Coctelera

Coctelera

 ¿Que Guy Philippe trató de sacar partido político a la visita de nuestro presidente, Leonel Fernández, a Puerto Príncipe? Eso no tendría nada de raro, pues Philippe se agarra de cualquier pendejadita para buscar ventaja y tiene que sentirse muy mal por el hecho de que el gobierno del presidente Fernández, con muchísima razón, le mantiene el impedimento de entrada a territorio dominicano.

Y si es cierto, como lo informa el bien enterado Leo Reyes en El Nacional, que nuestro embajador en Haití, José Serrulle Ramia, pidió al presidente Fernández que quitara ese impedimento al antiguo comisario golpista, no hay duda alguna de que se trata de una blandenguería que en nada nos va a beneficiar…  Philippe es todo un personaje. Aquí se asiló y recibió un trato a cuerpo de rey, hasta que pudo viajar al Ecuador, dado que el presidente Jean Bertrand Aristide le había pedido en extradición. Lástima que esa extradición no pudiera ser concedida con la facilidad que se conceden las que pide el imperio nada menos que de dominicanos. Pero es admisible que Philippe también era un perseguido político aunque golpista. Philippe pudo retornar de Ecuador a República Dominicana, vía Panamá, pese a que el entonces presidente Hipólito Mejía anunció que sobre este golpista haitiano pesaba un impedimento de entrada…  Su llegada aquí probó, por tanto, que por encima de la cabeza del jefe del Estado le metían al golpista haitiano, pues nadie creería en que Mejía jugó dos bases al mismo tiempo. Y en esa ocasión se llegó a decir, por lo bajo, que Philippe contaba con muchos amigos poderosos en las Fuerzas Armadas, especialmente en el Ejército Nacional, que se encontraba, creo, bajo el mando del mayor general Manuel Polanco Salvador, quien lo había conocido cuando era agregado militar en los días del entonces embajador en Haití, el muy competente oficial de inteligencia general Oscar Padilla Medrano. Philippe desarrolló normalmente su vida en República Dominicana y desde aquí conspiró a todo dar, formando una especie de “ejército”, que entrenó sin dificultad alguna y se llegó a decir que fue armado por dominicanos. Oficiales criollos lo llevaron a la frontera y él mismo no escondió ese detalle en una entrevista que le hizo Nuria Piera para la televisión…Lo lindo del caso es que, en una oportunidad, los guardias de aquí dieron tremendo show cuando “detuvieron” momentáneamente a Philippe, en días que éste hacía una especie de “turismo fronterizo”. Para quienes siempre buscan una pata adicional al gato, sobre todo en un país lleno de felinos como es éste, se vio que a Philippe le daban respaldo poderosos sectores que bien podrían ser foráneos, esos que utilizan guanajos y después que éstos fracasan los dejan abandonados a su propia suerte. Philippe se consideró el “libertador” de Haití y le salió el tiro por la culata cuando creyó que lo llevarían cargado al Palacio de Puerto Príncipe, pero cuando el león vio a tropas extranjeras haciendo de las suyas para impedirlo, se puso más mansito que el carajo… Ese hombre, que aspira la presidencia haitiana, más tarde o más temprano tratará de ingresar a la República Dominicana, dependiendo de lo que ocurra en Haití. Y en ese empobrecido país parece que no ocurrirá, lamentablemente, nada bueno. Cabe esperar que los militares dominicanos no vuelvan a hartarse de bolitas de las cuadradas y le dan su apoyo a Philippe, aun cuando el poder imperial lo pida, lo exija o trate de imponerlo. Philippe, si quiere viajar, podría volver a Ecuador, vía Panamá, donde todavía quedan rezagos imperiales, dicho sea con todo el respeto que nos merece el presidente Martín Torrijos… No vamos a ligar a Philippe con el actual gobierno haitiano, si a eso puede llamársele gobierno. Pero es muy claro, clarito, para quienes desean ver las cosas, que las actuales autoridades haitianas no tienen interés muy especial en resolver problemas entre los dos países, pues les ha ido muy bien en la actual pesca, especialmente en el campo de la migración, dado que sus tres grandes amigotes, Estados Unidos, Francia y Canadá, quieran protección a los derechos de los migrantes, pero fuera de su territorio, y estiman que República Dominicana es la solución. Lástima que por aquí todavía seamos tan boca de burros para no dar el frente con energía a lo que se muestra y estemos de cosas flojas cuando la piña se pone agria. Y para fines de aquellos que llevan anotaciones, déjense de estar jugando solo a la diplomacia barata, que desde hace casi medio siglo Haití nos lleva la ventaja en ese campo. Solo en una ocasión el juego se emparejó o dio su ventajita a los locales, y fue cuando don Fello, el de San Cristóbal, con todos sus defectos, no se apretaba para responder con calidad en el campo diplomático. Haití le nombra al genial Jean Price Mars de embajador aquí, y la respuesta iba enseguida a Puerto Príncipe: Manuel Arturo Peña Batlle para allá. Jamás un grandes ligas haitiano tuvo un pelotero clase B como contrapartida. Haití hasta hace unos días y desde el 2003 no tuvo embajador en Santo Domingo, y nosotros, ni siquiera por vergüenza aplicamos el principio de reciprocidad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas