Coctelera

Coctelera

Muy buenas, mi querido Magino. ¿Le dieron a usted bola negra en la ‘despedida de soltero’ que ofrecieron en Londres el bugato de Elton Jones? ¡Qué bueno! Jones casará con su viejo compañero David Furnish, de acuerdo con la nueva ley inglesa que permite el matrimonio entre los patos. Centenares de cundangos de distintas nacionalidades asistieron a la fiesta y la pareja contraerá nupcias en el ayuntamiento de Windson, donde casaron hace algún tiempecito el príncipe Carlos y su adorada Camila Parker Bowles. Como El Nacional tituló la información de la despedida de soltero con la leyenda «esto se j..», por aquí le vamos a regalar las letritas que le faltan a la j, para que usted lea jodió… Mi querido viejo, en el beisbol existen tres casillas muy bien conocidas por todos: C-carrera, H-hit y E-error. Ayer se decía en la Coctelera que se había importado un auto por el cual se pagaron unos 11.0 millones de los podridos, incluida la comisión cambiaria. Pues bien, Maginito, anote eso en la columna E y aplique, luego, la ‘doctrina Tres Patines’ de «si se mete la pata y se saca pronto, se queda bien». Un viejo y querido amigo, conocedor de asuntos relacionados con las Aduanas, me dijo que 11.0 millones en impuestos no los pagaba ni la importación de un helicóptero y me explicó, después, que en este caso específico se trata de la traída de un lujoso Bentley, inglés, como todos, de cuatro puertas y cinco pasajeros, valorado en 306,072.95 dólares, precio FOB unitario. Me señaló ese viejo amigo que convertidos a pesos podridos, Aduanas lo estimó en RD$10,079,049.74 como precio CIF bruto… Lo lindo del casito es que la importación no pagó un sólo centavito a manera de impuestos, pues el lujoso vehículo vino consignado al señor Luis Wellington Mejía Cáceres, diputado del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) por Monseñor Nouel (Bonao) y en la planilla de liquidación sólo se hizo aparecer la suma de RD$12,000 como multa por no haberse procurado la factura consular. Como bien sabe usted, mi querido Magino, los legisladores decidieron, hace muchísimo tiempo, asignarse la importación de dos vehículos por período, libre de toda clase de impuestos. Esas ‘exoneraciones’, en gran medida, son vendidas por los legisladores a terceras personas, pero la importación viene a nombre del diputado o senador beneficiado con la exoneración y así se queda la cosita. No sé si todavía rige aquella disposición de que la responsabilidad civil es patrimonio de la persona a nombre de la cual figura la matrícula. En este caso específico, mi querido Magino, no se puede afirmar que el auto sea propiedad del diputado Mejía Cáceres o si el mismo fue vendido tiempo ha, a una tercera persona. El Bentley no es una pendejadita. Es un auto que se fabrica por encargo, nunca por serie. Como el Rolls Royce es producto supremo. El amigo vinculado a las Aduanas me dijo que en el país deben circular unos autos Bentley, y que todos han entrado sin pagar impuestos, por virtud de exoneraciones a legisladores. Como sé que usted es mal pensado, viejo verde, permítame decirle que en la operación todo es completamente legal, pues es autorizado por una ley vigente. Y se acabó… Las ‘organizaciones’ que, de hecho, desafían la decisión de la Suprema Corte de Justicia en relación con el asunto de la nacionalidad de los hijos de haitianos indocumentados que nacen en el país, no le hacen ningún servicio a la causa que dicen defender. ¡Carajo!, pero es que hasta un fallo del más alto tribunal dominicano tiene que someterse a la conveniencia de los dominicanos y haitianos que se consideran ya hasta por encima de la ley!, Maginito, sabíamos que eso vendría, y por eso le decíamos que el gobierno tiene que tener los pantalones bien apretados a la hora de tomar decisiones. ¿O es qué se va a tolerar que sea una comisión de la OEA la que gobierne este país, la que decida qué se debe hacer y qué no se debe hacer? No me fastidie usted la pista y proceda en defensa permanente de la soberanía nacional. Y si alguno o algunos quieren largarse, pues al carajo con ellos, sean quienes sean.

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