Coctelera

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Buen día, viejo zorro. Para comenzar la semana laboral, congratulaciones a la señora Mercedes Castillo por su triunfo en la búsqueda de la presidencia del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), y muchos éxitos para la colega quien ya desempeñó esas funciones en el pasado reciente…

Otro palo de otra colega, la siempre bella Alicia Ortega, quien tiene de relajo los 411 del Quisqueya: la entrevista que hizo al director de Foreing Policy, señor Moisés Naim, a quien le darán funda por sus pronunciamientos que eso mandará madre. Ya usted verá. El señor Naim, venezolano de origen y quien reside en la capital imperial, se encuentra o se encontraba de visita en el país y se afirma que pasó vacaciones en la República de La Romana…

Foreing Policy, una acreditada revista, publicó en junio pasado un trabajo preparado por el Fondo para la Paz, en el cual colocaba a esta pequeña nación caribeña entre los Estados «fallidos». Naim, en su entrevista con doña Alicia, se encarga de poner en récord algo sabido: que el trabajo no fue hecho por Foreing Policy, sino que ésta lo acogió. Pero bueno, caro Magino, dejemos de lado toda estas vainitas y vamos al grano. En primer lugar, Naim se muestra «sorprendido» por el hecho de que aquí no haya un solo preso por cargos de corrupción. No nos queda más remedio que llamarle Moisés, El Sorprendido, y como Moisés al fin, colocarle en una cesta y ponerlo en el Chavón para que de un paseíto en el río a ver si deja las sorpresas y hacerse el pendejo de ladito…

Pero, amigo Magino, ¡cuántas verdades dijo este hombre, quien afirma que Dominicana es su segunda patria y cosuanitas por el estilo. Para comenzar viejito verde, Naim rechaza que la pobreza sea causa de delincuencia, y asegura que si eso fuera así, la India sería un Estado formado por delincuentes. El amigo Naim, al mostrarse sorprendido por la falta de «atención» a la corrupción, de hecho se agrega al preocupante resultado de la última encuesta Gallup-HOY, cuando solo un cuatro por ciento de más de 1,200 encuestados dio señales de que la práctica delictiva era algo mortificante. ¿Cree usted, caro Magino, que ese panorama es bello?…

Entiende el director de Foreing Policy que en el país la corrupción tiene que ser castigada, tiene que ser condenada. «La corrupción y la desigualdad», dijo con mucha propiedad, «son una bomba atómica política». Restó importancia a la vainita esa del «Estado fallido» y dijo, como tremendo francotirador, que debemos preocuparnos «por la desigualdad, por la corrupción, por la impunidad y por la delincuencia». Por estos juicios le darán jíbriga al amigo Naim, pues no se olvide que solo el mundo tiene su corrupto favorito. Aquí sucede una cosita de lo más que se yo: los dominicanos nos sentimos autorizados a enjuiciarlo todo y en todas partes. Por ejemplo, queremos dirigir la política exterior de los Estados Unidos, decir que deben hacer los halcones que gobiernan desde las orillas del Potomac. Queremos indicarle al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, cómo debe manejar su política petrolera y qué debe hacer, a lo interno, para gobernar a una oposición cada día más cavernaria. Nos sentimos autorizados a pedirle al dictador cubano doctor Fidel Castro Ruz que «liberalice» su régimen, aun cuando ponga en peligro su gobernabilidad…

Pero hay Magino de mis entrañas ¡Pobre de quién se atreva a cruzar fronteras o a gritar allende los mares que debemos hacer tal o cual cosa! En seguida vienen las acusaciones de intervención, de pro cónsul y más calificativos que el carajo…

Por esos motivos, Maginito querido, no dude usted que ya se estén preparando cañones para dispararle al señor Naim, pues éste ha cometido un pecado mortal en el palenque dominicano: ha expresado sus verdades sin temor alguno. Y mire, viejito charlatán, no sea usted pendejo, Moisés Naim no ha dicho mentira alguna ni se ha puesto al servicio de persona o institución alguna. El, simple y llanamente, ha dicho, con legítimo derecho, cuales son sus creencias. Y el periodista puede estar seguro que por menos preocupación que se muestra en sectores indolentes por la inercia a que se ha sometido la práctica, si en este país no se busca la forma de poner coto a la corrupción, en minimizarla, nada bueno nos espera. Para usted, que lleva récords, recuerde que en la Cuba pre Castro, de hecho, no había crisis económica y la social podía ser muy pero muy relativa. Sin embargo, la crisis política, motorizada por una corrupción rampante, corrupción que no conocía límites desde la cúpula a la base, condujo a la isla a un movimiento revolucionario que culminó con la victoria del doctor Castro Ruz el primero de enero de 1959, con todo y yankees a las puertas. Usted conoce el resto de la historia.

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