa de su madre hasta que la cólera del mandamás se disipara. Pipí Trujillo jamás volvió a tomar café en la famosa La Cafetera, siempre en El Conde como negocio principal… El matutino  «El Día» trae la información de que se crea un cuerpo especializado para dirigir la seguridad del Metro de Santo Domingo. El cuerpo estará formado por agentes del Ejército Nacional en un 60 por ciento; de la Marina un 20 por ciento y el restante 20 por ciento de la Fuerza Aérea Dominicana. Dígame una cosa, don Magino, ¿por qué le dieron bola negra a la Policía?

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