Coctelera

Coctelera

¡Hola, don Magino! Palmas para el presidente Leonel Fernández Reyna. Aunque sean palmas por haber cumplido con su deber. El jefe del Estado, de acuerdo a informes, ha descartado que su gobierno se ate a la Westmont con el asunto ese de la contratación de dos plantas de carbón para el parque energético dominicano, que producirían unos 600 megavatios. Se ha informado que el mandatario tomó en cuenta, básicamente, el descrédito en que cayó la Westmont con las denuncias de que sobornó funcionarios de Tanzania para dominar la distribución de energía allí, la cual, por cierto, encareció con timbalitos. De ser eso rigurosamente cierto, más palmas, todavía, para el mandatario, pues no se pueden correr muchos riesgos ya que quien soborna en Tanzania también lo hace en el Caribe atrasado y aprovechador…

Pero hay otras cosas, mi querido Magino, que de seguro tienen que haber llamado la atención al mandatario y son esas cositas de tomar un préstamo de 140 millones de dólares para pagar siete millones mensuales a la Westmont, durante los veinte meses que dure la instalación, dinero que, ya instaladita, la Westmont pagaría en suministro de energía, durante cinco añitos y con algo de interés. También, Maginito, la pendejada esa de la garantía de comprar el 50 por ciento de la producción de la Westmont. ¿Es qué, acaso, carajo, no hemos aprendido con la vagabundería que se estableció al contratar con John Smith cuando le hicieron al gringuito el costoso regalo convertido después en Smith and Enron? También debe haber influido el hecho de que el Banco Mundial sacó la alfombra a la operación. Finalmente. Maginito, aún cuando el mandatario no descarta que se instalen en el país unidades que produzcan energía a base del contaminante carbón, habla de que en el futuro habrá que licitar el asunto. ¡Más palmas, éstas aunque sean palmitas, por el pellizco que se le da al grado a grado y por el besito al concurso! ¡Carajo, con alguito debemos poner a gozar a Polón Muñoz! Y nuestro más sentido pésame, en este momento, a los deudos locales de la Westmont…

Me dicen, Maginito, que las ‘reparaciones’ o ‘adecuaciones’ o lo que sea, en el Palacio de los Deportes del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte costarán al Estado unos quince millones de pesos. ¿Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo! Entonces, Maginito, ¿fue un paño con pasta el que se le dio a la edificación para el montaje del baloncesto durante los Panamericanos del 2003? Ahora se cambian las luces por ‘deficientes’ y el piso de tabloncillo. ¿Todo eso después de recibir a la gente de la NBA? ¿Esos pobres norteamericanos jugaron con un piso «de segunda» y con fallas en las luces? Ojalá, Magino, que esta sea la última «reparación» que se le haga a la vaina esa. O, en caso contrario, que se destruya la vaina y se convierta el terreno en parqueo, disponiéndose, entonces, la construcción de otro Palacio de los Deportes, que saldría hasta más barato, si se le suma al costo las «adecuaciones», aún cuando aquí, al parecer, gustan tanto las «reparaciones». Espere la de los estadios de béisbol, que son anuales. ¡No solo de pan vive el hombre, sobre todo si el hombre vivo que en su diccionario eliminó la «m», para desconocer el mantenimiento»….

Me cuentan, Magino, que las compras de medicamentos por Promese se siguen haciendo por el librito, por la derecha y que por eso el escaso dinero que allí llega rinde lo que no rindió antes. ¡Así se hacen las cosas!. Pero sería bueno, viejito verde, que en otras áreas se vigilen mejor las cosas, pues aparecen unos concursitos para guardar las apariencias y por abajo está el grado a grado que manda madre. ¡Ojo pelao por más comisiones que vengan!…

¿Que se cogieron una acera en plena Lincoln y que los peatones tenían que tirarse a las calles aún cuando los vehículos pudieran romperle la parpatana? ¿Y qué? ¿Acaso no vivimos en un paraíso tropical en el cual usted se coge lo que no es suyo, invade aceras, calles, contenes y áreas verdes y el Estado para recuperar lo que es suyo, lo que es de todos, tiene que repartir dineros de los contribuyentes, mientras otras necesidades jamás pueden satisfacerse por falta de recursos? La verja colocada ilegalmente en la acera fue destruida por las autoridades pero, al mismo tiempo, se destruyó la acerca. ¿Quién paga su arreglo ahora? ¡Los mismos pendejos contribuyentes de siempre! ¡Y tanto que joden a Fidel y a Chávez! ¡Por algo será! ¿O es qué, acaso, usted se olvida de que hubo una vez un «bururú, batará, donde está Miguel y no precisamente en el Miguel en que usted está pensando de avivato?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas