Coctelera

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¡Feliz día, Magino querido! ¡Sea siempre optimista! Total, eso no lo cobran…”¿Baja de precios o de pantalones?”. Pregunta la Farmacia Mella…  El gobierno de Portugal rechazó la petición para que exonerara del pago de impuestos sobre los 50,000 euros percibidos por cada uno de los 23 jugadores de su equipo que logró el cuarto lugar en el recién finalizado mundial de fútbol efectuado en Alemania. “En momento en que el país debe hacer sacrificios, pienso que estos sacrificios deben ser hechos por todos”, dijo en forma categórica el ministro de Hacienda, Fernando Texeira dos Santos”. El ministro considera que los jugadores deben conformarse con “el reconocimiento popular”. ¡Sin comentario, Magino!…  Somos miembros de los clubes de París y Londres. Pero, para los vanidosos, viejo carajete, a esos clubes no vamos a divertirnos, sino a que nos ordeñen…  Maginito cada vez que le oigo quejarse por el caos en el transporte urbano, específicamente por la vaina esa que llaman “concho”, me acuerdo de que antes había guanajos que querían curarse las hinchazones usando aquella “pomada alcanforada” que venía en una cajita de madera, en dos tipos, uno a cinco centavos y otro a diez, moneditas que hace tiempo fallecieron en la paz del Señor…q Pues bien, cualquiera diría que ese caos en el transporte es producto de la demagogia, la irresponsabilidad y la corrupción. Fíjese usted que el problema con “el concho”, comenzó en las postrimerías de 1961, cuando el entonces presidente Joaquín Balaguer, bailando la cuerda floja y trabando para su futuro político, repartió parte de los fondos del Partido Dominicano en liquidación, para adquirir, de sus propietarios, los vehículos públicos que éstos alquilaba a los infelices obreros del volante, que entonces no gritaban que eran “padres de familia ni desheredados de la fortuna, sino que trabajaban hasta uniformados y en forma muy disciplinada. Sonaron los clarines de “la libertad”. Comenzaron a formarse los sindicatos, manejados por vivos que se aprovechaban de la ignorancia de sus afiliados…  Con el paso del tiempo, el gobierno de turno comenzó a “favorecer” a esos sindicatos auspiciados por los eternos vividores de siempre y se iniciaron los regalos de autos con unos préstamos que nunca se pagaban. Se formaron distintas organizaciones estatales que han manejado miles de millones de dólares en casi medio siglo. Siguieron los “préstamos”. Cambios de carros. Pollitos blancos. Pollitos amarillos. Y los gavilanes ahí, siempre prestos a pescar lo suyo. Hoy el transporte es más caótico que nunca. Situación complicada —y se complicará aún más— por los altos precios del petróleo. Vehículos que usan gas subsidiado, es decir, pagado por los pendejos contribuyentes, cuyos dueños gritan cuando suben los precios de una gasolina que ni huelen. El gobierno, no importa cual, muestra más miedo que vergüenza a la hora de enfrentar el mal que cada día se agrava. Dios nos tome confesados a la hora de la verdad…  Magino querido, ya el doctor Bernardo Defilló dio el grito de alerta: las Administradores de Salud y Riesgos Laborales, las llamadas ARS, no pueden rechazar atenciones a personas por cuestiones de edad. Es decir, no pueden negarse a tratar envejecientes, ancianos o como usted quiera llamarlos. Y solo se espera que cuando suene la campana, los ancianos, envejecientes o como usted quiera llamarlos, le repito, den el grito de guerra y sometan a las ARS que violen la ley…  Por cierto, ya que hablamos de seguridad social, ¡mucho cuidadito con el manejo de los fondos de pensiones! Se sabe que hay más de 28,000 millones de pesos en depósitos, pagados por los “asegurados” y no son dos ni tres quienes están detrás de esos recursos. Sabido es, también, que ese dinero tiene que aprovecharse para que produzcan intereses que aumenten el capital que manejan los administradores de recursos ajenos. Cabe reclamar sumo cuidado a la hora de prestar esos chavos, pues quien coja su dinerito y quiebre, quien daña es a los que esperan su tiempo de cobrar una pensión. Ese dinero, que se sepa, está depositado en bancos que cabildearon bien su ley desde que se anunció que venía “la seguridad social”. En eso nada hay de malo. Y como se espera que la banca ahora esté muy bien supervisada, no está demás recordarle al gobierno su obligación de cuidar los recursos de quienes esperan la hora de pensionarse, muy especialmente a la Superintendencia de Bancos. Amén.

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