Coctelera

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Dígame  una cosa, mi querido Magino, ¿qué desea Haití para levantar la medida que prohíbe la entrada de pollos y huevos criollos a su territorio? Cabe esperar que en la mañana de hoy el gobierno dominicano se entere de qué significa eso de que Haití levantaría la prohibición «con ciertas condiciones» no especificadas.

El presidente René Preval recibirá esta mañana una comisión dominicana de «alto nivel», que preside el secretario de Agricultura, Chio Jiménez. Importa destacar que a la reunión asistirán los señores Ramón Quiñones y Max Millienn, representantes de la Organización de Sanidad Animal en nuestro país y Haití, respectivamente…

Para que  no sigan los mal entendidos, caro Magino, no es ocioso decir que Haití ha ejercido un legítimo derecho al dictar la prohibición que afecta a productores dominicanos y que golpeará a la siempre empobrecida sociedad vecina. Pero está muy claro que detrás de la prohibición algo mueven los haitianos para sacar alguna ventaja. El gobierno de Haití no se equivoca si considera que la prohibición, momentáneamente, daña a los productores criollos. Puede, sin embargo, que subestime a su propia gente, pues ya se siente la escasez de huevos y ha surgido un mercado negro que no hay que ser adivino para llegar a la conclusión de que es alimentado por dominicanos y haitianos a través de la frontera…

El gobierno  dominicano adquirió un millón de pollos y se espera que vaya en auxilio de los productores de huevos. De manera extraoficial se comentaba anoche que no se descartaba la posibilidad de explorar el mercado venezolano, sobre todo desde que fuentes gubernamentales fueron enteradas de que poderosos intereses haitianos han tocado puertas panameñas para adquirir allí pollos y huevos. De todos modos, caro Magino, ambos países se perjudicarían por el alza en los fletes, seguros y organización de embarques…

Los productores  de huevos y pollos habían disfrutado de un mercado que adquiría 30 millones de huevos al mes y un alto porcentaje de los pollos que consumen los haitianos. En la línea fronteriza se ha sentido la prohibición, de ambos lados, pero sin duda que los haitianos serán los más afectados, ya que se les ha informado que mercancías que nada tienen que ver con pollos y huevos no pueden entrar en Haití. No son ni dos ni tres los haitianos que se sostienen y ganan dinero con el comercio fronterizo, pues si bien traen mercancías que adquieren los dominicanos, aquí compran alimentos para llevarlos a su país. Este comercio informal mueve millones de pesos cada semana. ¿No será acaso, mi viejo Magino, que existen en Haití poderosos intereses deseosos de «formalizar» el comercio fronterizo? Prefiero creerlo así, pues de migración estoy seguro que no se hablará hoy con el presidente Preval.

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