Coctelera

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¿Cómo está mi querido Magino? Dígame que muy contento con la derogación del decreto que dictó un nuevo reglamento para regir los espectáculos públicos, la radio y la televisión dominicanas. Esa derogación deja “vigente” la otra gran basura que es el reglamento 824, un jodido instrumento que llega al colmo de hablar de “países amigos”, como si los hubiera también enemigos.

Desde luego, Maginito, mientras el hacha va y viene, dizque descansa el palo. Y se confía que a ningún comisionado se le ocurrirá invocar el 824 mientras se busca una forma razonable para modificar o sustituir esa vaina. Después de todo el escándalo, de innecesaria provocación, palmas para el consultor jurídico, el pariente César Pina Toribio, pues se hizo una auto-crítica por el asunto del reglamento derogado, mostrando humildad en vez de arrogancia y prepotencia…

Bien, don Magino, ¿qué pasará hoy en la corte en la cual se ha fijado audiencia en el bout Vincho-Hernani? ¿Mantendrá Hipólito su decisión de no acudir a la cita que se le ha formulado? ¿Recapacitará y se presentará? ¿Se dictará orden de conducencia? De lo que me atrevo a apostar es que el juicio se pospondrá. ¿Se buscará la mediación de don Agripino en esto también? Espere los próximos capítulos de esta tragicomedia dominicana, capítulos que parecerán escritos por una clonación de Mark Twain y William Shakespeare?…

The Sun, inglés y del multimillonario Rupert Murdoch, dio “un palo” al publicar una foto del antiguo dictador Saddam Husein en calzoncillos, desnudo de la cintura hacia arriba. De más está decir que el periódico inglés tiene buenas conexiones con los gringos hasta el punto de que aceptó la sugestión yankee para no revelar el sitio donde Husein está detenido a la espera de un proceso del cual va a salir muy mal parado. Se especula que los yankees patrocinaron la publicación, para mostrar a los iraquíes que su antiguo mandatario es un hombre destruído, un anciano sin poder de especie alguna. Mire, Maginito, siempre he creído que Saddam fue un cruel dictador, pero es claro, muy claro, que las fuerzas del Tío Samuel se han dedicado a humillarlo a más no poder y para deponerlo invadieron su nación, esgrimiendo puras mentiras, como se ha probado hasta la saciedad…

Hoy, viejo vagabundo, Estados Unidos es sometido a severas críticas por todas partes, pues la gente se pregunta, ¿qué hacen lo yankees en Irak? ¿Es justo que familias norteamericanas pierdan sus jóvenes hijos en una guerra que no es la suya, en la cual no se juega el destino de la tierra de Jefferson? Saddam alardeaba mucho, como hacen todos los dictadores, pero se ha demostrado que Bush y su mariachi mintieron a su pueblo y al mundo, cuando le acusaron de poseer armas de destrucción masiva. Saddam tenía un ejército que tiene que haberse dispersado y hoy debe estar repartido por toda la geografía iraquí. Entre ellos están esos hombres que los norteamericanos llaman “insurgentes”. Son muchas las vidas que se pierden en Irak, vidas iraquíes y vidas norteamericanas. Eso, en verdad, no tiene razón de ser. Los iraquís, Maginito, no son insurgentes. Son hombres que están en su propio país y que defienden el derecho a que su nación sea libre. Los intrusos son otros…

Mire, viejito vagabundón, desde hace días estoy por comentarle algo en relación a las declaraciones del viejo asesino y general Contreras, de Chile, el jefe de la tenebrosa Dina durante el régimen tiránico del general Augusto Pinochet, quien dizque acaba de sufrir un desmayo que obligó a hospitalizarle. A lo mejor se desmayó al recordar la tanta sangre derramada, sangre que no es la suya como se debe pensar. Los relatos de los crímenes hechos por Contreras confirman lo que todo el mundo sabe: que Chile estuvo en manos de un asesino despiadado. Pero algunas gente quieren hacernos ver que ese fue el precio que Chile debió pagar para su “recuperación económica”, asesorada por los famosos “Chicago Boys”. Lo único lamentable es que alguno de esos admiradores fervientes del carnicero sudamericano no hubiera aportado un hijo para saciar la sed de sangre de la gente que se prestó a derrocar el errático gobierno socialista de Salvador Allende para “salvar a Chile” de las garras del ex ateo y disociador. ¡Cuánto se lamenta que todavía tanta gente apoye los asesinatos creyendo que con eso se solucionan problemas!

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