Coctelera

<p>Coctelera</p>

Se comprende, querido Magino, que en el país se produzca un alza en el costo operativo del transporte. Nadie duda de cómo se elevan los precios de los combustibles. Suben los aceites, las gomas, los repuestos, el mantenimiento de los vehículos. Se comprende que los dueños del transporte público de pasajeros quieran aumentar el costo de los pasajes, pero éstos prefieren que el gobierno les otorgue un subsidio, pues saben, de sobra, que la ciudadanía no va a reaccionar muy favorablemente a sus designios alcistas.

Se comprende que el gobierno, con más razón que el carajo, quiera hacer un estudio de factibilidad no solo en relación a la cuestión subsidio, en cuanto al monto se refiere, sino también para establecer quiénes van a ser subsidiados y a quiénes se pagará el citado subsidio si este es aprobado. Se comprende el pugilato que se libra, como dice un viejo amigo, entre la paciencia académica que reclama el gobierno y la prisa impositiva mostrada por los empresarios-sindicalistas….

Lo que no se comprende, viejito charlatán, es que un empresario-sindicalista, con una pedantería que no tiene madre, ría a mandíbula batiente y diga que coordinan paros por teléfono y tirando un dado, mientras que otro, tan pedante como el primero, también ría cuando recomienda que se use la bicicleta como medio de transporte. Lo que no se comprende es que existan salvajes que se atrevan a lanzar una bomba incendiaria dentro de un autobús repleto de obreros que se dirigían a sus centros de trabajo. Lo que no se comprende es que se incendie una guagua por el hecho de que a su conductor no se le pudo plegar al abusivo paro. Lo que no se comprende son las amenazas de que son objeto los choferes que desean trabajar para ganar honradamente su sustento y el de los suyos, sobre todo cuando saben que vividores del transporte tienen su menú asegurado…. Lo que no se comprende es que la autoridad del transporte soporte amenazas e incitaciones a subvertir el orden en caso de que se apliquen las leyes a los transgresores de las mismas. Y menos se comprende que esos “tigres” amenazantes se identifiquen públicamente, sacando la lengua a representantes gubernamentales que en otras situaciones son bien abusadores. Lo que no se comprende es que al jefe del Estado no le digan que es incorrecto que él se reúna con organizadores de paros y de huelgas, cuando tiene funcionarios por pipá para hacer eso. Lo que no se comprende es la insensatez que domina a los partidos políticos, a grupos de la llamada sociedad civil y a gente que cree que enredándole las cuerdas al gobierno va a sacar las ganancias de pescar en el río revuelto. Lo que no se comprende es que esa gente no sé de cuenta de muchas cosas que ocurren en esta América Morena, donde el liderazgo entró en crisis hace mucho tiempo -el liderazgo de partidos políticos- y un nuevo tipo de populismo se abre paso ante los cegatos que sólo velan por sus intereses. Se puede hasta comprender, con un gran sacrificio, que los transportistas de carga eleven en un 35 por ciento el valor a cobrar en infeliz coincidencia con el estallido de un paro en la movilización de pasajeros. Lo que no se comprende es que esa gente tenga el monopolio de la carga, como en los mejores días de los tronkistas norteamericanos que aplastó Robert F. Kennedy…. Lo que no se comprende, lo que no se concibe, mi querido Magino, es la pasividad del gobierno ante la irritación colectiva de  centenares de miles de personas que tienen que llegar tarde a su trabajo, que tienen que sufrir las molestias que ocasiona la falta de transporte. Lo que no se comprende, lo que no se concibe, es que el Estado tenga que pagar centenares de miles de millones de pesos al año en un enorme aparato represivo y de inteligencia que está para proteger a la ciudadanía. Se comprende, viejo Magino, que el gobierno quiera evitar la violencia pero lo que jamás se comprenderá es que se haya sentado a “dialogar” con empresarios-sindicalistas que no sometieron un pliego de condiciones sino más bien un programa de gobierno. Pero, Maginito, déjelo que sigan durmiendo de ese lado, que e’palante que vamos… ¿Qué las autoridades dominicanas no pueden detener la ola de robos de cables y luces del puente Juan Bosch? ¿Y qué? ¿No estamos, acaso, en la era de la globalización? Lo único que tenemos que hacer es importar autoridades por virtud del DR-CAFTA y san se acabó. A lo mejor agarran algún ladronazo con las manos en la masa, perdón en los cables, y lo siembran ahí mismo como si se tratara de una cepa de plátano. Y que me perdonen.

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