Coctelera

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 ¿Qué ya Leonel es precandidato presidencial? No joda, Magino. La Generadora San Felipe, mi querido Magino, es la misma Smith and Enron. La siempre controversial planta energética es ahora propiedad total de la Ashmore Energy International, Ltd., de Gran Bretaña, con otras inversiones en América Latina, incluyendo la Bolivia de Evo Morales. ¿Habrá solo cambio de nombre?…

Smith and Enron, viejo verde, es de las empresas “dichosas” que han pasado por estos lares y solares, y que se ha sacado premios mayores en esa inacabable lotería que es la vagabundería nacional…q En medio de una de las tantas crisis energéticas vividas en este pobre país, durante la última administración de cuatro años del doctor Joaquín Balaguer, apareció un salvador llamado John Smith, con quien se negoció la instalación de termoeléctricas para resolver la situación. Cabe suponer la clase de negocio que se hizo, que gente que rodeaba a Balaguer dijo que el disminuido ejecutivo pitó como el Coamo frente “al hecho consumado”…

 Con su contrato en la mano, el señor Smith hizo una negociación en los Estados Unidos y de buenas a primeras surge una Smith and Enron que cobraba por capacidad instalada y no por servicio prestado. Hubo recomendación favorable para créditos por parte de una financiera del Banco Mundial y por aquí se repartió por varios lados. El tupé de esta compañía llegó al extremo de demandar al gobierno dominicano por incumplimiento de contrato y cuando el presidente Leonel Fernández llegó al mando en 1996, tuvo que ir a litigar en una corte internacional de arbitraje. Después siguió comiendo con su dama hasta el día de hoy…

Pero no es Smith and Enron la única empresa que se ha servido con la cuchara grande en los yacimientos auríferos de cielo abierto de la Rosario, en Pueblo Viejo, Cotuí, fueron obsequiados por el dictador Rafael L. Trujillo a un viejo amigo suyo? No me pregunte fecha, pues la ateroesclerosis no perdona. Ahora bien, busque abogados amigos, recurra a la colección de la Gaceta Oficial y verá usted cositas de más interés que el carajo. Trujillo ordenó que los yacimientos de oro y plata de Pueblo Viejo se otorgaran al señor Leland Johnston, un antiguo agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que cultivó la amistad personal del hombre-fuerte quisqueyano.

Con el pasito del tiempo, Johnston vendió en 100,000 dólares la concesión que le fue otorgada por Trujillo a la famosa Rosario Resources Company, que explotaba recursos mineros en Centroamérica, especialmente en Honduras y Nicaragua. Rosario se alió a la Simplot Industries y así aparecen en la República Dominicana, donde discuten un contrato con el Estado para ejecutar la concesión comprada a Johnston. Todos sabemos cuanto ocurrió hasta que el gobierno de don Antonio Guzmán adquirió el citado contrato. ¿Qué pasó después? Ni modo, hasta una inversión de cinco millones de dólares pusieron a gastar a este pobre país en la construcción de una refinería que jamás operó. Y para terminar esta vainita de la Rosario, es posible que el Guinnes Récords se sentiría muy contento en registrar que un yacimiento aurífero fue regalado y una mina de ese metal precioso fue agotada para pagar sueldos…

Pero mire, Maginito querido, otro yacimiento minero, este de cobre, se salvó de chepita, gracias a una serie de artículos valientes, de la autoría del fenecido licenciado José Ernesto García Aybar. Se trataba de la codiciada mina de Las Cañitas, que también buscaban criollitos prevalidos de protección política. Ocurre que por aquí se presentaron, en la primera administración Balaguer, la de 1966, los señores Don Nixon y George Meier, el primero hermano del presidente Richard M. Nixon y quien tiraba una recta que nunca bajaba de las 95 millas por hora

. A Meier se le señalaba como “ecologista” y el presidente Balaguer, al parecer cediendo a amigos militares, le otorgó una condecoración cuando visitó el país. Ambos personajes eran acompañados por un buen amigo del presidente, el señor Luis González Torrado, quien había sido ministro en una administración del general argentino Juan Domingo Perón.

 Los artículos de García Aybar, denunciando las irregularidades que se cometían alrededor de Las Cañitas, hicieron que Nixon y Meier desistieran de sus propósitos, con seguridad para evitar problemas al mandatario estadounidense. Pero aquí siguieron las presiones, ejercidas especialmente por altos militares allegados a Balaguer.

 García Aybar no cedió y recuerdo que, en una oportunidad, Balaguer le dijo que por que no le aceptaba la Procuraduría General de la República para que enviara a los tribunales a los militares sedientos de riquezas. Pero sin duda alguna, que esos artículos de García Aybar en el Listín Diario que dirigía Rafael Herrera, le evitaron mayores dolores de cabeza al país.

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