Coctelera

Coctelera

¿Que el Almirante Descubridor de América era portugués? ¿Y quien o quienes desean, ahora, echarle esa vainota a la tierra de Oliveira Salazar? ¡Qué Génova termine de chupar su cajuil, que mucho lo ha disfrutado durante más de cinco siglos!…..

El hecho de que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se reserve la «escogitación» del candidato a senador por el Distrito Nacional no es una señal de transparencia. Si lo es, en cambio, de que en el Distrito Nacional todo puede pasar? ¿Qué ocurriría, por tanto, si el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) se decide a apoyar las aspiraciones a síndico del perredeísta Alfredo Pacheco, siempre y cuando los perredeístas respalden las senatoriales del doctor Víctor Gómez Bergés, que pinta como una línea en la «convención» de los herederos del Doctor?….. Y por ahí ya se dice que en el PRSC existe un movimiento para acercar al partido al viejo dirigente Fernando Alvarez Bogaert, quien fuera candidato a la vicepresidencia de la República y desempeñara altísimas funciones en las administraciones del doctor Balaguer. Por cierto, por sus aspiraciones políticas, el implacable Doctor lo cepilló en varias ocasiones y de mala manera. Alvarez Bogaert fue compañero de la boleta perredeísta del doctor José Francisco Peña Gómez, en las elecciones de 1996, ganadas en segunda vuelta por el doctor Leonel Fernández….. ¿Que American Airlines ya transportó, en lo que va del año, su pasajero un millón entre República Dominicana y Estados Unidos? Eso se llama, mi queridísimo Magino, comer filete bien blandito….. Mire, mi querido viejito charlatán, durante mucho tiempo se hablará de la presencia y la salida del sacerdote belga Pierre Riquoy en la República Dominicana. Riquoy, por presiones de todas clases, acaba de ser sacado por su orden religiosa y enviado a «vacacionar» a España. Por aquí no volverá. Quienes adversaban al abogado de los haitianos en el sur del país entienden que se han apuntado una victoria con la virtual expulsión del padre Riquoy. Hacen mal. Quizás su miopía, ayudada por excesos incurridos por el propio padre Riquoy, impide a esa gente darse cuenta de que el siglo que está en sus comienzos será el siglo de los derechos humanos y del medio ambiente y que eso también comprende a los haitianos…. El padre Riquoy incurrió en yerros. Es humano. Uno de ellos fue la declaración de par de haitianitos, como si fueran hijos suyos, para dotarlos de actas de nacimientos del país. Tal vez no supo proclamar su defensa de los dominicanos, en los bateyes, con la misma firmeza y fiereza que lo hizo con los haitianos….. El Coctelero solo habló con el padre Riquoy en dos ocasiones. Una fue cuando se trató de lograr un contrato para lograr las noticias de Centro Puente, que manejaba el propio Riquoy. No se logró nada en concreto, pues el sacerdote pretendía, por los servicios de la agencia, una tarifa mayor que la que cobraba, entonces, The Associated Press. La otra conversación fue durante una comparecencia del sacerdote a un almuerzo del Grupo Corripio de Comunicación Social. En ambas oportunidades el sacerdote lució como un hombre equilibrado, preocupado por la suerte de los haitianos indocumentados que vivían en el país, especialmente en el sur, y por la forma en que éstos eran explotados no solo en los ingenios azucareros sino en otros campos agrícolas e industriales privados…. Tenemos que insistir en que el gobierno está obligado a llamar a capítulo a quienes se benefician de la obra de mano haitiana, especialmente en el sector azucarero. Los bateyes tienen que ser humanizados pues allí viven seres humanos. Esa situación no se resolverá con la partida del padre Riquoy. Si por cualquier circunstancia un manto de silencio se tiende ahora sobre la situación, ese silencio podrá durar un tiempo, nunca todo el tiempo. Y en algún momento tendrá que surgir otro padre Riquoy, importado o nativo, que no solo luche por los derechos humanos de los haitianos indocumentados que entran al país, sino también de los dominicanos documentados que pasan tanta hambre y necesidades como aquellos que carecen «de papeles».

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