Coctelera

Coctelera

El mayor general (r) del Ejército Nacional, el viejo amigo José Miguel Soto Jiménez, declaró que agradece su ascenso a general de brigada al periódico Hoy. Produjo su sorpresivo pronunciamiento durante un reciente almuerzo del Grupo Corripio de Comunicación Social. El ascenso ocurrió en la primera administración del presidente Leonel Fernández.

El antiguo alto oficial, secretario de las Fuerzas Armadas durante el pasado gobierno encabezado por el agrónomo Hipólito Mejía Domínguez, manifestó que se encontraba “en desgracia” por lo que llamó su apoyo al candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), doctor José Francisco Peña Gómez. Señaló que ante esa situación, el periódico Hoy reseñó su libro “La Fuerza Militar en la República Dominicana” y se produjo el ascenso…  Creo Maginito querido, que el general Soto Jiménez es excesivamente generoso, en su apreciación muy personal, de cuanto ocurrió. Este modesto diario carecía y carece de la fuerza necesaria para catapultar oficiales hacia el generalato. De haber contado con esa fuerza, viejo verde, otros pitcheos se recordaran en este juego o usted jamás me hubiera preguntado por cuáles motivos a Dámaso Pérez Prado le decían “Saco Largo”….  Al Coctelero se le enteró -en los difíciles días preelectorales de 1994- de la existencia de un movimiento militar formado por jóvenes coroneles y otros oficiales de menor rango, bajo la dirección de Soto Jiménez. El movimiento, eran los decires, se levantaría en armas si a Peña Gómez se le escamoteaba su llegada al poder en caso de ganar los comicios presidenciales de 1994. Todavía se discute si Peña Gómez fue el triunfador sobre el candidato presidente, Joaquín Balaguer, quien llegó a decirle al líder perredeísta que ellos habían “empatado”. Lo cierto del caso es que se creó una situación sencillamente intolerable y peligrosa, pero Balaguer maniobró con suma habilidad y Peña Gómez mismo evitó lo que pudo ser un levantamiento a su favor. El veterano estadista permitió, asimismo, la intervención de representantes extranjeros, encabezados por John Graham, para buscar una solución al limbo político que se creaba…q Es evidente que Peña Gómez contribuyó en la búsqueda de una fórmula política que paralizó la militar, pero al mismo tiempo conspiró contra sus futuros intereses, al favorecer que para escalar la presidencia se necesitaba el cincuenta por ciento más uno de los sufragios emitidos. La Constitución fue modificada al vapor y se proscribió la reelección -una medida muy positiva-. A Balaguer se le “redujo” el período a dos años, pero por esas cosas que ocurren aquí, los legisladores electos en el período recortado permanecerían cuatro años en sus cargos…  Balaguer gobernó de 1994 a 1996 y manejó con delicadeza a los militares, pues sabía, en realidad, la desatención que dominaba las Fuerzas Armadas. No fue vengativo con los militares que eran señalados como “peñagomistas” aunque tampoco entregó los mandos a esos oficiales. Soto Jiménez pudo capear el temporal, entre otras cosas, por ser doble ahijado de Balaguer y nieto del poeta y político Miguel Angel Jiménez, un viejo compañero de estudios del mandatario. En días que se que eran difíciles para el coronel Soto Jiménez, llegó a mis manos una obra de su autoría, “La Fuerza Militar en la República Dominicana”. Leí el texto con entusiasmo por los novedosos conceptos que emitía en relación al militarismo dominicano. Personalmente preparé varios trabajos relacionados con el libro -no recuerdo cuantos y autoricé su publicación en Hoy, única y exclusivamente por el valor periodístico que entendía que contenían. Si eso provocó el ascenso a general del coronel Soto Jiménez, me alegro muchísimo, pues hubiera deplorado que un joven y competente oficial fuera separado a destiempo de las filas castrenses, todo por el hecho de haber asumido sus obligaciones cuando las obligaciones le llamaban. No recuerdo con exactitud si Soto Jiménez fue, brevemente, subjefe del Ejército Nacional y luego prestó sus servicios como agregado militar en Washington. Peña Gómez, hasta donde tengo entendido, jamás le olvidó. Trató de protegerle durante el mandato de Balaguer de 1994-1996 y durante la propia gestión del presidente Fernández, quien llegó al mando cuando Peña Gómez no alcanzó el cincuenta por ciento más uno en la primera vuelta de los comicios de 1996 y luego fue vapuleado por Fernández con el respaldo de Balaguer y sus reformistas, quienes votaron en contra de su propio candidato. Soto Jiménez culminó su carrera en el gobierno de Mejía y el resto es historia

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