Coctelera

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¿Qué se reunieron Carlos Morales Troncoso y Amable Aristy Castro? ¿Y qué? Mire, Maginito, este país está lleno de gente mal pensada. Morales Troncoso es el canciller de la República y aliado del peledeísmo gobernante. El PRSC le expulsó de sus filas. Aristy Castro es el senador electo por La Altagracia, nominado por el PRSC y fue el artífice reformista en la Alianza Rosada.

Morales Troncoso ha hecho llamados para la ‘unidad’ del PRSC, pero el presidente de ese partido, Quique Antún, le contestó que nada tiene que responder, pues el actual canciller no es miembro del reformismo. Pero no hay duda alguna de que a don Amable se le mueve la recta. Y él sabe, de sobra, que en el PRSC habrá cositas. Además, viejo verde, ¿quién duda por aquí que Amable va a buscar la nominación presidencial por el PRSC para las elecciones del 2008? Por eso, el actual secretario de la LMD, si se le ofrece, habla hasta con un sordo y escucha hasta un mudo, pues está seguro que una nominación no podrá ser rosada sino coloradita…  Congratulaciones, mi querido Magino, para el amigo monseñor Agripino Núñez Collado, quien cubrirá un nuevo mandato en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). El obispo lleva treintaiséis añitos al frente del centro académico y se necesitaría ser muy mezquino para negarle sus méritos al frente de la alta casa de estudios, pues monseñor Núñez Collado ha sido un excelente gerente. La PUCMM es propiedad de la Iglesia Católica, según se entiende, y es la Conferencia del Episcopado la que recomienda o interviene para la designación del rector, que está a cargo del Vaticano. En las últimas semanas se hablaba de que había segmentos de la Iglesia Católica dominicana que entendía que monseñor Núñez Collado llevaba mucho tiempo al frente de la PUCMM y que era tiempo de relevarlo. Se decía, inclusive, que el asunto era dirigido desde el propio Santiago del obispo. Personas consultadas aseguran que monseñor Núñez Collado –quien no es un out fácil- se movió y se movió para atar cabos y llegó a realizar un viaje hasta el Vaticano, aun cuando dicho viaje fue calificado de ‘rutinario’ por gente que está cerca del obispo que ha participado en más mediaciones que Ellsworth Bunker, McGeorge Bundy y Henry Kissinger, todos ellos juntos. Hay quienes aseguran que monseñor Núñez Collado manifestó, al ganar la batalla, que éste será su último mandato, lo que provocó que un chusco, de esos que pululan por todas partes, se atreviera a decir: “Sí hombre, se va con Chito Asmar cuando éste deje la jefatura del Naco”…   Cuando se denunció que en los Estados Unidos se malversaron fondos recaudados para socorrer a los damnificados del Katrina y Rita, el mismo chusco comentó: “¿Lo ve usted”? ¡El que no sirve es el hombre! Y no me diga ahoga que un criollito se naturalizó gringuito para hacer las vagabunderías denunciadas”…   Si Estados Unidos ha perdido 2,500 hombres en la lucha armada en Irak, lo más probable es que tenga también 12,500 heridos, pues hay quienes calculan cinco heridos por cada hombre que pierde la vida. ¿Volvemos a los de Vietnam? ¿Los cementerios yankees llenos de tumbas con banderitas norteamericanas? ¡Lástima!…   ¿Que la tarifa eléctrica no subirá en lo que falta del año? ¡No jodas!…   Mire, Maginito, supongo que con el fallo dictado por la Suprema Corte de Justicia a su favor, no le fuñirán más la pista al comentarista Guillermo Gómez. Al menos, eso se espera…   ¿Por qué habrá gente tan obtusa que se opone a la construcción de una isla artificial frente al malecón de la capital? Esa sería la salvación del país por los dólares que traería, hasta para lavarlos en la misma isla, en adición a otras cositas productivas. En la construcción habría miles y miles de obreros haitianos trabajando. Se usarían materiales de construcción por pipá. El consumo de energía sería colosal y tendríamos aumentos en agua y teléfonos. El Estado no tendría que gastar allí un solo centavo. Su única participación sería la de proteger unos cuantos vagabundos y a cambio percibiría su boronita impositiva. Del lado de atrás de la isla, sin duda, podrían llegar pequeñas embarcaciones con grandes contrabandos y aunque los atrapen volverían a la carga. Es más, es esa isla, en el medio, podría levantarse la estatua dedicada al “contrabandista desconocido”. Como usted podrá ver, Magino querido, la isla artificial sería la salvación de la economía dominicana…

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