Coctelera

Coctelera

Magino querido, lo bueno de las temporadas dominicanas es que, cada día, alguien la saca por los 411 del Quisqueya y si la bola choca de aire y no sale, cuando menos el beneficiario se apunta en cuadrangular de piernas. Eso, independientemente de las bases que se roban en cada campaña y no haga malos juicios cuando vea que se usan los términos bases y robos. Todo es, como se indica en el cine, pura o mera coincidencia. Ahora tenemos que la Cancillería ha decidido cancelar los pasaportes oficiales expedidos a nombre de las esposas e hijos de ¡los regidores! Cabe suponer que, dado el «limitado» número de regidores, solo sean unos cuchumil los pasaportes oficiales expedidos. No vaya usted a pensar mal, pues la propia Cancillería habla de regidores que han hecho buen uso del privilegio. Otros, desde luego, se han dado banquete y algo más. Como había que esperarlo. Esta sinvergüencería, al parecer, se inició el 16 de agosto del 2002, según informa la propia Cancillería. Mire, viejito comparón y charlatán, no busque culpables ni responsables por cualquier descrédito otorgado al país por el uso indebido de pasaportes oficiales expedidos, supuestamente, a nombre de familiares de regidores. Culpable y responsable solo hay uno: el gobierno como «institución», que autorizó esa pendejuana para favorecer mayoritariamente a los suyos. Ahora mucha gente acabará de explicarse, Maginito querido, por cuáles motivos hay camajanes que pagan hasta un millón de pesos en la búsqueda de una regiduría, un cargo «honorífico» en la práctica, pero que compensa los «sacrificios» con dietas y algunas cositas que se consiguen por la izquierda, además de armas de fuego y hasta pasaportes oficiales. ¿Cuántas vagabunderías más se encuentran tapadas, otorgadas por el gobierno a sus canchanchanes?…

Magino, en el Mirador del Sur se soltó el loco. Ayer tarde más gente que el carajo vio como se podaban y cortaban árboles de todas clases, incluyendo almácigos y laureles. Se comentó que es el Ayuntamiento del Distrito Nacional el que hace «el trabajo», suspendido por oscuridad para continuarlo hoy. ¿Qué se hace en el Mirador del Sur que se hiere y asesina árboles dignos de mejor suerte? No se olvide, Maginito, que por allí, en una ocasión, querían destruir las zonas verdes laterales, junto a las calles, para asfaltarlas y adoquinarlas, trabajitos que costaban un dinerito, y que fueron paralizados por las protestas de la opinión pública. ¿Habrá que hacer lo mismo ahora, en vista del silencio alrededor de qué se proyecta en el dignísimo pulmón de la capital?…

Querido Magino, el cable trae la noticia, fechada en Washington: el «evangelista» Pat Robertson es partidario de que Estados Unidos asesine al Presidente constitucional de Venezuela, Hugo Chávez Frías. Usted puede imaginarse, viejito charlatán, que el evangelio que predica el cabrón ese es «según Adolfo Hitler o José Stalin». Es increíble, mi querido viejo, que a estas alturas del juego exista un «evangelista» tan cavernario como el señor Robertson, quien se atreve a pedir que un «agente clandestino» ejecute a Chávez Frías. Es una lástima, una verdadera lástima, que el señor Robertson, en aras del «patriotismo» que le moviliza, no se ofreciera, a manera de voluntario, para llevar a cabo el «trabajo»…

«Los impuestos derivados de la actividad de los juegos de azar son una forma del Estado cobrar un impuesto sin obligar a nadie a pagarlo». ¡Tremenda doctrina económica que acaba de ser descubierta por «abogados» que propugnan por los traganíqueles, tragaperras o ladrones de un solo brazo! Esa concepción, ultramoderna, debería ser objeto de ponderados estudios académicos y no dude usted, Maginito, que se abra la oportunidad para que sus sustentadores puedan optar, en un futuro no muy lejano, por un Nobel de Economía…

Maginito, el «pleito» entre sectores energéticos gubernamentales y el Banco Mundial es algo que está «casado» desde hace días. Y no es un secreto que por laditos oficiales se tratará de resucitar el «expediente Westmont», para que se logre un acuerdo con Westmont, ahora «licitado», que permita la instalación de dos plantas de carbón que producirían 600 megavatios. El Banco Mundial se opuso a la vainita esa, sobre todo a adelantarle a Westmont 140 millones de dólares, en veinte meses, hasta que comenzará a operar. Vendrán días más difíciles en esas relaciones y el Banco Mundial será acusado muchas veces de vainitas y vainotas.

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