Coctelera

<p>Coctelera</p>

Buen día, caro Magino. Para comenzar el dialoguito de hoy, vamos a recordarle que el Norte bravío y abusador, el mayor consumidor de drogas en el planeta, considera que nuestro país es un “puente” para el tráfico de estupefacientes hacia los Estados Unidos. ¡Qué timbales! Por eso el mayor general R. Rodríguez Ferreiras, jefe de la Dirección Nacional de Drogas (DNCD) no se muestra sorprendido y dice, en cambio, que el Caribe es un “mar abierto”. Y aquí suelta un tremendo torpedo que ojalá aterrice en las orillas del Potomac: cuando vecinos confrontan problemas y deciden levantar una verja, la verja la costean entre los dos.

 ¡Más bien dicho que el carajo! ¿O es qué se pretende que para evitar que los narcóticos lleguen a Estados Unidos, vía dominicana, este pobre país tenga que gastar parte de su presupuesto en la compra de aviones, barcos y otras pendejadas que, por cierto, los gringuitos fabrican en cantidades industriales? Y si usted no está satisfecho con las declaraciones del general Rodríguez Ferreiras, un correcto y nacionalista oficial de Inteligencia, refiérase al combatido y combativo secretario de Interior y Policía, doctor Franklin Almeyda Rancier, quien dice, sin rodeos, que los norteamericanos no ofrecen a esta nación la ayuda suficiente para combatir el narcotráfico….   Desde Londres recibo una amable misiva que me envía el viejo amigo y colega licenciado Aníbal de Castro, nuestro embajador en los predios de doña Isabel. Aníbal me refuta juicios externados por la Coctelera de hace algunos días, en la cual se da a entender que respaldo la disposición de la Junta Central Electoral (JCE) que fija en 500 dólares los honorarios a cobrar a las parejas de extranjeros que se casen en el país. Mire, mi querido Magino, creo que debo hacerme una autocrítica por algunos juicios externados sobre el particular, pero es que a veces -y eso no debe pasar nunca- uno toma cuerda ante las exageraciones de grupos interesados. Se hace muy cuesta arriba creer que 90,000 parejas de extranjeros contraen nupcias, cada año, en esta pequeña república bananera. Aníbal me informa que el año pasado, 1200 parejas de ingleses se casaron aquí -un número razonable- y que un promedio de quince acompañantes puede sumarse a cada matrimonio. El embajador me participa que desde que se anunció el aumento “la embajada ha sido bombardeada con quejas, críticas y cancelaciones de viajes”. El culto embajador quisqueyano me participa haber conversado sobre el particular con el presidente de la JCE “y su receptividad anduvo a tono con su hombría de bien muy buena”. No dudo un solo instante, que Julio César Castaños buscará una solución satisfactoria. Ni modo, Magino, a invocar a José Candelario: cuando se mete la pata y se saca pronto, se queda bien. Pero que desde sectores interesados también se recuerde que la lengua es el peor castigo del cuerpo…  

 Tenemos, entonces, que tras el desguabinamiento del señor Marcos Montilla, cuñado de Danilo Medina, de la posición de cónsul en Nueva York, se abre allí una puerta para la entrada de los mariachis, pues no es verdad que el nuevo cónsul, Eduardo Selman, dejará de cantar “Cucurrucucú, Paloma”. Y a lo mejor ahora lo hace también en inglés…   Adorado Magino, por fin el gobierno pone sobre el tapete el asunto ese de los multiusos contratados con una cosa que se denomina Child Safe Products. Ahora se indica que los multiusos serán concluidos en un período de diez meses. El secretario Felipe Payano hizo el anuncio durante una conferencia de prensa, en presencia de las partes interesadas. Los 115 multiusos se construyen con un crédito de 61.6 millones de dólares contratados por la administración del presidente Hipólito Mejía.

El crédito fue otorgado por un banco de Baltimore con el aval del Banco de Exportación e Importación (Eximbank). El dinero restante, poco más de siete millones de los verdecitos, sería aportado por la firma beneficiada con la construcción de los multiusos.

 El secretario Payano dijo, y en eso el Coctelero le respalda, que su misión era resolver problemas y no enlodar reputaciones. Por cierto, viejo querido, también dijo Payano que ahora va a investigar lo de las construcciones realizadas con créditos venezolanos a través del Acuerdo de San José, previo a los Juegos Panamericanos del 2003. ¡Hace muy bien el funcionario, pues los créditos podrán ser todo lo blando que se quiera, pero a la larga tendrán que ser pagados por los pendejos contribuyentes…   Viejo Magino, un vocero de la Farmacia Mella expresa que el Prolopa es un medicamento que la Roche produce para los enfermos aquejados del Mal de Parkinson. El frasco de treinta unidades cuesta 1,300 pesos en los laboratorios importadores. Hasta allí, todo está muy bien. Pero ahora se revela que ese medicamento es falsificado en el extranjero y traído aquí por desalmados, a quienes les importa un carajo la salud de los enfermos. ¿Estamos?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas