Coctelera

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Mi muy querido Magino, la declaración formulada por el presidente Leonel Fernández en Nueva York, y no en el chiquito, confirma lo que todo el mundo sabía en este país aún cuando nadie lo había dicho de manera oficial: fue él, el mandatario, quien dio máquina hacia atrás a la citación formulada por el fiscal del Distrito Nacional al expresidente Hipólito Mejía.

El fiscal, reiteradamente, expresó que la decisión de retirar la cita fue suya, algo en lo que nadie creía. Bien, Maginito, desde el principio le dije que eso de la independencia del fiscal para muchas cosas es pura teoría, pues la práctica indica —y no sin razones de peso— que las medidas dictadas por ese funcionario ‘judicial’ que tengan repercusiones políticas, deben ser consultadas, previamente, con el jefe del Estado. De acuerdo a las normas legales dominicanas, el fiscal, el Ministerio Público todo, es designado por virtud de decreto del Poder Ejecutivo. Precisamente para tratar de garantizar la independencia del fiscal, en todos los niveles, es que se ha sugerido, en más oportunidades que el carajo, que ese funcionario nunca sea nombrado por medio de un decreto. Pero a la hora de la verdad, nadie renuncia la finquita. Quienes protestan por la intervención del Ejecutivo en la decisión del fiscal puede que tengan la razón en teoría, sin embargo, es muy posible que dado el medio criollito, sean muy poco pragmáticos. En cuanto al fiscal se refiere, sin duda alguna que Tony Peña acaba de darle un ejemplo a seguir cuando se pierden juegos en sucesión…

Mire, Maginito, eso de anular un contrato por el hecho de haber sido suscrito en la pasada administración, con el simple alegato de que “me da la gana”, merece un picazo inaugural. Y eso de resistirse a pagar una obra porque quien la realizó a entera satisfacción de los entrantes, argumentando que el constructor y sus compañeros “son perredeístas” no es más que un vulgar atropello. Seguiremos informando cosas del ‘comesolismo’…

¿Que fue el presidente Leonel Fernández quien autorizó al secretario de Obras Públicas a firmar un contrato con la empresa Dekolor para la confección de la licencia destinada a conducir vehículos de motor? ¡Oh, Magino, la penicilina ha sido descubierta y para el carajo con la memoria de Alexander Fleming! Los defensores del contrato, que no se ha publicado, afirman que el gobierno no invertirá un solo centavo. Que la generosa empresa hará todas las inversiones, y que transcurrido un plazo, los equipos pasarán a ser propiedad del gobierno. Lo que no se ha dicho es cuanto costará la nueva licencia, ahora expedida por cuatro añitos. Su costo es de poco más de doscientos de los podridos. Y las malas lenguas ya dicen que la renovación o expedición por Dekolor costaría alrededor o poquitito más de ochocientos tutuluses. Hay expedidas por estos lares y solares poco más de dos millones de licencias. Haga usted sus cálculos y joda poco…

Me dicen por ahí que Euclides Gutiérrez todavía está como el diablo con algunos compañeros que toleraron que el socialista norteamericano Eric Chester trapeara el piso con Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, nada menos que en el recinto de la Fundación Global. Se asegura que sólo un nieto del profesor Bosch puso “en su puesto” al conferenciante gringo. El morenito peledeísta que fue compañero inseparable de Bosch durante largos años, ha dicho que eso no se queda así, pues él entiende que tanto Bosch como Peña Gómez merecen respeto. Euclides será controversial, jodoncito hasta la enésima potencia, pero es un hombre de una coherencia tremenda y no conoce el miedo…

Vamos a apoyar a Promese y vamos a exigir que allí las cosas, siempre se hagan bien. Promese es la única vía visible para llevar medicamentos a precios razonables a las personas de escasos recursos económicos. Es imposible, para esas personas, enfrentar los costos de los medicamentos “de marca”. Conozco un reputado cardiólogo, con más de medio siglo de ejemplar ejercicio profesional, quien me dice que se vuelve “medio loco”, a la hora de indicar medicamentos a sus pacientes de escasos recursos, pues trata de que adquieran productos que contribuyan a mejorar la salud y que sean de alcance a sus magros presupuestos. Los genéricos ayudarán mucho, aún cuando los jureles de los grandes capitales se opongan. Eso sí, a quienes tratan de que Promese sea un ente verdaderamente beneficioso al país, que tengan los ojitos bien abiertos, pues entre los capitalistas siempre hay algunos que cuando no corren, vuelan que eso es un gusto.

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